GUERRA DE PAPEL: Puras lucubraciones de cartitas magnas

  • Pide Raúl Flores impulsar en constitución plan de mancera para recuperación del salario
  • Vinculan el discurso de austeridad del peje-gorgojo con el discurso del FMI, que es ajeno a la izquierda

 

 

Es una verdadera pérdida de tiempo que los diferentes actores políticos se desgarren las vestiduras con perennes discusiones de que si la Ciudad de México debe o no tener sus propia Constitución.

Cada uno de los sectores de la sociedad se obedece a elegir “democráticamente” a sus representantes para construir lo que será el cuerpo del Constituyente 2017, que a casi un siglo de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, que jamás dejará de ser el Pacto Federal que gobierna a todo México.

El caso es que el Estado mexicano a través de sus órganos autónomos electorales, se sumó a esa eterna exigencia de la oposición de que la Ciudad de México tenga su propia Carta Magna.

Se han destinado multimillonarios recursos económicos para hacer realidad la elección del cinco de junio, cuando paradójicamente el país se está cayendo a pedazos por el desmedido crecimiento de la inseguridad, la falta de empleos remunerados, y en contraste, cientos de funcionarios y políticos tienen prebendas grotescas que rayan en el insulto con los innumerables cinturones de pobreza extrema y un ejército de harapientos que pide todos los días una “limosnita por el Amor de Dios”, para cuando menos medio comer, o tener algo en la panza…

A estas alturas del nuevo siglo, y frente a un pueblo que carece casi de todo, se debe a su ancestral retraso educativo, convirtiéndolo en un perfil bajuno y sustanciosamente carente de criterios profesionales.

Cada país tiene el gobierno que merece, y México no está exento de ello. Pese a esas bemoles, se conjuga el entusiasmo constitucionalista y muchos de estos doctorados, advierten que es innecesario que la capital del país pudiera tener su propia constitución cuando la Carta Magna de 1917, deja clara y puntualmente todos los aspectos de gobernabilidad.

Esfuerzo infructuoso tal vez, un ejercicio democrático tal vez, pero lo interesante del caso es que se hallan muchos elementos y conflictos de intereses para enmendar continuamente la Constitución conforme a los criterios de quienes gobiernan, pasan a ser  como los guerreros que triunfan en las guerras.

Todos los sectores sociales y productivos del país, si bien atinan reiteradamente que nuestra Constitución (el libro serio), algunos desearían que fuera sustituido por las lucubraciones de políticos ociosos que pretenden “subsanar” al país en este nuevo milenio.

Aunque habría que ser tolerantes con esos bisoños porque aun cuando la Carta Magna de 1917 ha sido una de las más violada de toda la historia en la literatura universal, contiene una coraza bien definida. Solo por citar los dos últimos párrafos de la Constitución:

El Artículo 135 dice: “La presente Constitución puede ser adicionada o reformada. Para que las adiciones o reformas lleguen a ser parte de la misma, se requiere que el Congreso de la Unión, por el voto de las dos terceras partes de los individuos presentes, acuerden las reformas o adiciones, y que éstas sean aprobadas por la mayoría de las legislaturas de los Estados”.

Y el Artículo 136 previene: “Esta Constitución no perderá su fuerza y vigor, aun cuando por alguna rebelión se interrumpa su observancia. En caso de que por cualquier trastorno público, se establezca un gobierno contrario a los principios que ella sanciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad, se restablecerá su observancia, y con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se hubieren expedido, serán juzgados, así los que hubieren figurado en el gobierno emanado de la rebelión, como los que hubieren cooperado a ésta”.

En esta tesis, el país vive la paradoja de una crisis recurrente, llena de inseguridades ajenas a su desarrollo democrático, pero es necesario contemplar que aun cuando se topa con esa dualidad, la Carta Magna del 17, sigue siendo la rectora de la paz social de la nación.

 

¿Reconocer valores?

 

El presidente del PRD en la Ciudad de México, Raúl Flores, dijo que es urgente que en la próxima Constitución de la Ciudad de México se reconozca el valor del trabajo de sus habitantes a favor del fortalecimiento de la economía, no sólo a nivel local sino nacional, por lo que pugnó porque en la Carta Magna capitalina queden asentados el derecho a un trabajo decente, con remuneración digna, con seguridad social y otras condiciones que contribuyan a elevar el nivel de vida de las familias chilangas.

Al señalar que el saldo de México en materia laboral del país hacia los trabajadores es negativo, pues el gobierno federal ha apostado desde hace más de 30 años por el crecimiento económico dejando de lado el desarrollo de sus habitantes, el dirigente perredista se manifestó a favor de retomar la propuesta del Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, de incrementar el salario que perciben los trabajadores no sólo como mecanismo de remuneración digna sino de dignificación del individuo.

“La mejora salarial de los mexicanos no se puede postergar más, es una propuesta seria que vamos a abanderar porque no hay otro mecanismos igualador. No hay otra forma de definirse de izquierda que buscar la igualdad, pero no igualar hacia abajo porque que ese es el discurso de austeridad de López Obrador, que es el mismo discurso del FMI y que es ajeno a la izquierda.

El objetivo es cambiar el Estado paternalista priista y garantizar el derecho al trabajo tal como estaba establecido en la Constitución de 1917 a través del artículo 123.

Durante su participación en el Foro de Consulta para una propuesta constituyente de la Ciudad de México, el dirigente perredista reconoció que la izquierda representada por el sol azteca, por culpa de la búsqueda obsesiva de Andrés Manuel López Obrador por la Presidencia de la República, abandonó su línea crítica al modelo económico neoliberal, por lo que llamó a retomar el tema del trabajo y del ingreso justo como modo de alcanzar la igualdad entre los integrantes de la sociedad.

Dijo que la elección de la Constituyente es la oportunidad del PRD para recuperar las banderas sociales que en algún momento abandonó, que lo llevaron durante la elección de 2012 a mostrarse poco solidario con los sindicatos, las luchas obreras y las víctimas del narcotráfico.

El líder del sol azteca capitalino adelantó que a menos de dos semanas de las elecciones del 5 de junio, el PRD no se va a permitir una Constitución que no cuente con las aportaciones de los trabajadores, pues no puede ser sólo una constitución hecha por la cúspide y para la cúspide.

Juan Ayala, candidato del PRD a la Asamblea Constituyente, reconoció la aportación de los cinco millones de trabajadoras y los trabajadores de la urbe más poblada del mundo y que diariamente contribuyen con su esfuerzo a la generación de riqueza, no sólo en la capital sino en el país entero, por lo que adelantó que desde la Asamblea Constituyente pugnará por plasmar en la Constitución acciones de protección de su ingreso, de su salario y de sus derechos, tal como quedó asentado en el artículo 123 de la Constitución de 1917.

Por su parte, Manuel Fuentes Muñiz, catedrático e investigador, planteó una serie de propuestas encaminadas a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, entre ellas establecer un salario general que pueda ser equivalente a cinco salarios mínimos actuales para recuperar poder adquisitivo, crear un tribunal de arbitraje que tenga facultades para ejecutar a favor de los trabajadores los laudos contra los patrones.

También que se instaure la revisión de los contratos colectivos de trabajo por sector; que se les brinde especial protección por riesgo de trabajo a las mujeres embarazadas, personas mayores de 60 años, menores de 18 y con discapacidad y que se castigue penalmente a los dueños o patrones por accidentes en los que se presente mutilación o muerte de sus trabajadores.

Igualmente priorizar, dentro de todas estas lucubraciones, presupuesto para que haya capacidad suficiente en las instituciones de salud para brindar atención medica debida a los trabajadores y sus familiares; instrumentar de manera efectiva el seguro de desempleo hasta que las personas se puedan reinsertar al mercado laboral y que haya mecanismos de transparencia de finanzas empresariales y no sólo las de los líderes sindicales.

En el papel se dice fácil, en los hechos nadie respeta ni las leyes. ¿Cómo lo van hacer para que todo este proyecto lo cumplan? Si tan solo con la Carta Magna del 17, a un siglo de su promulgación, prácticamente las han pisoteado a más no poder. Entonces, cuál es el interés de crear una constitución para la Ciudad de México, cuando el artículo 135, establece claramente sobre las conductas de políticos bisoños.

El hilo negro sigue siendo hilo negro, así de sencillo, ¿Qué innovaciones tendrán? Claro, ninguna, porque los políticos en México, violan todo.

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