Mexicanitos gordinflones

En nuestro país es malo que lo mencione pero estamos muy acostumbrados a escuchar el “ya  merito”, o bien el “casi”, pero no nos distinguimos a nivel internacional en ser el primer lugar de algo que nos haga sentir orgullosos.

Todo lo contrario, cuando escuchamos estar en primer lugar de algo y no precisamente algo no digno de arguéllesenos, en lugar de eso no falta el chascarrillo, el humor que nos caracteriza a los mexicanos.

Sin embargo, fuera de todo ese folklor de humor, para restarle fuerza; no es bueno dejarlo pasar. Un ejemplo de ello es que todavía a la fecha estamos por encima de los Estados Unidos en obesidad.

Ya se venía advirtiendo desde hace más de diez años por el Instituto Mexicano del Seguro Social y la Confederación Nacional de Pediatría de México el crecimiento sobre esta problemática que cada día se ha convertido en el peor de los enemigos, después del crimen organizado.

Fueron dos autoridades las que hace más de una década advirtió sobre la problemática que está pasando el país, y el gobierno federal nunca hizo nada al respecto a través de la Secretaria de Educación Pública, ya que es ahí donde se fomenta la famosa comida chatarra, más aparte las autoridades municipales por permitir la venta en las afueras de las escuelas, siendo muy común encontrar el carrito de churros, y otras frituras, siendo casualmente negocio de las misma sociedad de padres de familias.

Si a eso se le suma la falta de un programa de ejercicio escolarizado que cumpla con las expectativas para bajar de peso. No es suficiente el que venga integrado la materia de Educación Física dentro del programa de educación básica, y media cuando los métodos en específico de esas clases para activar la condición de los jóvenes es un total fiasco.

Por eso no se ha tenido éxito en la materia de Educación Física, pues el soltar una pelota de futbol o cualquier otro deporte sin tener una disciplina que para comenzar debería de ser de condicionamiento, simplemente los ponen a jugar.

También debería de capacitarse a los maestros de la materia de Educación Física a no limitarse a un buen programa de ejercitación, sino también acompañado de una orientación sobre que alimentos se debe de ingerir para crecer sano.

Todo quedó en advertencias, seudo-campañas publicitarias del sector salud, pero fue solo eso, puras llamaradas de petate, y nunca se implementó un control sobre el contenido de la comida, y menos en las engañosas campañas publicitarias de la industria productora de alimentos, sin ninguna advertencia nutricional sobre el peligro de consumir grasas, sales, azúcares y carbohidratos en exceso es dañino para la salud; tal y como lo hacen actualmente las compañías de cigarro.

Lo más que se logró con respecto a los alimentos chatarras porque no nutren y eso es una realidad, fue vender los mismos productos, pero en porciones más pequeñas, algo que tampoco ha funcionado pues tan obvio que el niño que tenga más dinero simplemente compra más cantidad de comida chatarra.

Aquellas compañías que le ponen su leyenda de recomendación son causas de mofa para la gente donde dicen solamente palabras sin ningún impacto o información pensando que cumplen con el requisito mínimo que pide el sector salud.

Tampoco existen en las envolturas o en el empaque de la comida chatarra o cualquier producto alimenticio que sea nocivo para la salud en exceso; un teléfono a dónde acudir como lo hicieron las compañías tabaqueras que tienen un teléfono donde se proporciona ayuda para dejar de fumar con atención las 24 horas.

En esos teléfonos de las compañías cigarreras dan una orientación para dejar de fumar, aplican un protocolo de cigarro, que consta de un cuestionamiento y orientación con una duración de cuarenta minutos, dándole así seguimiento para combatir el cáncer, y otras enfermedades causados por el uso del cigarrillo.

Así como se le presionó a la industria del tabaco a tomar todas esas medidas para evitar el daño a la salud de sus consumidores, de la misma manera se debería de obligar a la industria productora de alimentos a proporcionar las herramientas para dejar de consumir en exceso un producto y no simplemente haciendo porciones más chicas o presentaciones pequeñas en las escuelas.

La culpa de que los mexicanos ocupemos en primer lugar, pero, sobre todo, los infantes son principalmente nosotros mismos como sociedad en donde la flojera de hacer un buen desayuno antes de llevar a nuestros hijos a las escuelas y las mismas autoridades por no exigir medidas que realmente den resultados y no en apariencia. Hasta entonces seguiremos siendo unos simples mexicanitos gordinflones. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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