Desafío

*Arrogante y Misionero

*El Nuevo Andrés Manuel

*AMLO: Piensa en México

Cuando conversé con los dirigentes perredistas, en 2010, dentro de las tareas de investigación para “2012: La Sucesión”, obra publicada en mayo de ese año, dos características de Andrés Manuel López Obrador afloraron, casi de manera natural, de sus voces: la arrogancia –esto es sentirse el centro del partido… y del universo- y la intolerancia –hacia cualquier nivel de crítica, fuese desde adentro o por fuera-. Por ejemplo, Carlos Navarrete Ruiz, quien no forma parte del grupo de López Obrador ni es incondicional de Marcelo Ebrard –de hecho parece un solitario en la búsqueda de una candidatura-, resumió así el perfil de quien fue candidato perredista en 2006:

–Yo le dije a Andrés Manuel que debía ser sensible a tres puntos clave, para proteger su ventaja inicial: uno, no agredir de palabra al entonces presidente Fox; éste requería sentir que quien se proponía como su sucesor no sería un vulgar cazador de brujas. Dos, debía enviar a la población mensajes tranquilizadores, con el propósito de suavizar las tensiones y concentrar los afanes en los proyectos resolutivos. Tres, era necesario, igualmente, ampliar coberturas hacia el exterior, como lo hizo en Brasil Lula da Silva, para comenzar a mostrarse como estadista. Por desgracia, jamás lo hizo.

Por su parte, el entonces presidente nacional del PRD, Jesús Ortega Martínez, de plano, me confió que López Obrador estaba dilapidando su capital político y, de hecho, “tenía ya un pie fuera del PRD”. Y abundó:

–Está perdido por su arrogancia.

Un terrible perfil para quien pretende postularse como demócrata y conquistar el aval de la mayor parte de los mexicanos. Sobre todo porque era muy difícil, todavía hace un año, cuestionarlo sobre algunos de sus errores definitorios en la campaña presidencial de 2006 que posibilitaron el trueque de la voluntad colectiva colocando los momios, entre el PAN y el PRD, en una franja de un millón de sufragios. Esto es: todo lo que debería hacerse, para modificar la tendencia, era asegurar que ese millón se moviera de un lado hacia otro y para ello bastaba con cuatro o cinco “laboratorios” estatales sin que se diera la impresión de un fraude generalizado. Así lo ideó el poderoso Antonio Solá, ahora mexicano por decreto presidencial calderonista, con todo y su campaña del “peligro para México”. Por desgracia, el fracaso comenzó a tenderse cuando López Obrador desestimó foros, incluso debates, guerreó con los medios de comunicación y no se cansó de lanzar adjetivos contra el mandatario en ejercicio, olvidándose de sus adversarios directos. Por eso, naturalmente, el PAN, viniendo de muy atrás, pudo alcanzarlo; lo demás fue cosa de la efectiva y arraigada alquimia.

Pese a lo anterior, fue difícil que Andrés Manuel reflexionara sobre sus propios yerros porque consideraba que hacerlo era poner en duda el sofisticado fraude comicial realizado con la parafernalia presidencial y el financiamiento de un impreciso número de empresarios, congestionados por el cada vez más ardiente radicalismo del candidato perredista. Y siguió, empeñoso, desdeñando la verdad aunque la razonara y la asimilara: la acción defraudadora se concentró en cuatro o cinco entidades del país con pleno control de Acción Nacional. Con ello, muchos panistas ganaron ascensos en sus carreras políticas e incluso postulaciones de primer orden para integrar el Legislativo.

Rescato de cuanto escuché una sentencia de Navarrete Ruiz, igualmente confirmada por Ortega:

–Andrés se convirtió en una especie de misionero, recorriendo rincones y hasta los municipios más aislados de la República a donde ningún político había llegado. Va con muy poca comitiva, sobre brechas y senderos, o caminando, sin detenerse, con una fe excepcional en el futuro.

Aquello, sin embargo, no parecía tener una dirección concreta en el escenario de aquellos tiempos previos a la contienda de 2012. Lo comprendí cuando, tras una histriónica y efectiva “reconciliación” con Televisa –luego de repetir sus juicios sobre el corporativo que pretende imponer a un presidente, Peña Nieto, según dijo-, asumió un hecho trascendente:

–A diferencia de 2006 ahora tenemos más organización. Entendimos que ésta era la base para construir el futuro. Por ello, durante cinco años, recorrí dos mil quinientos kilómetros –sobre territorio nacional-, pasando por carreteras no muy buenas…

Es obvio que, en cada municipio, López Obrador, a través de su Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), se blindó en donde percibió cuál había sido su punto más vulnerable: la ausencia de estructura en algunas entidades –digamos Yucatán, en el sur, y Coahuila, en el norte- en donde ha sido muy difícil para el PRD posicionarse para tener posibilidades reales de victoria. Pese a ello, no dejó de mirar a los ojos a miles, millones de mexicanos esparcidos por toda la República y con verdadera “sed de justicia”, como reconoció Colosio al inicio de su malograda campaña en 1994.

Sí, se ha dado una mutación en López Obrador. Acaso la madurez inevitable de la edad –el 13 de noviembre cumplirá sesenta años-, o la serenidad obligada para evitar la inútil crispación que eclipsó a la democracia en 2006, le han dado más fortaleza interior aunque parezca haber perdido fogosidad exterior. Y si nos atenemos a esta sentencia, desde luego, aunque parta muy abajo en las encuestas, es un político de veleidosa trascendencia lo mismo hace seis o dos años.

Debate

Carlos Navarrete le dijo a López Obrador durante los recorridos de 2006:

–Es indispensable que comiences a hablar como presidente, esto es conciliando y no amenazando. Pero no me hizo caso; se bajó de la camioneta y se lanzó a hablar de la “chachalaca”. Así es de impredecible.

Pero el Andrés Manuel del presente parece capaz de tender la mano. Lo hizo, en 2011, con uno de sus más fustigados comunicadores, Joaquín López Dóriga, quien correspondió al gesto sin hacerle preguntas incómodas como aquellas que, en 2008, le hizo el joven informador Carlos Loret de Mola. No tenía por tanto cinco años sin estar en el plató de Televisa, sólo tres… porque ya no quiso aceptar ninguna otra invitación de la televisora y los conductores de noticiarios. Fue mucho su enfado porque no se preparó para responder interrogantes que cuestionaran sus contradicciones a través de una carrera azarosa; y se dijo ofendido por ello. El López Obrador de estos días, comenzó desarmando al entrevistador con un largo preámbulo que dejó noqueado al experimentado periodista. Lo demás pareció demasiado rutinario.

El de ayer hablaba con creciente irritabilidad, aun creyéndose en la vanguardia de la contienda; el de hoy, ha bajado el tono, se muestra humilde por momentos y acepta que el handicap de sus años anteriores habrá de superarlo… con la organización que ya tiene lista para enfrentar a la maquinaria oficial y evitar un escenario parecido al de 2006. El de ayer, golpeaba los atriles y denunciaba a las mafias; el de hoy, tiende manos y asevera que su propósito es la reconciliación nacional aunque tenga que cooptar a figuras tan deleznables como bartlett y salazar mendiguchía –minúsculas-; el de ayer, en fin, no cedía porque no quería apartarse de su cruzada en pro de la pobreza y por ello desdeñaba a los empresarios; el de hoy, acepta que le mintieron a éstos presentándole como un estatizador en potencia –incluso con miras a apropiarse de Televisa, lo que era, según especificó hasta ahora, totalmente falso-; el de hoy, parece dispuesto a hablar de una izquierda moderna con compinches de la prehistoria.

La cuestión es si resulta o no creíble el cambio de piel. De lo que estamos seguros es de que le urge una reaparición televisiva que le otorgue buenos puntos para apuntalarse. De golpe, con seguridad, se equiparó al nivel del panismo en 2012 y luego lo rebasó por mucho. Tal fue un salto impresionante. Y no sabemos, no puede medirse, cuanto podrá crecer este Andrés Manuel López Obrador que se apropió de la lucha en pro de la propiedad estatal del petróleo y en contra de una reforma fiscal descocada.

La Anécdota

En mayo de 2004, cuando regresaba de Tepetitán, la aldea de pescadores en Macuspana donde nació López Obrador, éste me pidió, sabedor que escribiría sobre la parte más oscura de su biografía:

–Sólo te pido que, cuando lo hagas, pienses en México.

Hubo un momento de suspenso. Hasta que me animé a replicar:

–Lo haré, Andrés Manuel. Pero no olvides que México no eres sólo tú. También es Carlos Salinas, Diego Fernández, Roberto Hernández, tus críticos y tus enemigos. Todos.

Discretamente, me acompañó hasta la puerta de salida de su despacho del antiguo Palacio del Ayuntamiento.

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WEB: www.rafael-loretdemola.mx

E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com

EL LARGO TRECHO PARA CONSOLIDAR UN LIDERAZGO PUEDE PERDERSE EN UN SANTIAMÉN, APENAS SE PIERDA LA CONGRUENCIA. PARA INFORTUNIO GENERAL, LA OPCIÓN DE IZQUIERDA TIENDE A ELLO, A APUNTALARSE COMO LA CAUSA DIVISIONISTA POR ANTONOMASIA Y NO UNA QUE SEA CAPAZ DE AGLUTINAR A LAS DIVERSAS CORRIENTES DE OPINIÓN. ¿HABRÁ OLVIDADO LÓPEZ OBRADOR CUÁLES ERAN LAS CONDICIONANTES PARA FORMAR EL PRD ORIGINAL? LLEGÓ A HABLARSE DE UNA “CORRIENTE CATÓLICA” PARA NO DEJAR A NINGÚN SECTOR FUERA; AHORA, CON MORENA, SÓLO TIENEN CABIDA LOS INCONDICIONALES Y CUANTOS ESTÁN LISTOS A INCLINAR LA CERVIZ ANTE PERSONAJES COMO bartlet, salazar y monreal. ES, CUANDO MENOS, UN ENORME DESPILFARRO DE TIEMPO Y DE AUTORIDAD MORAL.

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