Desafío

*Defensa Personal
*Criticarlo Todo
*Torear de Oídas
Por Rafael Loret de MolaRAFA LORET

 

La polémica, alrededor del “Pacto por México” en fase de convertirse en elemento permanente de chantaje por parte de los opositores –ya viene Baja California y si llegase a ganar el PRI, aunque paree difícil, las reacciones serían hacia el documento peñista-, es sobre si debe o no admitirse la incorporación de los llamados “grupos de autodefensa”, que nacieron en Guerrero y se han extendido a Michoacán –dos entidades en fase d ingobernabilidad-, anteb el riesgo de que las mismas se vuelvan contra el sistema, ya dentro, y se conviertan en un serio detonante para la paz pública. Tal es el planteamiento aun cuando los matices son de distinto calado.
Por principio de cuentas, no debe olvidarse un principio esencial que se considera, asimismo, uno de los derechos naturales de los seres humanos: la legítima reacción en defensa propia; siempre he insistido, en estos espacios, que tal debiera ser ampliada en el caso de que se trate de familiares y bienes de éstos, sobre todo inmuebles –en caso de invasiones o despojos-, cuando la autoridad es rebasada y no es capaz de responder con oportunidad y efectividad a las agresiones. Esto es, desde luego, lo que está sucediendo en las mencionadas entidades en donde ahora pareciera que se está en estado bélico.
De hecho, en Michoacán, con la presencia de las fuerzas públicas del orden –entendidas éstas como el ejército, la marina y las corporaciones alineadas con el comisionado Manuel Mondragón y Kalb, instruido por el presidente Peña pero aun dependiente de las órdenes de un quebradizo secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong-, lo único que falta es una declaración de guerra formal para justificar estados de sitio, operativos a tambor batiente y enfrentamientos cruentos en prácticamente toda la entidad, digamos desde el municipio de Apatzingan hasta la costa, en el entendido de que, por ejemplo, el puerto Lázaro Cárdenas -¡cómo se avergonzaría el general!-, es donde recalan los mayores cargamentos de cocaína colombiana y guatemalteca aun cuando México ya está arriba de la nación sudamericana en cuanto a la producción de esta droga… que, por cierto, también usa, como aditivo, el refresco y la transnacional de la que formó parte, en condición de gerente regional, el ex presidente Vicente Fox. La presentación de Marta es la de botellita con menos líquido. ¡Han fallado todos los equipos de mercadotecnia al dejar pasar tamaña oportunidad propagandística!
El caso es que, en este momento, se pretende sustituir a las defensas comunitarias con los elementos federales que, sin detenerse en la soberanía –lo que motivó en 1985 una tremenda querella con el gobierno estatal encabezado entonces por el aún priísta Cuauhtémoc Cárdenas quien se quejó acremente por la invasión territorial, sin aviso, de quienes perseguían a los “secuestradores” del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena porque nadie hablaba de su piloto mexicano, Alfredo Zavala en las mismas condiciones-, legaron y comenzaron a edificar cuarteles en zonas de alto riesgo mientras sitiaban los límites de la entidad, concretamente en el linde con la tierra caliente de Guerrero, para evitar una posible estrategia para encontrar nuevos refugios… si no se habían aposentado ya de los mismos en tanto se deliberaba en la cúpula del poder qué debería hacerse. Siempre los criminales van un paso adelante, por desgracia.
El polvorón está allí, de nueva cuenta. No olvidemos un hecho relevante: a partir de la urgencia de autodefenderse en algunos poblados michoacanos, surgió el ya célebre grupo criminal de “La Familia Michoacana”, que luego estrenaría discurso socio-político acaso motivados por la presencia de algunos militantes de los terorirstas etarras del País Vasco, quienes por una parte anuncian una tregua “definitiva” en Europa –España y Francia, específicamente-, y por la otra cruzan el océano para pertrecharse. Y eso lo hacen, nada menos, desde la administración del nefasto Carlos Salinas de Gortari, entre 1988 y 1994, cuando culminamos con el año de la barbarie, la aparición del EZLN –quien nunca negó estos nexos- y los crímenes contra Luis Donaldo Colsio y Francisco Ruiz Massieu, padre de la actual secretaria de Turismo, Claudia, quien cuando menos debiera aprovechar su cercanía oficial con el presidente para insistir en la necesidad de reabrir los expedientes del caso y dejar a un lado la parodia de la “huída” del ex diputado Manuel Muñoz Rocha.
La vergüenza se dio, casi al final del sexenio de Ernesto Zedillo –quien igualmente negó la existencia de cabecillas de esta organización en México- cuando las fuentes policíacas de inteligencia españolas descubrieron a algunos de los más encumbrados dirigentes de ETA en las narices mismas del gobierno federal. Aprehendidos, los sujetos negaron su pertenencia al grupo terrorista, insistieron en que estaban retirados a la vida privada –lo que exaltó un conocido diario de tendencia izquierdista sin la menor ética profesional-, y jamás explicaron cómo se colectaba entonces, entre la colonia vasca en México, millones de pesos que se esfumaban por allí, ya sea enviándolos a su nación –no queremos mencionar a España-, o distribuyendo parte del botín entre los subversivos mexicanos listos a declararle la guerra al ejército mexicano… que luego, en 2001, escoltaría a los rebeldes del EZLN desde Chiapas hasta el norte del país con todo y su cargamento de pasamontañas. Fue entonces cuando bauticé al movimiento neozapatista como “la única guerrilla pacifista del mundo”. Y, desde luego, lo era.
Con estos antecedentes, se evidencia que la tierra michoacana vive igualmente, desde hace mucas décadas, bajo la influencia de elementos de fuera. Por ejemplo, pocos saben que el ex dictador guatemalteco, Efraín Ríos Montt –sin parentesco, creo, con los Gómez Montt-, “invadió” territorio michoacano con elementos subversivos bajo su presidencia sin que nadie se diera cuenta o, más bien, tolerando las infiltraciones con la demagógica idea de que sólo de esta manera podrían “desinflarse” las tensiones al sur de nuestras fronteras. Una estupidez que sólo es explicable por la desidia y la torpeza de aquella época, precisamente entre marzo de 1982 y agosto de 1983.
Para ser preciso, los tiempos del sentenciado como genocida, Ríos Montt, ocurrieron cuando Miguel de la Madrid se encaminaba a su elección presidencial –los únicos comicios en los que participó en su vida con su nombre en las papeletas- y hasta unos días antes de su primer informe de gobierno. Si consideramos que el primer “boom” del narcotráfico se dio, precisamente, a la par con aquella administración nefasta podremos entonces encontrar una respuesta sobre el origen, obviamente en combinación con quienes ejercían el poder Ejecutivo, de aquellos hechos que marcan el antece4dnte brutal para cuanto sucede ahora, en medio de una peliculesca persecución de “La Familia” y “los Caballeros Templarios” que parecen haber encontrado el Santo Grial en algún templo dentro de las viejas heredades de los Cárdenas. ¡Y no saben que el famoso vaso de la Última Cena se encuentra, desde hace décadas, en la Catedral de Valencia, en una capilla visitada por Juan Pablo Magno quien validó la reliquia, una de las más importantes del mundo cristiano! A menos que se crea en la teoría de Dan Brown que tanto bien le ha hecho al Museo del Louvre, en París, vindicando a María Magdalena.
El hecho es que La guerra está planteada en estos términos por demás peculiares. No se trata de leyendas sino de partes de una historia hecha pedazos, cual si se tratase de un rompecabezas, para refugiar a los verdaderos malhechores de la trama, por lo general los ex presidentes de distintas filiaciones, digamos desde el señor De la Madrid hasta calderón –minúscula, porque fue un usurpador quien jamás logró ninguna legitimidad pública-, y algunos de sus más conocidos familiares, desde Federico de la Madrid hasta los cuñados de felipe, Zavala Gómez del Campo, encargados junto a la primera dama que fue y pasó también por las páginas del Hola! sin mucho éxito –le llamaron la mujer más popular de México en medio de las carcajadas de todos-, a quienes, cuando menos, debía indagarse antes de presentarse como opositores dignos detrás de los berenjenales formados por sus herencias. ¿O es que nunca vislumbraremos la justicia los mexicanos?
Debate
Otra de las absurdas tendencias de nuestros días es la de criticarlo todo si no se encuentra reacomodo y gracia dentro de la estructura gubernamental. Nunca hubiera pensado, antes del 26 de febrero cuando se aprehendió a la dirigente del gremio magisterial, que los disidentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), acabaran siendo los únicos en protestar contra la reforma educativa de Peña Nieto, numen de la caída de su antigua detractora, la “novia de Chucky” –no la novia, ni la hija, ni la madre, como han escrito quienes desvirtúan el mote inicial, por bautismo de este columnista, para evitarse tener que dar el crédito correspondiente-, quien espera en el hospital carcelario de Tepepan que pasen dos años veloces para ser arraigada en alguna de sus residencias de alto standing. La justicia social, al fin, llega a los reclusorios.
Siguiendo la vieja línea lópezobradorista, el CNTE preparó su estrategia para descalificar cuanto aprobaran los legisladores con tal de “meter aguja y sacar barreta”, como reza el refranero popular. Poco por mucho en pleno festín de chantajes con los mexicanos en calidad de rehenes y la Presidencia de la República como blanco permanente de los mismos. Y no hablo sólo de la actual administración sino de una aviesa rutina, degradante, que venimos arrastrando, por desgracia, desde hace muchos lustros, digamos desde que el presidencialismo reemplazó al caudillaje golpista de la posrevolución. Ya pasó mucho tiempo, brincamos siglo y milenio, y las malas artes permanecen.
La Anécdota
Estos protestantes de todo me recuerdan a un famoso matador de toros, Manuel Benítez “El Cordobés”, copiado por el mexicano Eloy Cavazos, quien solía decir cuando le preguntaban cuál era su estilo en las plazas:
–Pues, mira: yo, la verdá –con gracejo andaluz- toreó de “oídas”.
–¿Y eso cómo es?
–Si yo no oigo que hay rumor en los tendidos, me desgañito, me despeino, salto y todo… para provocar el ruido. Luego viene la faena.
Igualito a los del CNTE y a tantos postulantes que se sienten apóstoles de la democracia y, en cuanto pueden, se vuelven tránsfugas de los “hilos gordianos” de nuestro sistema.
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com.mx
DICEN QUE LO PROMETIDO ES DEUDA. YA PUEDO COMUNICARLES EL TÍTULO DE MI NUEVA OBRA, REGISTRADA YA EN DERECHOS DE AUTOR PARA EVITAR, COMO ME HA SUCEIDO, INFILTRACIONES Y ESPIONAJES TAN DE MODA. SE LLAMARÁ, SIMPLEMENTE, “DESPEÑADERO”. ALGÚN AMIGO DEL OTRO LADO DEL OCÉANO ME PREGUNTÓ LA RAZÓN Y LE RESPONDÍ CON UNA PREGUNTA: ¿CÓMO SE LLAMA EL ACTUAL PRESIDENTE DE MÉXICO?

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