Claudio Montaño

La policía que llevamos dentro

“Demasiado ruido en redes sociales y mucha pobreza en sus corazones”

James J. Whalen

El pasado 29 de marzo del presente año se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo número 11/03/19 por el que se establecen las normas generales para la evaluación del aprendizaje, acreditación, promoción, regularización y certificación de los educandos de la educación básica. Dicho acuerdo en el artículo 11, II, inciso a) a la letra dice en relación a la educación primaria “Primero y segundo grados: Se acreditan con el solo hecho de haber cursado el grado correspondiente.”

Casi un mes después de su publicación, bastó un comentario en las redes sociales para que se generara toda una serie de memes, comentarios, imágenes, etc., con un alto contenido irónico, burlón y hasta violento en torno a como suponen que será el resultado en la formación de los niños y niñas que cursen estos grados. Surgió la nueva versión de la famosa frase “hacen como que me pagan, hago como que trabajo” en “A los maestros que tengan primero y segundo año se les pagará con sólo asistir a la escuela. (Todos parejos)”.

Tenemos dos situaciones en este punto, la primera gira en torno a la respuesta que los maestros dan a este acuerdo, si bien parece que el alumno solo tiene que permanecer en la escuela, también se alude al sentido de responsabilidad y profesionalismo del maestro que tendrá que desarrollar mejores estrategias para obtener el desarrollo de sus estudiantes, esta disposición requiere ademas de su publicación, un cambio de actitud de todos los actores en el proceso.

La segunda situación, y a mi parecer la más delicada, va de la mano con las cifras publicadas el pasado 23 de abril con relación al Día del Libro, de acuerdo a la publicación de Ana Karen García en El Economista, “Además de un bajo grado de lectura también se presentan problemas en la comprensión lectora. De los mexicanos que leen algún material solo el 21.1% comprende la totalidad del texto, el 57.6% comprende solo la mayor parte”.[1]

[1] García, A. (23/04/2019). Mexicanos cada vez leen menos; 58 de cada 100 no leyeron ni un libro en 2018. El Economista. https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/Mexicanos-cada-vez-leen-menos-58-de-cada-100-no-leyeron-ni-un-libro-en-2018-20190423-0040.html

Por los comentarios vertidos en las redes sociales y por la intencionalidad de ellos, se deduce que la gran mayoría se dejaron llevar por la inercia de la noticia sin siquiera leer el acuerdo secretarial completo. Nos hemos acostumbrado a leer mensajes de texto y a darles un valor de verdad sólo por el hecho de haberlos recibido sin investigar o cuestionarse sobre la certeza de ellos.

Llegamos al linchamiento mediático, cualquiera con conexión a internet y un teléfono inteligente se convierte en automático en víctima, fiscal y juez… y también en victimario pues basta una denuncia anónima para generar una gran movilización (Recuerden EDUCATEL). Una persona que sienta violentados sus derechos cual vaquero del viejo oeste desenfunda su teléfono celular y comienza a grabar vídeo “Te estoy subiendo al feis, a ver si tan machito”.

Las dos problemáticas nos llevan a un punto ciego en común, la deshumanización. Hace parecer la educación un negocio donde lo que importa es el producto que cada quien piensa que obtiene y unas redes sociales que en lugar de mantenernos comunicados nos han alejado cada vez mas, una máquina es la que nos dice que nos ama porque alguien mas le ordeno que nos lo dijera.

Pasamos del diálogo a la intolerancia, de las charlas de sobre mesa a compartirnos un meme mientras comemos, de familias a individuos que comparten un techo.

“Ojo por ojo y el mundo quedará ciego”

Mahatma Gandhi

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