Desafío

Desafío

Los muertos vienen de Michoacán, allí por donde en Janitzio cada noviembre, la inclinación lúdica de los mexicanos por el más allá cobra una enorme vitalidad y colorido con la flor de cempasúchil –amarilla como el sol azteca, favorecedora entonces del PRD aunque no sé si ello se debe a las ejecuciones de sus líderes en los tiempos del ahora izquierdista Manuel Bartlett-, y no hay manera de parar la oleada de terror, pese a que ésta rompe precisamente en las heredades de “la familia” Cárdenas que debemos distanciarla de la otra, la llamada “michoacana como segundo nominativo, aun cuando los descendientes del Tata se toman muy a la ligera el drama que les moja los pies… por ahora, el tema es sólo el venero del petróleo –el del diablo, según el romancero de Ramón López Velarde en su “Suave Patria”-.
Al tiempo, las decisiones no llegan de ninguna parte, otra vez imbuidos, infortunadamente, en el notorio vacío de poder: el presidente Peña Nieto muestra las piernas y corre maratones mientras las tropas le envían cadáveres que se suman, sin remedio, al gran dolor de un país que debiera ser próspero pero no se lo han permitido o, peor aún, ha sucumbido a causa de una sociedad negligente y poco valerosa en su conjunto.
Los viejos dirigentes de la otrora izquierda, formada en el PRI, envejecen sin remedio. Cuauhtémoc Cárdenas cumplió, el primero de mayo pasado –fecha emblemática debía ser-, setenta y siete años de edad; recuérdese que fue el primer niño que corrió por los jardines de Los Pinos que sembraron, en él, una inconmensurable nostalgia por volver a recorrerlos como patrón y no sólo invitado muy de vez en cuando; Porfirio Muñoz Ledo acaba de cumplir los ochenta, buscando amores y con la larga lista de desencuentros fatales dejados atrás aun cuando su cultura y lucidez no admiten dudas; y el propio Andrés Manuel López Obrador ya no es un polluelo: en noviembre cumplirá sesenta años por lo que, de llegar a ganar las elecciones de 2018, llegaría al poder con sesenta y cinco años a cuestas. Como referente, Adolfo Ruiz Cortines, llamado “el viejo” en su tiempo, asumió el poder a los 63 años de edad… dos menos de los que tendría el ex jefe del gobierno defeño.
No se poco importante lo anterior. La inevitable decrepitud se acusa más temprano en la política que, digamos en el periodismo. Y existe una razón para ello: quienes asimilan el poder cuando dejan parte del mismo, digamos el carisma personal y sexual incluso, comienzan a caer en una descocada carrera por sentirse mejores. Recientemente el caso de Vicente Fox, quien tiene setenta años –cumplidos este mismo mes, el 2 para ser exacto, doceavo aniversario de su enlace civil con Marta Sahagún con quien reconoció haber estado enamorado desde “hace dieciocho o veinte años”., lo que sitúa a la pareja en una controvertida situación, más si consideramos la disfunción eréctil del varón-, demostró hasta que punto la caducidad les llega temprano –si bien no tanto; también el columnista tiene derecho a curarse en salud de vez en cuando-, a los integrantes de la clase política.
Por lo anterior, me permito hacerle una recomendación a Vicente, sólo válida para este país de grandes simulaciones: si su sueño es convertirse en empresario marihuanero para derrotar a “El Chapo” Guzmán, olvidando ser que las fuentes de éste vienen desde Sudamérica y de la cocaína y no de la verde planta que se cultiva a unos pasos de donde se asientan los cuarteles de las delegaciones del ejército –pura casualidad, claro-, le basta con hacer algunas travesuras como las que ya forman parte de su legado envidiable: modifique el nombre de la cannabis por el de “Marta” y así sería un cumplido bastante más efectivo que la diarrea oratoria e inoportuna en la que insiste. Estoy seguro de que sólo admitirá ser viejo cuando le llegue la hora de la cárcel… pero dudo que esto ocurra por la indignante negligencia del mandatario actual, preso entre las facturas electorales por pagar todavía a pesar del derroche millonario de su campaña, la de mayor costo de la historia d México en las narices de los órganos comiciales reguladores, ya sin ninguna autoridad moral.
Este columnista, buscando la absolución de sus lectores, reconoce haber votado por Peña considerando que con ello se alcanzaba la prioridad: expulsar a la derecha del poder tras doce años terribles en los que los “panistas” demostraron que no estaban preparados para gobernar y por ende simplemente no lo hicieron dejando la conducción nacional en manos de los poderes fácticos. Así ocurrió, por desgracia, desde el momento en que Fox prostituyó el vocablo “cambio” al elogiar y mantener las políticas de su predecesor, el falso priista Ernesto Zedillo, sobre todo en los renglones educativos, con Elba Esther Gordillo como aliada –ahora cumple ya cinco meses de reclusión-, y financiera, siguiendo el “script” dejado en el escritorio de su antecesor y ordenado por el Fondo Monetario Internacional. Y se cumplió el objetivo: la derecha se fue… pero volvieron las mafias del priismo sin el menor pudor.
Por ello, las oleadas de matanzas siguen el mismo derrotero porque Peña Nieto sólo tuvo arrestos para pronunciar un magnífico discurso inaugural en el que enfrentó a los poderes fácticos –a la mayor parte de ellos los tenía frente a sí, con excepción de los “capos” representados por sus infiltrados, y sólo cayó y calló la señora Gordillo-, y luego descendió en la escala de valores hacia un “Pacto por México” que se presentó como un elemento sustantivo para la gobernabilidad y se convirtió, en cuestión de semanas a partir del 2 de diciembre, en la más vergonzosa arma de chantaje a favor de las oposiciones, incluyendo la turbiedad de las alianzas entre la izquierda carcomida y los conservadores de hoy, herederos de los de ayer que se trajeron a un barbado enajenado, desde Miramar, para combatir al inmenso indio de Guelatao, Benito Juárez, cuya muerte oportuna, es cierto, le libró de las tentaciones de la permanencia presidencial. Los hubiera, insisto, no existen en la historia.
Es curioso que hoy, pasado un siglo y medio, un empresario, hijo de una dama vasca y de un padre con origen alemán y norteamericano que trucó su apellido verdadero, Fuchs, para darle connotación de “zorro” en inglés, Vicente, el ególatra de las hebillas y botas con sus iniciales, se compare con el Benemérito y diga haberle superado en la declaración más indigna de cuantas imaginemos. Es casi igual a cuando la jefa del Cuarto Reich, perdón la Unión Europea, Ángela Merkel, definió a España como “su perra” sin que hubiera existido siquiera la menor respuesta diplomática del sobajado y arrodillado gobierno español bajo el mando del corrupto franquista Mariano Rajoy Brey.
Dios los hace; pero ellos se juntan y niegan con sus conductas impropias al Creador. Una verdadera pena.
Debate
En una perspectiva de franca descomposición política, no es extraño tener la impresión de que la política partidista esté convirtiéndose, al igual que el presidencialismo, en uno de los males ponzoñosos –recordando la terrible sentencia del extinto maestro, presidente dl sínodo que me otorgó el título de abogado, Ignacio Burgoa Orihuela-, de nuestro sistema. Ya no sé cual es peor a estas alturas.
Veamos:
1.- En Acción Nacional, desvencijada con la caída de su militancia y vuelta a animarse gracias al PRD que fue su cómplice en Baja California más que su aliado, un grupo cada vez más numerosos de panistas fustigan y censuran a Gustavo Madero Muñoz, el presidente nacional del PAN, por conservarse dentro de las connotaciones del “Pacto” peñista, parecido al español de “la Moncloa” sólo en cuanto a la concepción y no en la praxis. De la desbandada a la ausencia de liderazgo, ha sido la ruta que se ha seguido. Y se están extraviando en una vendetta personal de alcances políticos monumentales. De no ser por las elecciones recientes, Muñoz ya estaría liquidado, sin esperanza. Pese a ello, conserva ciertos controles en una especie de juego de espejos en ls que pierden quienes aún creen en las bondades de esta causa.
2.- Respecto al PRD, el dirigente Jesús Zambrano Grijalva, lo mismo se suma al PAN, para rescatarlo en Baja California, que lo fustiga, chantajeando al presidente Peña con tal de obtener alguna canonjía por si pasa la reforma energética, sobre todo. Y en esta línea no sabe cómo acomodarse ante sus “tribus” y un reaparecido Marcelo Ebrard Casaubón, con escasa convocatoria –que creció por las tonterías del propio Zambrano-, lo colocó frente aq la pared, dando bocanadas entre moribundos.
Hay que decirlo de plano: desde el momento en que se admitió al represor Bartlett como abanderado del Partido de Trabajo y ahora consejero de Morena, la niña bonita de Andrés Manuel López Obrador, la izquierda despareció para dar paso a una amalgama infecta, pegajosa como las masas de plástico industrial, perdiéndose toda congruencia histórica.
3.- ¿Y en el PRI? Para comenzar no hay quien respete al mexiquense César Camacho Quiroz, quien fue efebo de Emilio Chuayffet Chemor desde que éste asumió el gobierno del Estado de México en 1993 luego de haber inaugurado el “autónomo” Instituto Federal Electoral. Ellos, solitos, se pintan. Obvio es decir que la filiación mexiquense, en la ruta de Atlacomulco, influyó decisivamente en el nombramiento de este personaje que no despierta confianza en distintos sectores del priismo ni, mucho menos, los aglutina como debiera hacer un líder que, en serio, se respetara un poco a sí mismo.
En fin, la política de partidos naufraga. Acaso la llegada al gobierno de Chiapas de Manuel Velasco Coello, miembro del Verde y seguido por el PRI dada una instrucción precisa de Peña Nieto, su amigo, fue una las luces de alarma encendidas. Luego, el deterioro, y no por el hecho citado, fue bastante más grave… hasta llegar, de nuevo, a la orilla del abismo.
La Anécdota
Me dicen por allá:
–Ya pasaron ocho meses; y en este noveno se dará el parto. Esto es en vez de “pacto”, parto.
No falta razón para pensar así. Peña Nieto parece distante, hasta de su esposa, mientras, de nuevo, la conflictiva nacional va en aumento.
Y a quienes me dicen que sólo escribo sobre lo negativo les digo: ¿y si no existiera la crítica como contrapeso se hablaría todavía de los magnicidios, como el de 1994, o de los genocidios tales como los de Tlatelolco, Aguas Blancas y Acteal? Hay asesinos intelectuales y responsables vivos de las matanzas. ¿Seguirán impunes, doctor Zedillo?
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E-mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
DOS DÍAS MÁS Y “DESPEÑADERO” ESTARÁ DENTRO DEL MERCADO EDITORIAL CON TODA LA FUERZA DE LA LIBERTAD. HABRÁ CALUMNIAS, DESCALIFICACIONES Y AMENAZAS. BIENVENIDAS SEAN EN ESTA HERMOSA LUCHA POR DEFENDER LA LIBRE EXPRESIÓN BASADA EN LOS HECHOS IRREFUTABLES Y NO EN LAS MENTIRAS COMPRADAS Y CIRCULADAS AL MEJOR POSTOR. ESTOY PREPARADO YA PARA LO QUE VENGA, SEÑOR PEÑA NIETO. ¡QUÉ DECEPCIÓN… AUNQUE SIEMPRE TEMÍ QUE SUCEDIERA CUANTO ES HOY UNA REALIDAD!¡QUÉ PENA PARA MÉXICO!

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