Desafío

*¿Gobernarían Mejor?

*La Guerra en México

*Dinamarca Desairada

La verdad no sé si los viejos caudillos de la Revolución, quienes acabaron matándose entre ellos, hubieran podido ejercer mejor el gobierno que cuantos se fueron quedando con la fuerza de las armas, primero, de la dictadura de partido después y, finalmente, como consecuencia de la continuidad de una facción, hacia la derecha, protectora de mafias y políticos del pasado rebosantes de corrupción. Los primeros, desde luego, cuando menos batallaron en los campos, aunque sembraran sangre a su paso: trescientos mil mexicanos murieron en la gesta si bien medio millón cayó por otro motivo: la brutal pandemia de influenza española que, sin embargo, no estigmatizó a la nación de allende el mar como sí fuimos fustigados nosotros por los brotes de la “porcina” que apenas si causó daños. ¿Mala suerte? Más bien reflejo de la vulnerabilidad de nuestro gobierno y su pobre imagen internacional.

Doroteo Arango Arámbula, el gran “Pancho Villa”, el guerrillero indomable capaz de levantar ejércitos en un amanecer con la fuerza de una personalidad singular, bravucona y genial al mismo tiempo, siempre rechazó la idea d ser presidente aunque no escapó a la tentación de sentarse en la silla que remata el escudo nacional siquiera para una sola fotografía y al lado del “centauro del Sur”, Emiliano Zapata Salazar, a quien molestaba profundamente que le insinuarán cualquier ambición de poder. Eran revolucionarios puros, sin intención de convertirse en burócratas encerrados en sus despachos.

(Por cierto cito los segundos apellidos porque se han quedado en el tintero de los historiadores y pueden significar, en no pocos casos, el hilo conductor de las historias; por ejemplo, el patronímico Arámbula remite ahora a un linaje vertido entre la riqueza inmensa y la farándula; y el de Salazar es casi ominoso si se cita en Chiapas aunque, desde luego, no exista línea de parentesco alguno con el gran caudillo… pero en otros caso sí. Por ejemplo, la actual primera dama, Angélica Rivera Hurtado, es sobrina del ex presidente miguel de la madrid hurtado, lo escribo en minúsculas por represor, y bien se guardó su segundo apellido hasta que no pudo evitar el nexo como parte de los grandes acuerdos políticos soterrados, más que con Televisa con un inescrutable linaje político de cuyas fuentes también abreva Peña Nieto y sus tíos incómodos, Montiel y Del Mazo).

Tampoco podremos saber nunca qué tan buen presidente hubiese resultado –los hubiera no existen pero, en ocasiones, resultan ilustrativos-, el general Francisco R. Serrano Barbeytia, asesinado en Huitzilac, Morelos, el 3 de octubre de 1927 por el “delito” de sedición luego de una pretendida campaña antirreeleccionista para oponerse a Álvaro Obregón Salido quien rompió el molde maderista justificando su ambición política por el sambenito de la necesaria continuidad: él, Calles, él otra vez –si bien esta posibilidad no llegó bajo la conjura asesina que materializó José de León Toral y acaso otros más, el 17 de julio de 1928 en el restaurante “La Bombilla”-, y el maximato. A falta del mílite-caudillo, tres mandatarios pasaron durante los seis años siguientes sin el menor poder de decisión: el interino Emilio Portes Gil, el constitucional impuesto, Pascual Ortiz Rubio, michoacano, y el substituto Abelardo L. Rodríguez Luján.

Por cierto, también en San Miguel Topilejo, dentro de Tlalpan, una veintena de vasconcelistas fueron obligados a cavar sus propias tumbas luego de que su líder, el maestro de América, José Vasconcelos Calderón –esta vez sí con mayúsculas-, decidiera exiliarse a los Estados Unidos luego del primero de los escandalosos fraudes comiciales de la posrevolución con la participación también del general Aarón Saénz Garza, quien en su condición de obregonista estorbaba al señor Calles… pero, disciplinándose al sistema, vivió hasta los 91 años muriendo en 1983.

Serrano, sin duda, habría reconciliado por cuanto a sus propias convicciones. Infortunadamente le faltaba el carácter necesario para imponerse a pesar de un arrojo que terminaba al primer obstáculo; por ello se dejó llevar hasta su propio sacrificio, conociendo de una conjura hábilmente preparada, desde Palacio Nacional, por Calles y Obregón: se estableció que se alzaría durante unas maniobras militares, liquidando a los hombres fuertes. Y le fueron a buscar a Cuernavaca cuando todo se había consumado. En otra época, sin duda, Serrano habría sido un político ponderado, incluso recio en cuanto a la ideología central de la Revolución –el sufragio efectivo y la no reelección, en este 2013 en juego-, pero débil ante los consejos de sus correligionarios y “amigos” que podrían haber aprovechado las frecuentes arremetidas de dudas y sospechas para imponerse.

¿Y el maestro Vasconcelos? No tengo duda de que, con él, a pesar de su inclinación política hacia los conservadores de su época, habría sido un notable impulsor de la educación y de la cultura, elementos sustantivos para asegurar la verdadera libertad. Con él, seguramente, no habrían tenido cabida ni maximatos ni pretendidos golpistas listos a asestar mazazos tremendos contra la historia. Se habría impuesto. Por cierto, no toleraba que se insinuara siquiera cuál era su verdadero papel, si el de escritor y periodista o el de político:

–Yo soy político –repetía-, pero se me quiere encasillar como intelectual y exhibirme así como un debilucho…

Eran otros tiempos, desde luego, pero muy ilustrativos. Hacia atrás, nos queda la figura del mártir Madero a quien la muerte alevosa, resultado de la más asquerosa traición de la crónica nacional y a las pretensiones de expansión por parte de los Estados Unidos y su beodo representante en México, Henry Lane Wilson, le permitió salir bien librado ante la posteridad. Porque, de haber cumplido todo su mandato constitucional, acaso habría sido el responsable de liquidar a Zapata y Villa con una intolerancia cada vez más radical como cuando optó por exiliar a los periodistas extranjeros que, con caricaturas o morcillas, le cuestionaban severamente por su debilidad personal ante los férreos generalotes de esos tiempos. Finalmente, los mílites infames acabaron matándolo. ¿Será esta la razón por la cual se pretende que el ejército actual nació después de tal acto de barbarie… para intentar una redención imposible cuanto que “El Chacal” Huerta gobernó hasta el 15 de julio de 1914 dejando, entre otras muchas cuestiones, en manos de los estadounidenses a la ocupada Veracruz? Luego se fue a morir a Fort Bliss, Texas, consumado por la cirrosis y en calidad de reo de los poderosos vecinos.

No es, entonces, difícil suponer cuantas veces se ha modificado el perfil histórico del país por asonadas y traiciones. Sólo el Benemérito Juárez, el mayor de los mexicanos, pudo resistir entre poblachos para evitar con ello la legalidad de un aristócrata europeo que los conservadores, como baldón eterno, erigieron en espurio emperador. Gracias a Don Benito la Independencia Nacional, consumada en 1821 también con el olor a la traición de Agustín de Iturbide y Arámburu –el segundo apellido es igualmente el segundo de Doroteo Arango con una distancia de un siglo entre ellos y secuencia de curiosidades sin resolver-, fue salvaguardada y tuvo destino… aunque la libertad sea aún el bien más apreciado pero acaso inalcanzable en terrenos tan pantanosos como el derecho a expresarnos sin diatribas. La cifra de asesinatos contra periodistas se mantiene y siempre, al escribir con sentido crítico, pienso que puedo terminar siendo un número más entre los colegas silenciados físicamente pero jamás acallados en cuanto a sus pensamientos perseverantes.

El último momento trágico, esto es cuando vovió a modificarse el perfil histórico de la patria adolorida, se dio en Lomas Taurinas, Tijuana, apenas en marzo de 1994. Poco ha pasado si consideramos la perspectiva real de los tiempos; cayó Luis Donaldo Colosio víctima de la conjura y sus asesinos intelectuales mantienen posiciones políticas o económicas muy visibles. Viven aún carlos salinas y el abyecto joseph-mari córdova montoya quien fue capaz de desafiar a los diputados perredistas que le señalaban, callándolos lastimosamente. Pero este episodio, brutal, marca la realidad de nuestra patria en medio de turbulencias permanentes y de antihéroes acomodados al calor del presupuesto, como solía decirse hace años.

Pero la interrogante pervive: ¿habrán sido loos gobernantes que se han sentado en “la silla” los que estaban, de verdad, destinados, a impulsar a México hacia otros derroteros?¿O ha triunfado siempre la traición, el golpismo –del cual es parte el fraude comicial recurrente-, y la artera demagogia del poder, antítesis de la democracia? Sólo cada quien, con su conciencia, puede responder a ello.

Debate

En realidad, México siempre ha estado en guerra. Y no nos referimos sólo a las conocidas, la insurgente; las que nos llevaron a perder, bajo Santa Anna, la mitad del territorio; la de la Reforma y contra la ocupación francesa; las rebeliones contra Juárez encabezadas por el general Porfirio Díaz –la “revolución de La Noria”-; las batallas por la Revolución y las posteriores entre los caudillos por el poder; la Cristiada; el intermitente peligro con relación a la Segunda Guerra Mundial en la que participamos con un escuadrón aéreo; hasta llegar a la guerrillas de Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas en la década de los setenta y al surgimiento del EZLN en 1994, el año de la barbarie.

Ahora mismo hay escenarios de guerra, sin recovecos, en Michoacán y Tamaulipas, con el ejército replegado ante sicarios con mayor potencial d fuerza y mejores pertrechos. Y el número de asesinatos, de acuerdo a la secretaría de Gobernación, aumentó cincuenta y siete por ciento durante los doce años de administraciones panistas. ¿Y ahora? La media de ejecuciones, por mes, es de mil trescientas víctimas, muy similar a las de la era calderonista… como si sólo hubieran cambiado los colores en Los Pinos sin modificaciones estructurales de fondo, como las tantas veces prometidas.

Y lo que viene. Preocupa que el conflicto de los maestros disidentes, quienes mantienen en estado de sitio el Monumento a la Revolución donde deben honrarse a los cuerpos que, cuando menos, están depositados en sus pilares –para algunos héroes y otros antihéroes, lo que no se dilucidará hasta una revisión histórica exhaustiva-, se vuelque hacia una suerte de guerrilla urbana con apoyos de políticos sin escrúpulos, vende-camisetas, dispuestos a volver por sus fueros a donde salieron bajo el peso de la vergüenza.

La Anécdota

No se puede gobernar a México con displicencia y soberbia inauditas. Durante la visita de los príncipes de Dinamarca, Federico y Mary, a la ciudad de México, la semana anterior, éstos fueron objetos no sólo de recepciones bien difundidas sino de desaires silenciados. Dos de ellos muy significativos:

1.- La secretaría de Salud, Mercedes Juan López, dejó plantada a su similar de Dinamarca sin mayor explicación que sus “muchas ocupaciones”. Debe haber estado inyectando, personalmente, a los enfermos de la sierra.

2.- El matrimonio Peña Nieto, específicamente el mandatario, dejó esperando en la antesala, durante media hora a los herederos de la Corona danesa.

¿Ésta es la forma de hacer diplomacia? Entiendo ahora, jamás justificaré, por qué Venezuela nos trata con tanto desprecio luego de haber quemado una aeronave mexicana.

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WEB: www.rafael-loretdemola.net

E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com

NUESTRA HISTORIA ES LARGA EN PROEZAS, SÍ, PERO TAMBIÉN EN BATALLAS CONTRA LA RAZÓN PROMOVIDAS POR LA TRAICIÓN Y LAS AMBICIONES. INSISTO: PARA CONSTRUIR LOS PILARES DE UN NUEVO MÉXICO, LIBRE DE LOS FLAGELOS EXTREMOS DE LA IMPUDICIA Y LA CORRUPCIÓN, ES MENESTER REVISAR LOS EPISODIOS FUNDAMENTALES DE LA CRÓNICA NACIONAL. MIENTRAS, NI SIQUIERA LOS ESPÍRITUS SOCARRONES –DIGAMOS LOS DE CALLES, OBREGÓN Y CÁRDENAS-, PODRÁN DESCANSAR UNOS ENFRENTE DE OTROS. MÁS ALLÁ DE LOS USOS SECTARIOS DEBIERAN IMPONERSE LOS VALORES MÍNIMOS DE CADA UNO DE CUANTOS TIENEN CONDICIÓN DE PRÓCERES Y ALGUNOS OBSERVAN SÓLO COMO ASESINOS. LAS PAUTAS, POR CIERTO, SUELE DARLAS TELEVISA DE ACUERDO AL SESGO Y ORIENTACIÓN DE CADA RÉGIMEN. YA LES DIRÉ POR QUÉ.

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