Rafael Loret de Mola

Desafío: Tormenta o Tersura

No faltan quienes se felicitan porque la transición política, es decir la del poder Ejecutivo –la nueva Legislatura, la número LXIV, sesenta y cuatro para quienes tengan dificultad para leer los números romanos, entrará en funciones dentro de catorce días, el primero de septiembre-, transcurre de “manera ejemplar”, sin rebotes ni obstáculos, si bien la parodia de Elba Esther fue un acto de agresión política por los jueces venales que quisieron congraciarse con el mandatario en cierne, Andrés Manuel López Obrador, a quien sólo le la falta portar la banda tricolor para terminar con los signos protocolarios.

En la realidad el relevo ya se dio. El señor peña nieto parece un mendigo de impunidades mientras Andrés dispone y ejecuta, como su decisión de que los primeros encuentros con su predecesor se den en Palacio Nacional y no en Los Pinos donde peña despachaba… en pasado, sí, porque ahora la residencia oficial parece un cascarón indigno de la primera dama de la alcurnia farandulera, Angélica Rivera Hurtado, “La Gaviota” –sobrina de miguel de la madrid hurtado para quienes aún lo ignoran-, aunque ya la aristocracia mexicana parece rendirse ante la nueva realidad. ¿Nacerá otra?

Pese a los buenos deseos no puede haber tersura en una transición tan extrema como la que atestiguamos. Y acaso por ello viene una flagrante contradicción del presidente electo: por una parte aduce que habrá perdón sin olvido y, por la otra, subraya una sentencia repetida durante gran parte de su campaña: “por encima de la ley, nadie”. ¿Y Bartlett, por ejemplo, rey de la impunidad? ¿O la novia de Chucky, ahora en libertad plena aunque la GR señale que no había sustentos para dejarla sin cargos? ¿Y los tantos priistas y panistas predadores –las entidades más violentas son las gobernadas por el PAN: Tamaulipas, Chihuahua, Veracruz, Puebla, Guanajuato, como un referente a la realidad-, que creen haber “negociado” su blindaje hacia e futuro?

Andrés tampoco puede ponerse “encima de la ley”, con lo cual defraudaría a los 30 millones de mexicanos que lo eligieron y a los 24 millones que tomaron otro rumbo porque no confiaron en él, y exonerar a los grandes pillos de la clase política, sin moral alguna, empezando, precisamente, con los dos últimos mandatarios, calderón y peña, éste último el peor de los últimos cien años acaso desde 1913. Ni perdón ni olvido ni amnistía. Esta es la demanda mayoritaria que el futuro mandatario –quien obedece- debe acatar sin remilgos, sin pretextos –como los usados para justiciar algún nombramiento repelido por la casi totalidad del colectivo-, y sin dilaciones. Tome en cuenta que está en el piso más alto de su popularidad… pero este índice puede bajar dramáticamente si la sociedad se percibe engañada.

Son varios los funcionarios, y no pocos los gobernadores y ex mandatarios, quienes están en capilla. El presidente electo debe preocuparse ya de contar con un fiscal general, avalado por el Congreso a propuesta suya, para iniciar la senda de la justicia mandando el diablo el lugar común sobre la “cacería de brujas”.

Recuerde: NO se puede construir el edificio del nuevo México sobre los cimientos de los predadores del viejo.

La Anécdota

Muchos se alegran por la muerte del PRI y la larga agonía del PAN. Y es explicable por los pecados que los llevan al inframundo, Xibalbá para los mayas, sin remedio. Pese a ello, debe considerarse que, en democracia, la lid entre partidos es fundamental para lograr las necesarias renovaciones en la cúpula del poder, o de los poderes de la Unión, y evitar así caudillismos eternos.

Acaso quienes festejan las derrotas mortales del PRI y el PAN –el castigo fue necesario-, no miden que con ello apuestan por una permanencia del presidente electo más allá del límite impuesto por una reforma oscura: el 30 de septiembre de 2024, dos meses antes de cumplirse un sexenio. La razón para ello la crearon los propios priistas: los largos meses de transición deben acortarse para evitar confrontaciones estériles… aunque ahora no se hayan dado porque uno de los bandos ya está desplazado, el de peña.

De hecho, y queda claro con la orden de acelerar la transición desde un día después de la ceremonia en el tribunal electoral, Andrés ya está en el poder y peña lo contempla, solo y sin mujer a su lado, desde los balcones del Palacio Nacional. Los Pinos ya están desnudos.
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