AUTOVICTIMIZACION: NUEVA PLAGA SOCIAL

La situación mundial de inseguridad y violencia que a diario describen los medios de comunicación tiene un componente imaginario, llamado autovictimización, que linda con la paranoia y que empieza a preocupar a los especialistas en psicología y sociología.

La paranoia es un término psiquiátrico utilizado para definir un tipo de sensaciones angustiantes, como la de estar siendo perseguido por fuerzas incontrolables o de ser el elegido para una grave misión, como la de salvar al mundo. Ese delirio de grandeza explica la conducta de algunas personalidades dictatoriales o mesiánicas de la historia.

Los paranoides procuran evitar una acción que en el fondo desean, imaginando que en la realidad les causará daño. Similarmente, o quizás en la versión “light”, la persona que se autovictimiza trata de demostrar que su causa es justa para obtener el apoyo incondicional de otras personas. Los autovictimizados necesitan crearse un victimario para conservar sus privilegios.

En opinión del escritor y académico guatemalteco Mario Roberto Morales, esta táctica forma parte de la agenda de muchos de los llamados «nuevos movimientos sociales», en especial las ideologías multiculturalistas que buscan la dominación, imitando cada vez más a sus verdugos.

La autovictimización resulta útil para recibir asistencia, dinero, apoyos y solidaridades incondicionales. Permite evadir la discusión racional y científica, sustituyéndola por la emoción. De ahí que sea mucho más fácil y cómodo para un autovictimizado y para sus solidarios acusar a alguien de racista, sexista o discriminador que discutir los hechos concretos que lo llevan a esa conclusión.

En nuestra actualidad nacional hay múltiples ejemplos del uso y abuso de las tácticas de autovictimización. Muchos comentaristas y locutores, mercenarios del sistema, inducen la opinión de grandes masas de población para hacerles sentir víctimas de quienes protestan en las calles, pero no de quienes provocan las protestas.

En el campo contrario también se encuentran multitudes de adeptos a corrientes políticas, quejosos de los llamados cercos mediáticos que impiden la difusión de sus ideas pero que, autovictimizados, sistemáticamente impiden la libre información de sus acciones.

Un caso notable y sobresaliente es el que protagoniza el equipo de comunicación de
Andrés Manuel López Obrador. Desde los tiempos del desafuero orquestado en su contra por Vicente Fox, entonces presidente de la República, su queja recurrente ha sido por la falta de espacios en los medios de comunicación, sin embargo, y quizás en una estrategia de autovictimización, el verdadero e insalvable obstáculo para efectuar todo tipo de entrevistas y reportajes es su encargado de prensa César Yáñez.

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