El Sendero de los Iluminados: El Velo Que Cubre La Conciencia. 3 de 3.

Acción sobre el sistema.

El entorno en el que vivimos es un sistema, y aunque su estructuración sea débil y vulnerable, opera siempre de dos maneras. “El sistema es la forma de una distinción que tiene dos caras: el sistema (como el interior de la forma) y el entorno (como el exterior de la forma)”.

En virtud de ello, la realidad de la vida personal y social “reside ahora en las operaciones del sistema”. En el espacio interno a mi personalidad actúo y puedo también interferir en su formalización, ya sea para mejorarlo, profundizarlo, o para introducir cambios que modificarán su dirección histórica.

Esto es, respecto a la diferencia que tendrá del pasado en el futuro. Para ese fin, como actor social o político, no solo debo tener una conciencia objetiva de la realidad, sino asimismo el conocimiento, la comunicación y la socialización del proyecto que construirá un sistema diferente, dejo de ser el actor principal y protagonista para pasar hacer el productor y transformar el entorno dentro de un sistema ya pre-establecido.

Y es entonces cuando la conciencia ya no es la simple relación con la realidad, tampoco le es suficiente la voluntad, el deseo de intervenir en el curso cambiante del sistema en que vivimos, está clarísimo en que la compensación es base fundamental porque no podemos desconocer las instituciones, los derechos y los principios de la modernidad.

Nuestra conciencia está obligada a conocer y a pensar para decidir y actuar. Mi “yo” y “mi circunstancia” son apenas referencia de la situación en la que vivo y de mi entorno. El mundo de la vida que dirige su presente hacia el futuro no acepta regresión, avanzar sobre las normas que la civilización ha venido estableciendo en su lucha secular contra el oscurantismo y la barbarie.

La libertad ya se prefigura como autonomía, se le asume como emancipación real de toda dependencia despersonalizante y la igualdad se autoconcibe como una pluralidad de existencias y de identidades que conviven en “unidad de condiciones generales e igualitarias”.

La complejidad de la existencia, en calidad de persona y de sociedad, es el sistema como formación articuladora del universo interior, la necesidad excede mi conciencia del “yo”. Re significa la importancia de la subjetividad, pero comprende que la misma debe acceder a las objetividades que el pensamiento, la ciencia y la tecnología hayan puesto al servicio del conocimiento humano y que el “entorno” exterior navega hacia esa dirección.

Está de moda la palabra “inclusión”, y no reivindica solamente la integración en la diversidad y la diferencia: política, social e intelectual. El sistema no puede descolgarse de los vagones en los que viaja la historia, es cuando yo debo testimoniar que mi conciencia y acción están comprometidas a reconfigurar un entorno de vida superior.

En escala de tolerancia y cooperación, para que mi identidad de ser, junto con la sociedad, puedan dialogar, en un lenguaje común, sobre un mundo justo en el que la realización humana es posible, en un estado de conciencia plena y expandida donde actúas a través del amor, compasión, comprensión, respeto y aceptación.

Por AMEP 1111