DERECHOS HUMANOS E INCERTEZA JURÍDICA

La semana pasada preguntaba: ¿Cómo explicar la proliferación particular de las normas de derechos humanos (DDHH)?

Según el citado reporte EL PELIGRO DE LA PROLIFERACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS. AL DEFENDER LA LIBERTAD, MENOS ES MÁS, el proceso obedece a dos vertientes: (1) en parte por los grupos de presión bien intencionados y (2) en parte por las defensoras y los defensores internacionales de derechos humanos, algunos gobiernos nacionales y las tecnocracias de las organizaciones internacionales.

Sin embargo, para los autores del reporte, Jacob Mchangama (Danés, Director de Freedom Rights Project) y Guglielmo Verdirame (Italiano, autor de LA ONU Y LOS DERECHOS HUMANOS. ¿QUIÉN VIGILA A LOS VIGILANTES? 2011) la verdadera bestia negra del fenómeno de la proliferación legislativa en materia de DDHH es una agenda siniestra e inconfesable de los estados no liberales que tratan de estirar la norma de DDHH para esconderse detrás de ella e incluso la han utilizado para lanzar ataques políticos exitosos contra los estados liberales. Veamos.

Dicen los autores que a estas naciones les ayuda, por omisión, el que denominan “frecuentemente disfuncional” Comité de Derechos Humanos de la ONU y dicen que además el Consejo de Derechos Humanos, a pesar de que no puede adoptar tratados o aprobar resoluciones vinculantes, es un foro importante para el desarrollo de nuevos estándares de DDHH y dar forma al discurso internacional en la materia. A juzgar por el respeto de los DDHH, sus miembros abarcan un amplio espectro, desde las democracias hasta las tiranías.

Mchangama y Verdirame comentan que estados clasificados como «libres» por Freedom House tienen un enfoque robusto respecto de los derechos humanos denominados de primera generación, como a la libertad de expresión y a no sufrir tortura. No obstante, dicen, aunque estos países no se oponen necesariamente a lo que se llaman derechos de segunda generación (que incluyen asuntos de  calidad de vida, como la vivienda y la salud) con frecuencia son escépticos sobre los derechos de tercera generación, pues abarcan “derechos mal definidos” que protegen intereses colectivos en lugar de individuales (como el derecho al desarrollo, el derecho a la solidaridad internacional y el derecho a la paz).

Se duelen que, por el contrario, Estados clasificados como «parcialmente libres» y «no libres» se han convertido en los principales defensores de ese tipo de derechos. Para la mayoría de ellos, por supuesto, en la práctica estos compromisos significan muy poco, ya que los países que no se adhieren al imperio de la ley en casa rara vez se toman en serio las obligaciones jurídicas internacionales. Sin embargo, al presentarse como adalides de estos nuevos DDHH, tratan de restarle estatura moral de la de la que gozan los estados liberales y reforzar su propia legitimidad política interna y regional.

Los autores del reporte nos proveen de un ejemplo demoledor: en la sesión de junio del Consejo de Derechos Humanos, Cuba patrocinó con éxito resoluciones en materia de derechos de tercera generación en la forma de dos resoluciones: Derechos Humanos y de la solidaridad internacional y la promoción del derecho a la paz.

La primera resolución, en parte dirigida a hacer de la ayuda para el desarrollo un «derecho humano para los Estados”, fue aprobada con 32 votos a favor y 15 en contra. Vea los números desagregados de la votación: de los 32 Estados a favor, sólo diez eran «libres» (ninguno de ellos occidental), 15 fueron «parcialmente libres», y siete más, entre ellos Etiopía y Mauritania, se clasifican como «no es libre.» Con la excepción de Moldovia («parcialmente libre»), los 15 países que votaron en contra fueron «libres» (los estados europeos acompañados por los Estados Unidos, Japón y Corea del Sur).

Ofrecen otro ejemplo con el Examen Periódico Universal, un examen de DDHH al que todos los estados miembros de la ONU tienen que someterse cada cuatro años y medio. Informan que en 2009, nada menos que un violador de los DDHH como Corea del Norte recibió elogios por parte de Cuba, Irán, Rusia y Siria por trabajar «para consolidar una sociedad socialista y justa, que garantice la igualdad y la justicia social.» En mayo de 2013 Corea del Norte y Sudán a su vez alentaron a Cuba a «trabajar a través del mecanismo de las Naciones Unidas en el desarrollo progresivo de la tercera generación de derechos humanos, en particular el valor de la solidaridad internacional.»

Indignados, Mchangama y Verdirame advierten que esta noción “ampliada y diluida” de los DDHH permite a los estados no liberales cambiar el enfoque de las libertades fundamentales por derechos conceptualmente vagos que no imponen obligaciones concretas a los Estados y así, dicen, relativizan las violaciones de derechos humanos, que fácilmente se pueden desmembrar argumentalmente y desechar cuando es políticamente conveniente. Es decir, los elogios que los Estados autoritarios se prodigan entre sí por supuestamente defender los nuevos, vagos y abstractos DDHH son por ello no solo retórica vacía, sino que les puede generar beneficios políticos reales en la arena internacional.

Sobre lo que la comunidad internacional de DDHH ha hecho frente a esta circunstancia escribiré la semana próxima, pues el reporte da para eso y más…

gsergioj@gmail.com

Twitter: @sergioj_glezm

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