El sendero de los iluminados

El sendero de los iluminados: Lo Objetivo y Lo subjetivo en la Espiritualidad

Una distinción importante a considerar es entre lo objetivo y lo subjetivo en general pero aún más importante en la indagación personal, en el auto-descubrimiento, en el reconocimiento, en el procesó espiritual o en la ampliación de nuestra conciencia.

Tanto el pensamiento como el sentimiento pueden ser ambas cosas; aunque lo habitual es atribuir la objetividad al pensamiento y la subjetividad al sentimiento, el sentimiento es creado por el pensamiento y el pensamiento es generado mayormente por el inconsciente y en una mínima porción por el subconsciente y en una cantidad aún menor por el consciente.

Éstos pensamientos son generados por la información que cada uno tiene en su cerebro llamado también bits de datos, está información algunas veces está ligada a la información que guardamos en el ADN y que se le conoce como carácter y personalidad hereditario, esta parte es proceso de expansión en la conciencia y otra como registros de vidas pasadas, futuras y de existencia, en una parte es así pero lo realmente, mientras no se sea consciente de uno y del grado de conciencia se vivirá por vivir en un sistema social y en una conciencia robótica o consciencia social.

Ello es parte del error que se produce cuando separamos y distinguimos como cosas diferentes el pensamiento, el sentimiento, los sentidos y las diferentes estructuras corpóreas del ser, no admitiendo, al mismo tiempo, su unidad intrínseca, a pesar de que todo tiene un lugar y un nombre que lo identifica todo forma parte de un solo ser que es nuestra conciencia y que está ligada a todo el multiverso y a todos los seres como una pieza de rompecabezas, sin una no se está completó.

Se puede y es necesario, separar el pensamiento, el sentimiento, las emociones generadas por las manifestaciones sorpresivas para conocer y comprender las partes de un todo que es el ser humano en conexión con su conciencia coexistiendo; pero ese todo, implica la unidad profunda e indistinguible, a ciertos niveles, de sus partes o grados de acuerdo al proceso en expansión de la conciencia y que se da de acuerdo al conocimiento que se tiene en uno mismo y conforme se va aplicando conscientemente, de lo contrario solo se va refinando el ego formando una inteligencia artificial y alejándose de la esencia misma.

Suponer la separación radical entre pensamiento y sentimiento sin posibilidad de concebir su unidad intrínseca implica tener del ser humano una percepción fragmentada, solo como una raza animal supuestamente más inteligente y racional que es destructiva de su unidad por estar separando en clases sociales, en formas de personalidad, nacionalismo, etc.

Éste es el mal básico del pensamiento occidental, de oriente, occidente y del planeta entero por su tergiversa cultura y su percepción fragmentada de la realidad, incluida la del propio ser humano.

Desde esta perspectiva fragmentaria no se puede entender la unidad pensamiento-sentimiento, mente-alma, ser conciencia, espíritu-esencia.

Desde la perspectiva unitaria la relación entre sentimiento y pensamiento en el análisis de la realidad cotidiana se ve de otra manera. No hay una sola acción humana que no sea al mismo tiempo sentimiento y pensamiento.

Incluso el pensamiento científico objetivo, pretendidamente aséptico, está cargado de emociones y adhesiones y por eso es, como denuncia Kuhn (1972, 1982) –al no ser consciente de esta carga y dar por supuesto que no existe–, dogmático.

Para percibir profundamente esta unidad pensamiento-sentimiento se tiene que practicar el tipo de atención que enseñan la psicoterapia gestalt y la meditación vipassana: observar atentamente el estado del ser. Se llega a percibir con claridad cómo el pensamiento y el sentimiento se están generando continuamente el uno al otro y que son emociones que el alma desea sentir a través de las experiencias y no se podría decir cuál de ellos es ‘antes’, como en el ‘problema’ del huevo y la gallina, es así ya que vivimos un futuro que ya a ocurrido.

Por lo cuál hay que trascender el pensamiento mediante la filosofía transpersonal, como herramienta, usando todos los conocimientos aplicables en uno mismo sin juicio, sin crítica, sin perjuicios ni prejuicios, solo observando e ir mejorando cada situación.

No obstante, y sin perjuicio de llegar a percibir esa unidad última entre el pensamiento y el sentimiento, una observación elemental de nuestras actitudes cotidianas da una clara idea de la relación que existe entre el pensamiento y el sentimiento.

Es importante saber que el amor además de ser un sentimiento es un estado y una frecuencia de la misma conciencia, es la esencia natural que da forma y vida a todas las cosas sin considerar buenas o malas, positivas o negativas, para la energía las cosas solo son y estás tienen la opción de ser transformadas y se le conoce como libre albedrío o libertad de decisión.

Toda situación en la que el individuo se vea absorbido por la actividad que esté realizando (una lectura, un trabajo, una investigación, una exploración, una película, una situación afectiva, una discusión, un baile… y otras mil circunstancias cotidianas) es una muestra de que no hay una actividad humana en la que no estén involucrados, al mismo tiempo, el pensamiento y el sentimiento o la emoción.

Cuando, por ejemplo, nuestro trabajo nos gusta es obvio que genera en nosotros una actitud afectiva positiva que hace que seamos más fecundos en él.

Tenemos un sentimiento de unión hacia nuestro trabajo. Muchas veces soñamos con un trabajo ideal igual que soñamos con una pareja ideal. Aquella situación en la que la unión con la otra parte (pareja, trabajo…) sea fecunda gracias a nuestro “amor” por ella.

El tema del amor por la investigación científica como resultado de la unidad sujeto-objeto abunda en el libro de Fox Keller (1985).

Nuestra cultura nos induce a pensar en los elementos exteriores de nuestra vida que nos complementan (pa¬reja, ideas, trabajo…) como algo diferente y externo a nosotros. Pero también podemos pensar en ello como algo que somos nosotros mismos y no solamente de una manera figurada.

Es decir, podemos dejar de considerar nuestro yo como algo aislado y ajeno a los otros yoes u objetos de la realidad ya que mientras este en uno seguirán existiendo por lo que hay que descubrirlos para darnos cuenta e ir forjando a un solo ser que es la conciencia, buscamos sin saber que unicamente nos estamos descubriendo.

Podemos considerar la realidad como un todo en la cual hay singularidades llamadas yoes y objetos. Como diría Keeney (1983) la realidad es información construida por pautas recursivas, los yoes y los objetos son corporizaciones de la pauta (proceso recursivo de segundo orden).

Unidades orgánicas auto-organizadas.

Podemos pensarnos como partes de todos mayores que nos engloban y con los cuales vamos formando unidades cada vez más grandes. Un ser vivo puede ser interpretado –de acuerdo con el positivismo clásico– como nada más que una máquina físico-química (mecanicismo reduccionista) o bien –de acuerdo con el pensamiento organicista– como una unidad orgánica: un conjunto de unidades autoorganizadas para el desarrollo evolutivo.

Como unidad orgánica el ser vivo es interpretado como un todo en el cual existen unidades en niveles de creciente desarrollo. Así la unidad físico-química, la orgánica, la yoica, la social, la ecosistémica, etc., y otras intermedias.

En la unidad social y ecosistémica nosotros somos parte de un todo mayor que funciona de manera análoga a como lo hace un organismo vivo.

Cuando enfermamos pensamos (según la medicina mecanicista) que tenemos enfermo el corazón o el hígado…; pero según la medicina orgánica (naturista, china, homeopática…) está enfermo el organismo entero y se manifiesta en un órgano emergente que expresa el desequilibrio del organismo como un todo y que mayormente está enfermedad es provocada o generada por alguna emoción reprimida o excesiva.

La misma explicación sirve para el mal psíquico, el individuo “enfermo” es un emergente de un problema de comunicación, en el grupo (Laing, 1960, 1969). Así mismo los males sociales y ecológicos son males del conjunto de la sociedad como un todo ignorante.

El pensamiento mecanicista y ególatra separa los actos de sus consecuencias y no puede entender la naturaleza reversible de la polución y la explotación ignorando en su totalidad la teoría del determinismo.

Estos ejemplos nos harán más fácil entender el meollo de la declaración de que el pensamiento y el sentimiento son un todo o forman una unidad también conocida en porción como masa crítica.

El planteamiento mecanicista, típico de la cultura científica lo divide todo, ordena y clasifica para comprenderlo racionalmente.

El símbolo de la unidad primordial representa un estadio previo, incluso, a cualquier manifestación material, orgánica o mental. Es la unidad primogénia de la cual puede surgir cualquier forma.

Todas las formas, incluso las no manifestadas, existen en el significado profundo del símbolo de la unidad primordial (por ejemplo en el bebé existen todos los sonidos antes de desarrollar un habla particular).

Pero no se puede negar el papel de la ciencia en el conocimiento de la realidad. Es necesario separar para conocer las partes y saber cómo funcionan (origen de la tecnología); pero también es necesario no perder de vista la unidad primordial.

En el desarrollo evolutivo la separación (de la unidad previa) genera la conciencia individual. Una vez desarrollada ésta, y sin perderla, es necesario volver a concebir y experimentar la unidad primordial.

Es como cuándo recién abrimos un rompecabezas dónde separamos las piezas para empezar a formar la imagen que vayamos armar, está imagen se da a conocer de acuerdo al conocimiento y nueva información que se va adquiriendo y a las experiencias comprendidas.

Para amar al prójimo debemos tener siempre en cuenta que el amor es un estado de la conciencia y no un sentimiento, el amor es vivir con respetó, comprensión y compañerismo.

El amor como un sentimiento solo indica o señala como amar a cada persona o individuo cercano a uno y lo podemos identificar como papá, mamá, hermanos, hijos, pareja, amigos, vecinos, etc.

Por AMEP 1111