Desafío

*La Moral Perdida
*Hora de Proteger
*Voltear “al Sur”

Si alguna autoridad moral suponían España y su gobierno tener sobre los pueblos latinoamericanos –la mayor parte de sus territorios fueron colonias de la Corona allende el mar hasta que llegaron las independencias en secuela y la dignidad-, quedó agotada, nula, en cuanto el embajador hispano en Austria, Yago Pico de Coaña –un nombre ad hoc para los devoradores de carroña con el pico-, pretendió exigirle al presidente de Bolivia, Evo Morales, “tomarse un café” dentro de su avión, detenido en Viena al negarse Francia, Italia, Portugal y, desde luego, España, a sobrevolar sus territorios aduciendo que en la nave se conducía a un elemento buscado por los Estados Unidos, Edward Snowden, acusado por lo que el presidente Barack Obama aplaude cuando sus esbirros lo hacen: filtrar un programa de Internet destinado precisamente al espionaje.
Cuando cualquier gobierno actúa así contra el presidente de una nación soberana –hay cinco naciones involucradas en tamaño desacato a esta condición de Bolivia, respetada y avalada por el mundo entero y sus representantes en la ONU-, ello significa un acto de agresión, una afrenta que no puede borrarse simplemente con una disculpa diplomática de cajón y sobre un “machote” previamente impreso. Sencillamente, incidentes como éste conllevan aires belicistas que, de ninguna manera, deben expandirse aun cuando exista la argucia de debilitar a Latinoamérica para justificar su inmoral saqueo y detener las crisis regionales de la Unión Europea, o el Cuarto Reich, en donde sólo salen bien librados Alemania, Gran Bretaña y Francia… por ahora. En el caso del segundo tuvo suerte de que el avión boliviano no mantuviera su programa de vuelo sobre los territorios de la reina Isabel II, quien se niega a abdicar a favor de su sexagenario heredero acaso por temor a sus liviandades… que no son muy diferentes a las de Federico de Bélgica, casado con Matilde, cuyos augurios en su país, cuando ascienda al trono dentro de diez días, son funestos: se calcula que la división entre flamencos y balones sería irremediable en una pequeña nación europea que concentra al Parlamento continental, en Bruselas, y parecía estar ajeno a las convulsiones del viejo continente.
Es curioso, otro Felipe, el Borbón de Asturias, aguarda por una decisión similar si bien su padre, el rey Juan Carlos I de España, pese al desprestigio general de la Corona por hechos d alta corrupción de su familia –todo empezó con el yerno ambicioso, el balónmanista, en algo se parece a los belgas balones, Iñaki Urdangarín, y las secuelas alcanzaron a las Infantas, su esposa Cristina y la mayor Elena, y a la misma pareja real, ya contaminada por las historias turbias del monarca que era capaz de enamorar, con descaro, a la mismísima princesa de Gales –Diana, claro, porque a Camila sólo la hermosea Carlos su actual consorte; quizá éste sea el impedimento de Isabel para retirarse tranquila-, y cuantas damas se le presentaban con gesto de coquetería como es el caso de la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein quien vivía en el mismísimo Palacio del Pardo, cerca de la que fue residencia de Franco y a escasos metros de los aposentos reales en el Palacio de la Zarzuela. Tal es la moral que transmiten los monarcas.
En la misma secuela, el presidente derechista español –y franquista-, Mariano Rajoy Brey –cuidado, señores correctores con el segundo apellido porque dos letras pueden servir para otro contexto, naturalmente irrespetuoso-, consideró, nada menos, “un debate artificial” lo sucedido con el avión de Morales, en vez siquiera de disculparse, como lo hizo el francés Francois Hollande, cuando dijo “enterarse” de que en la aeronave viajaba el presidente boliviano. Una falacia, si se quiere, pero con salida política; A Rajoy no le alcanzó su riterio fascista para desarmar el entramado que, desde luego, enciende las alertas y coloca a los pueblos dignos e independientes de América –México era antes parte del Centro pero ahora, tras el Tratado de Libre Comercio, nos ubican en el norte sin la capacidad bélica y económica de nuestros supuestos “socios”-, en una trinchera contra Europa por demás delicada. Desde este momento, cualquier perseguido por los Estados Unidos, que disponen del territorio de sus aliados hasta para impedir el paso de un avión, será bienvenido en una decena de países del cono sur americano. ¿Y México? Bueno, recordemos que en cuanto a nosotros, por el norte, debemos hacer derruir el muro de la ignominia evitando, además, la construcción de setecientas millas más a lo largo de la frontera. No es poca cosa si observamos que se mantienen los mismos procedimientos de los comunistas de la posguerra, pero ahora contra la miseria y no para reclamar pequeñas parcelas de poder sobre territorios ajenos, brutalmente divididos por la conflagración “universal”.
La autoridad moral se pierde, en ocasiones, por un gesto que puede borrarse. Una muestra: el 19 de enero de 2010, en la residencia oficial de Los Pinos, el mandatario calderón –minúsculas-, no sabemos si en su sano juicio, festejó el aniversario del ISSSTE tirando de la cabeza de su entonces titular, el veracruzano Miguel Ángel Yunes Linares –cuyo hijo disputó la alcaldía de Boca del Río-, para estrellarla sobre la crema pastelera. El grotesco episodio, con Margarita, la consorte real, tratando de suavizarla con una incómoda sonrisa, fue observada como un signo de complicidad más allá de lo políticamente correcto. Pocas semanas después, Yunes obtuvo la candidatura del PAN al gobierno de su entidad… y perdió, por supuesto, porque sus paisanos conocían bien sus tropelías, como priísta, luego de convertir en un alcohólico a su jefe, el gobernador Patricio Chirinos Calero, entre 1992 y 1998. Yunes se despachó con la cuchara grande, servil a Elba Esther Gordillo hasta que djó de necesitarla por el pastelazo de calderón.
¿Cuándo se pierde la autoridad moral? Fácil: en el momento mismo en que deja de apreciarse la dignidad personal o se reduce la realidad al egoísta empeño de sentirse único sobre la honra de los demás, sean individuos o países.
Debate
Tras el incidente con el avión del presidente boliviano, Evo Morales, quien debió permanecer en tierra vienesa catorce horas por un disparate político promovido desde la Casa Blanca -¡Ay, señor Obama, qué decepción tan grande!-, varios presidentes, el de Venezuela, Nicolás Maduro, el de Perú, Ollanta Humala, el de Uruguay, José Mujica, la de Argentina, Cristina Fernández y el de Ecuador, Rafael Correa, decidieron unirse no sólo para protestar por el evidente atropello, a todas luces violatorio de la soberanía de Bolivia y de los derechos internacionales, como ya asentaron las Naciones Unidas –con la tímida respuesta condenatoria del gobierno mexicano que se quedó, de nuevo, al final “de la cola”-, sino con el propósito de evitar, en el futuro inmediato, vejaciones de la misma naturaleza. Ello encamina, sencillamente, a formar un bloque de defensa aunque el muro no sea ostensible.
Curioso: tanto Estados Unidos como España –las naciones con mayores intereses en Latinoamérica-, se aprovechan de las ofertas que ellos mismos crean pero son incapaces de defender a sus pretendidos aliados económicos cuando llega la hora de sacar la cara por ellos. Es decir, insisto, han perdido toda autoridad moral sobre nuestra región aun cuando se pretexte el viaje de un “fugitivo” espía, actividad que, en otros niveles, es aplaudida por el gobierno de Obama y algunos que le siguen; así lo hizo calderón a través del nefasto Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Nacional, y así se mantiene el gobierno federal en curso a pesar de los airados reclamos de los estadounidenses por no permitir el entreguismo calderonista que llegó al grado de posibilitar las movilizaciones de efectivos militares estadounidenses dentro de nuestras Fuerzas Armadas. ¿Y quiénes responden por ello?¿Los periodistas que insistimos en el tema?
La Anécdota
En Madrid, no hace mucho, una señora venezolana, becada por el ahora extinto Hugo Chávez, me confrontó acerca de mis criterios sobre este personaje ahora elevado a la heroicidad en el país hermano al lado, nada menos, de Simón Bolívar. Una desproporción intolerable.
No obstante, me dijo algo que se me quedó grabado:
–México pagará muy caro haber mirado hacia el norte, olvidándose del sur…
Y hoy lo comprendo a plenitud. Abundaremos.
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
LA DIPLOMACIA SE BASA EN LA RECIPROCIDAD. ¿CÓMO HUBIESE REACCIONADO EL GOBIERNO ESPAÑOL SI EL AVIÓN DEL SEÑOR RAJOY, SEÑALADO COMO CORRUPTO POR MILLONES DE SUS COMPATRIOTAS, HUBIESE SIDO DETENIDO, JUNTO CON ÉL –AUNQUE FUERA EN UNA SALA VIP-, EN BOLIVIA, POR CONSIDERAR QUE TRANSPORTABA PLANTAS DE COCA? Y LA MISMA PREGUNTA DEBE HACERSE RESPECTO AL JEFE DE LA CASA BLANCA EN DONDE SÓLO SE OBSERVA PAJA EN EL OJO AJENO.

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