Guillermo Robles Ramírez

México, no es el aeropuerto, ni el tren

Es normal que cada vez al inicio de un nuevo Presidente de México, existe muchas incertidumbre e inconformidades en los diferentes rubros sociales, incluyendo el político.

No importa que un partido haya durado durante décadas continuas en el poder frente al gobierno federal, lo mismo sucedió en el pasado con otros partidos de oposición, aunque en esta ocasión la mayor preocupación viene por partidos políticos, mandatarios municipales y gobernadores.

Bajo el mismo esquema en el pasado y como disco rayado que continuamente se repetía cuando el PRI estuvo en el poder, así como lo estuvo el PAN, tanto las autoridades federativas, así como las locales, es decir, los ayuntamientos del país; estuvieron caminando bajo el “petate del muerto” que el país se encontraba en crisis y ajustarían números en sus administraciones.

Lo anterior solo daba como resultado entre sus “ajustes”, una justificación para dejar de pagar a proveedores o prestadores de servicio, y una oportunidad para nuevos negocios o empresas fantasmas que obviamente siempre estaban vinculados de manera indirecta con mandatarios de entidades federativas, locales, y/o funcionarios de primer nivel de las diferentes instituciones gubernamentales.

No se trata de ninguna falsedad pues ahí están las denuncias públicas en los medios de comunicación, redes sociales, y medios digitales en donde “casualmente” siempre sale a luz pública ya sea unas semanas antes o después de terminar los cargos públicos.

Durante todos estos años no se ha tenido el conocimiento de un gobernador o mucho menos de un expresidente del país que haya pagado algún delito por desviación de recursos, pues es difícil de comprobar.

Ante tal panorama político que, en las últimas administraciones de cualquier mandatario, es decir, alcaldes, gobernadores y expresidentes de México, siempre al referirse la situación paupérrima económica del país, viene acompañado la siguiente pregunta: ¿crisis para quién?

Todo lo mencionado anteriormente es con el único objetivo de hacer una profunda reflexión para no aumentar las especulaciones entre la misma ciudadanía, así como entre los generadores de trabajo y los medios de comunicación.

Nosotros los medios de comunicación formales no podemos abrir fuego ante lo desconocido, como tampoco politizar los temas y mucho menos caer en amarillismos. Un ejemplo de ello ha sido la cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto en CDMX.

México no es simplemente un aeropuerto internacional, es decir, el motor económico de nuestro país no es frágil como para que esto represente quiebre del país. Lo mismo sucede con el tema del Tren Maya. No podemos apostarle solamente a eso, porque reflexionándolo bien es totalmente ridículo.

Tampoco se puede pensar que las entidades federativas, así como los ayuntamientos ya no recibirán participaciones de la federación pues considerándolo hipotéticamente posible esto representaría un impacto negativo en crecimiento. Ahora bien, bajo la misma hipótesis en que el gobierno federal pusiera como Donal Trump un muro con las participaciones, eso sería algo super favorable para Coahuila ya que los impuestos recaudados locales, así como hacendarios se recaudaría exclusivamente para nuestra entidad.

Es impensable que un Presidente de México, solo gobierne para algunas entidades y otras no, es decir, el mismo título lo dice es Presidente de una nación y no por entidades.

Todo mundo habla u opinan de la famosa cuarta transformación de México del nuevo Presidente Andrés Manuel López Obrador, es decir, se dice mucho pero se sabe poco.

¡México representa más que eso!, hay que visualizar a nuestro país como si fuera una gran locomotora que lleva una velocidad enorme que difícilmente se puede detener con simples declaraciones y actitudes del nuevo mandatario López Obrador.

Aunque AMLO desee cambiar radicalmente cualquier transformación se va topar con que existe una estructura, leyes, mecanismos e incluso una Constitución Mexicana que impide frenar nuestra economía, así como la participación de recursos por parte de la federación, aun así, teniendo mayoría en el Congreso de la Unión o bien lo que se conoce como el “carro completo”, no serán suficientes para sacar las reformas estructurales sin la negociación de los partidos de oposición.

La economía de México, al igual que la estructura política lleva tal velocidad que no se puede frenar ni en el primer mes, segundo o tercero, así como en los próximos que vengan e incluso los primeros años.

Un ejemplo simple de ello es con el terminar con las delegaciones federales que existe en cada entidad. Uno de tantos, pero solo por mencionar es la Procuraduría Federal del Consumidor, mejor conocido como PROFECO. Al menos la delegación Saltillo, Coahuila, se encuentra operando actualmente sin ningún problema alguno para los consumidores, y así están cada una de las dependencias que se dijo desaparecer, ahí continúan operando.

En lo personal no simpatizo con AMLO, pero al menos estoy poniendo mi granito de arena en apostarle que le vaya bien, porque si sucede eso, al país le va bien. También me niego a creer que la economía de un país como el de nosotros este basado en un aeropuerto, un tren turístico, una reforma constitucional que se desconoce como para frenar o parar el desarrollo de México.

Me niego a pesar lo frágil que esto representa, el considerarlo como por cierto hipotéticamente hablando, después de escuchar un Primer Informe del Gobernador de Coahuila, así como el del Alcalde de Saltillo, en la que representamos una potencia no solo importante para el país, sino internacionalmente. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria “Antonio Estrada Salazar” 2018) www.intersip.org

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