Guillermo Robles Ramírez

Austeridad, no es sinónimo de carencia

En el nuevo gobierno federal se habla mucho sobre el tema de austeridad o mejor dicho el plan de austeridad que está manejando Andrés Manuel López Obrador, viene por primera vez en la historia de la política mexicana de una manera congruente.

En el pasado cada vez que en un gobierno federal se manejaba este término, siempre era para que los mexicanos se pusieran a temblar, pero sobre todo aquellos prestadores de servicios para las instituciones de gobierno era definitivamente un problema.

Bajo el concepto de austeridad era como caminaban muchos gobernadores y alcaldes del país para hacer más negocio extorsionando a los proveedores de sus gobiernos bajo la bandera “austeridad”, pero pagando un derecho o comisión por debajo del agua todo se quedaba igual.

La bandera de la austeridad solo era manejada por gobernadores en donde había menos inversión y/o crecimiento en infraestructuras y programas sociales, pero incongruentemente éstos crecían más de manera descarada con inmuebles o cualquier tipo de empresas en las que eran secretos a gritos, pero por temor a represalias no se denunciaban ni en medios de comunicación.

La congruencia del plan de austeridad del gobierno de López Obrador va enfocada a acabar a los excesos de funcionarios públicos, así como de instituciones gubernamentales que tenían un cero de calificación por inoperables.

Ahí tenemos los sueldos ostentosos de magistrados, entre otros funcionarios, al igual que aquellos que ganaban en el los consejos electorales que a manera personal no los desquitaban pues solamente funcionaban en tiempos de elecciones y el resto de los años, la pregunta del año era ¿en qué lo desquitaban?

En el caso de jueces federales y magistrados cuyos sueldos eran justificados para evitar ser sobornados, al final del día los mexicanos se daban cuenta que seguían siendo corruptos pues quienes tienen poder no tienen límites y aunque no se pudiera comprar lo dicho es el sentir de los muchos mexicanos ante lo evidente, así que también sale sobrando sueldos exorbitantes.

El mecanismo político ya estaba muy deteriorado pues cada vez que un Presidente de México, anunciaba plan de austeridad, los descaros de robo y sinvergüenzadas de vida ostentosa siempre salía a luz pública. No falta el político que antes de serlo era un total fracasado para los negocios y posteriormente por arte de magia estando en el poder se convertían en exitosos empresarios, pero eso sí, con dinero del pueblo.

Al menos en Coahuila así se manejó la administración pasada y con la ley mordaza a los medios de comunicación para tener que callar tanto, pero los cambios siempre son buenos puesto que en este nuevo gobierno con Riquelme no existe ese tipo prácticas, pero sobre todo saneando la imagen institucional de gobierno de Coahuila.

Ahora cuando el Presidente de México, habla de plan de austeridad es la primera vez que un gobernador coahuilense como Miguel Riquelme Solís, habla sobre más crecimiento en obra social e infraestructura.

Desde antes de su Primer Informe, así como días después se le escucha en sus discursos un positivismo, pero sobre todo optimismo y seguridad de mayor crecimiento en todo, y siendo congruente con lo que el nuevo Presidente de México está haciendo sin pensar primero en la ambición y la enfermedad del poder que nunca tiene llenadera.

Con la simple formula de estar trabajando y contar con un buen equipo de trabajo, y conforme camina el tiempo apretando tornillos para eliminar viejas prácticas que solamente beneficiaban los bolsillos de unos pocos y casualmente la clase política.

Ahora sí que también anunciado por parte del gobierno federal que habrá mayor ingreso a las arcas municipales y estatales del país, para que no quieran aquellas autoridades caminar como lo hacían antes que solamente se la pasaban llorando “no hay” y “austeridad” con los proveedores, pero por otro lado haciendo negocios con amistades para ser sus propios prestadores de servicios con empresas nuevas.

Es muy grato saber que, en Coahuila, se acabaron las malas practicas que muchos de sus antecesores municipales, así como gobernadores solían hacer y que los coahuilenses empezaban malamente a costumbrase o buscar en otras entidades una oportunidad de trabajo, pero otros mejor lo buscaron fuera del país. Ahora sabemos que austeridad no es sinónimo de carencia para el pueblo, sino todo lo contrario, es quitar viejas prácticas para hacer llegar más dinero a la gente. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria “Antonio Estrada Salazar” 2018) www.intersip.org

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