El sendero de los iluminados: Postura divergente. 2 de 2

¿Qué puedes hacer entonces para favorecer esta forma de pensar? Vamos a ver algunas estrategias.

Técnicas para desarrollar el pensamiento divergente:
1.- Buscar en los lugares más insospechados, por regla general, cuando necesitas información de algo vas a donde se supone que está, ¿verdad? Por ejemplo, si quieres buscar ideas de negocios, coges un libro, buscas en internet, preguntas a conocidos expertos…

Pero quizá la solución no esté donde todo el mundo busca, sino en lugares imprevisibles. Por ejemplo, puede ser que en un viaje veas algo que puedas replicar en tu país, o que viendo una película en el cine se te despierte la imaginación y te venga una idea.

Eso significa, por ejemplo, que quizá más que leer o estudiar, a la hora de buscar soluciones, puedes hacer cosas no previstas originariamente en tu abanico de probabilidades para dar con la respuesta.

2.- Asociación libre de ideas, este supuesto implica dos cosas:
♦ En primer lugar, hacer lluvias de ideas, sol@ o en compañía de otr@s. Eso implica considerar todo lo que se te ocurra, aunque no tenga ninguna relación. Si buscas soluciones para “evitar calor” y se te ocurre “comer bocadillos”, lo apuntas.

No excluyas ninguna posibilidad de antemano, por muy absurda que sea. Lluvia libre de ideas. ¿No queremos ser libres? Pues lo manifestamos en todo.

♦ En segundo lugar, asociar libremente esas ideas, algo de lo que ya hablaba Freud, y que aquí implica eso: unir, relacionar y asociar de la manera más espontánea e intuitiva posible lo que se te ocurra. Este criterio, en concreto, es absolutamente fundamental si de lo que se trata es de cosas nuevas y dispares, como por ejemplo buscar la innovación en los negocios o en la vida diaria.

3.- Contemplar la situación en su conjunto y tal como es, solemos tener dos problemas:
♦ Por un lado, no verlas como son, sino interpretarlas y calificarlas continuamente, esto lo explicaba muy bien Krishnamurti: no vemos lo que es, sino lo que nuestra mente califica y define como tal (la representación que nos hacemos de eso).

Para ello, la mente utiliza sus experiencias pasadas, el conocimiento acumulado, los datos adquiridos, los estímulos almacenados… y se forma una representación, le da un nombre y la califica.

♦ El otro problema es no contemplar una situación en su conjunto, sino solo la parte más evidente. Por ejemplo, si estás en casa muerto de calor, viendo la televisión, lo único que se te ocurre es encender el aire para refrescarte. Así das solución a la parte más evidente del problema.

Pero quizá la situación, en su conjunto, no trata solo de eso, sino que también implica que no estás haciendo cosas productivas, o estás aislándote del mundo, o estás dejando pasar las horas sin un propósito definido…

Cuando contemplamos la situación en su conjunto y no solo una parte, podemos acceder a una conciencia superior, dar un salto cualitativo importante y acceder a parcelas desconocidas, quizá al autodescubrimiento. En esa zona nueva e incógnita, en esa zona por explorar es donde podemos encontrar las soluciones que desconocíamos.

4.- Olvidarte del pasado y las referencias: Hemos comentado antes que la mente tiene tendencia a hacer su trabajo: calificar, definir, ordenar, comparar, juzgar, etc… Y para ello necesita del pasado y las referencias.

El pasado y las referencias te limitan, estas referencias son las creencias, conceptos y todo aquello que te hayan inculcado y que no te permite ser, Eso es lo que haces cuando practicas un pensamiento convergente, pero en el pensamiento divergente nos olvidamos de lo que era, de lo que vivimos, de lo que ocurrió, de lo que hacen otros… y ni comparamos ni buceamos en el caudal de experiencias y conocimientos que tenemos almacenados en la mente.

Es más, nos olvidamos de la mente y de pensar para pasar a crear, donde entramos en un estado de observación y cuestionamos. Ello implica olvidarse de las referencias, del saber acumulado y pasar a hacer desde cero, sin condicionamientos previos y sin que nadie juzgue.

5.- No acumular información, sino vaciarte de ella: Creemos que cuantos más datos acumulemos en mejores condiciones estaremos de resolver algo. Dicho de otra forma: que cuanto más sepamos más fácil lo tenemos.

La tendencia es buscar y acumular información, que va ocupando el espacio de nuestro cerebro y lo va llenando. Así, llega un momento en que no cabe más, y de hecho estoy convencido que tendrás momentos en que te sientas saturado y algunas veces agobiado por los choques de creencia y conceptos opuestos que te generan dudas, miedos, tristezas, etc.

Esta saturación impide pensar, decidir y pasar a la acción. Te bloquea. La solución consiste no en acumular información, sino en vaciarse de ella. Por un lado, desaprender en lugar de aprender, y por otro dejar espacio al vacío para que en él surja la intuición, la creatividad y el conocimiento silencioso.

Traducido al español, significaría que quizá en vez de inflarte a ver páginas web buscando cosas, podrías meditar o dar largas caminatas en silencio para permitir que la información brote de dentro y no se reciba de lo ya existente y conocido.

Me gustaría poder explicar esto con claridad porque es muy importante. El conocimiento no solo se adquiere y se aprende, sino que también surge del interior, brota de uno como de su fuente natural.

De hecho, muchas de las cosas que creemos aprender de fuera, en realidad no las estamos aprendiendo por primera vez, sino que lo que hacemos es, valga la redundancia, hacernos conscientes de algo que ya sabíamos.

Por eso, mi sugerencia siempre es más que acumular datos, vaciarse de ellos y más que recibir información de fuera dejarla que surja de dentro.

Por AMEP 1111