Lucha libre, patrimonio de los mexicanos

México (PL).- La singular lucha libre mexicana, una de las grandes atracciones en el país, cuenta con incontables aficionados que la siguen tanto en los coliseos, como a través de la televisión y demás medios.
Esta versión de la lucha libre profesional se caracteriza por sus impresionantes llaves de inmovilización, patadas voladoras, peligrosos saltos de ataque y combates dentro y fuera del ring.
Su práctica es considerada por algunos un espectáculo teatral y por otros un deporte. Aunque para muchos se trata de la mezcla de ambos contenidos.
Vence quien mantenga a su oponente de espalda sobre la lona durante tres conteos continuos hechos por el árbitro.
Sus antecedentes se remontan hacia 1863, cuando Enrique Ugartechea inventó esa modalidad a partir de la lucha grecorromana.
Pero la fecha relevante de su comienzo es el 21 de septiembre de 1933, cuando se fundó la Empresa Mexicana de Lucha Libre.
De su historia surgen luchadores que gozan de una gran popularidad, como es el caso de «El Santo», el más famoso de todos, cuya carrera duró casi cuatro décadas.
Este superhéroe incluso protagonizó más de 50 películas y fue además un personaje de las historietas animadas. Otros de sus colegas igualmente actuaron en el cine, pero con menos éxito.
Entre sus filmes están Santo contra los hombres infernales, Santo contra los zombis, Profanadores de tumbas, Santo y el tesoro de Drácula, Santo contra la hija de Frankenstein, Santo contra las momias de Guanajuato y hasta Santo contra los asesinos de otros mundos.
El también llamado Enmascarado de Plata fue realmente Rodolfo Guzmán, nacido el 23 de septiembre de 1917 y fallecido el 5 de febrero de 1984.
En el pancracio, que es el término utilizado en la Grecia Clásica para denominar a la lucha, sobresalen también otros ídolos masculinos y femeninos, muchos de ellos con ocurrentes nombres.
Así aparecen, entre otros, Médico Asesino, Mil Máscaras, El Matemático y Último Guerrero; así como Estela Molina, Irma González, India Sioux, Marcela, Princesa Blanca y Lady Apache.
Muchas luchadoras se caracterizan por su gran belleza, entre ellas Amapola, Ashley, Diana La Cazadora, Princesa Sugei, Estrellita y Sexy Star.
Varios de los luchadores son hijos de anteriores gladiadores. Entonces adoptan el nombre de su progenitor, pero iniciado con la palabra hijo. Así ocurrió con el Hijo del Santo, el Hijo de Lizmark y el Hijo del Perro Aguayo.
Los atletas se dividen entre técnicos (los buenos) y rudos (los malos), lo cual fracciona a los espectadores en ambos bandos, aunque obviamente prevalece el mayoritario apoyo a los primeros.
Durante los combates son comunes entre los fanáticos las entusiastas expresiones de aprobación y repudio, además de letreros alusivos.

LOS ENMASCARADOS
Una gran cantidad de ellos pelean enmascarados, para así despertar mayor popularidad con su misteriosa identidad.
De acuerdo con la ética de la profesión, si a un enmascarado su rival le arranca la careta, este no podrá volver a usarla durante todas sus posteriores presentaciones.
Tales son los casos de los descubiertos Black Shadow (Alejandro Cruz), derrotado en esa ocasión por El Santo; de Ángel Blanco (José Ángel Vargas), vencido por El Solitario; de Cien Caras (Carmelo Reyes), superado por Rayo de Jalisco Jr; y de Pantera Rosa (Arturo Díaz), sometido por Atlantis, entre otros.
Según historiadores, la lucha libre mexicana no sería la misma sin el colorido y el misterio de las máscaras, a partir de las cuales gladiadores como El Santo y Blue Demon iniciaron un nuevo paradigma en el imaginario popular y un símbolo del folclor nacional. La primera mujer en usar careta fue Magdalena Caballero, conocida con el nombre de la Dama Enmascarada. Resultó campeona nacional a principios de la década de los 50 del siglo pasado.
Los enfrentamientos pueden ser individuales o en grupo. Por ejemplo, en un reciente programa combatieron Atlantis, Místico y La Sombra contra Dragón Rojo, Pólvora y Rey Escorpión.
La catedral de este agresivo espectáculo es la Arena México, paradójicamente enclavada en el barrio llamado Doctores, de la capital del país.
Dicho coliseo, que cumplió el pasado día 27 su 58 aniversario, tiene actualmente capacidad para más de 15 mil aficionados.
En su ceremonia inaugural participó el comediante mexicano más conocido en el mundo: Mario Moreno (12 de agosto de 1911-20 de abril de 1993), el singular y simpático Cantinflas.
A lo largo de su existencia, este recinto también ha sido escenario de peleas de boxeo, incluidas las de los Juegos Olímpicos de 1968, y de conciertos de populares artistas mexicanos como Luis Miguel, Antonio Aguilar y Vicente Fernández.
Este tipo de lucha también se practica en diversos países, sobre todo en Estados Unidos y en Japón, cuyos exponentes son frecuentes rivales de los mexicanos.
A Luisito, de 8 años de edad, lo conocí cuando asistía con sus padres a una exposición de alebrijes (imagen artesanal de animales fantásticos).
Llevaba puesta una careta de colores. Y, a pesar de la mediática figura de Spiderman, en la fantasía del pequeño -como me dijo- él era Atlantis.

Deja un comentario