A tiro de piedra: El home port y el discurso hotelero

El turismo es una industria de futuro que no teme a los cambios

Michelle Bachelet

Por Julian Santiesteban

El sector turístico se ha dicho siempre sobre regulado, los empresarios se quejan de una enorme carga impositiva y ahora en voz de los hoteleros de Cancún, Roberto Cintrón Gómez, han levantado la voz en contra del home port que operará a partir de Semana Santa en Puerto Morelos, aduciendo contradictorios discursos que van desde la baja en la ocupación hotelera, hasta la masificación del turismo, pero la negativa simple y llana, es a la competencia.

Ciertamente, la directora del Parque Nacional Arrecifes de Puerto Morelos, María del Carmen García, advirtió que la construcción de un home port en esa zona afectará la barrera arrecifal y eso amerita cárcel; situación que deberán observar los empresarios que desarrollen el proyecto que, de acuerdo a la secretaria de Turismo estatal, Marisol Vanegas Pérez, cuenta ya con los permisos, cuya responsabilidad de emitirlos es del gobierno federal, pero además manifestó su beneplácito por los que llamó “proyectos legalmente constituidos.”

Según la funcionaria estatal, el beneficio sería también para los hoteleros, pues generaría ocupación hotelera previa al embarque por parte de los turistas, pero Cintrón Gómez asegura en contraparte que se generaría desocupación en los hoteles, por la operación de la empresa Capri Cruise, que cubriría la ruta de Puerto Morelos a Cuba y otras islas del Caribe.

Contradictoriamente, la presidenta del Consejo Coordinador Empresarial, Inna Germán, ha aseverado que la operación de un home port en Puerto Morelos ocasionaría una masificación del turismo, lo que dañaría el concepto turístico que se fomenta en ese sitio, con restaurantes y hoteles pequeños. Como se observa pues, aunque hay una oposición en apariencia generalizada, los argumentos parecen no sólo diferentes sino hasta encontrados.

Ahora bien, con respecto al sector turístico hay muchas aristas que parecen necesarias de regular, entre ellas la reiterada utilización de las llamadas empresas “pagadoras”, las cuales posibilitan la evasión fiscal mediante el esquema de subcontratación de empleados, a los cuales además no se les entregan las prestaciones que debieran recibir, pero sobre eso los hoteleros –esos mismos que se quejan de la carga impositiva- no han señalado nada, cuando el Sistema de Administración Tributaria desde 2016 señaló que anualmente se evaden mil 520 millones de pesos, principalmente los hoteles “todo incluido.”

Y a propósito, también desde hace más de una década diferentes organismos locales y nacionales han demandado la regulación de los “todo incluido”, porque su forma de operación, señalan, afecta a empresas como las restauranteras, y sobre eso no han hecho posicionamiento alguno los turisteros. Para mayor referencia, en febrero de 2013, la entonces senadora, Luz María Beristain Navarrete, ingresó una propuesta que fue aceptada como iniciativa hasta marzo del presente año y que, por cierto, se quedó sin aprobar, para que los “all inclusive” no obstaculicen el desarrollo de cadenas productivas, sino que posibiliten el desarrollo de todo el sector económico ligado al turismo.

Así, ejemplos de resistencia al cambio hay muchos, de cerrazón a la competencia y al mantenimiento de condiciones que favorezcan sólo a un parte de los diferentes sectores; el más reciente en lo local fue la intención de Uber de prestar servicio de transporte, ante lo cual los sindicatos de taxistas se opusieron y ganaron en gran medida; faltará ver al final si el gobierno local no modifica su postura, dejando intocados a los “señores del dinero.”

COMENTARIO MORBOSO

En una informal –y muy exitosa, por cierto- comida convocada en Chetumal, la capital quintanarroense, por el colega Rubén Vizcaíno Aguilar, el senador de Morena por la entidad, José Luis Pech Várguez, habló franco con respecto a la tarea que le espera en la máxima tribuna del país, pero también sobre el devenir político local que, advierte, viene fuerte para 2019.

Ahí, el legislador puntualizó que no ha habido instrucción alguna, ni del partido ni del futuro gobierno, para que los representantes de Morena marquen distancia del gobierno de Carlos Joaquín González, aunque recalcó que la competencia el próximo año por el Congreso local será real y su partido impulsará a sus propios cuadros, cuidando siempre de mantener las directrices definidas por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, entre ellas que no haya “herederos” que lleguen a las candidaturas por mera relación familiar con los que han ayudado a construir lo que será el nuevo régimen nacional.

La aclaración hecha por Pech Várguez es fundamental porque comienza a dibujar el esquema en que serán asignadas las candidaturas por las diputaciones locales en 2019, pero además porque no se entendería la reciente reunión de López Obrador y Joaquín González, en el marco de la gira de agradecimiento del futuro mandatario federal, en la que hubo coincidencias públicas, por ejemplo, en los programas de seguridad instrumentados en la entidad, y cuando apenas el gobernador quintanarroense ha anunciado la cercanía con gobiernos municipales de Morena, para apoyar a mejorar la imagen pública de ciudades como Chetumal, donde gobierna el morenista Hernán Pastrana Pastrana.

Así, Pech Várguez cerró las especulaciones sobre el tema, y lo interesante será ver ahora el rumbo que toman, por lo menos discursivamente, los grupos morenistas que insisten en hacer del golpeteo político una estrategia para mantener vigencia pública, porque queda claro que en la competencia electoral del próximo año la lucha será encarnizada, pero no por consigna o instrucción, sino por contraste de proyectos; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

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