Guillermo Robles Ramírez

No existe un medicamento para este mal

Por Guillermo Robles Ramírez

            En alguna ocasión en un documental televisivo y obviamente extranjero aquel canal, me llamó la atención sobre el anuncio de una isla en la que no hay viejos o mejor dicho gente de la tercera edad.

            Algo que sin lugar a dudas llama la atención puesto que hace sugerir que existe algo en esa isla que mantiene a la gente joven y no precisamente se trataba del Santo Grial.

            Según el documento transmitido no existía gente de la tercera era porque se trataba de una comunidad que estaba muy retirado de la civilización y en ese hábitat contaban con mucha vegetación y fauna que son muy peligrosos para el ser humano, pero si eso le agregamos que no cuentan con servicios médicos más que el curandero de la aldea. Ante este panorama la longevidad promedio de esa comunidad no rebasaba los cincuenta años de edad.

            Hay que reconocer que, gracias a la medicina, así como su evolución la longevidad del ser humano anda en un promedio de 80 años de edad, aunque existen casos de más años, pero antes de la medicina seguramente habrá sido un promedio entre los 40 y 50 años de edad.

            La medicina ha superado las expectativas del ser humano para poder alargar la vida. Todas aquellas investigaciones para encontrar mejores medicamentos, técnicas de operación, y hasta en el campo de la genética para poder hacer posible el anhelo de un humano de continuar viviendo.

            Pero a pesar de todo lo mencionado hasta el momento no existe en la medicina algo para hacer cambiar al ser humano para aceptar a las personas de la tercera edad.

            No existe tampoco una pócima mágica, tampoco algún equipo moderno para lograr la concientización de muchos familiares que en la actualidad tienen uno o dos personas de la tercera edad y que lamentablemente solo lo ven como si fuese un estorbo.

            México ya no es considerado como un país joven y este punto siempre se ha referido a la tasa poblacional, es decir, hace décadas predominaba más la gente joven que anciana, al día de hoy sus cifras han llegado antes de lo esperado, pero además preocupante porque ahora se empiezan a observar que aquellas plataformas de pensiones o jubilaciones por vejez son insuficientes.

            Existe una inconformidad por parte de todas estas personas o al menos la mayoría de ellos que están dentro de este grupo de la tercera edad que no han visto un motivo del para qué continuar viviendo ya que sus preocupaciones han aumentado al tener un futuro incierto.

            Un futuro en el que no saben qué va pasar con ellos, es decir, quién los va atender cuando ya no puedan moverse porque existen aquellas personas ancianas que con fortuna cuentan con casa propia, pero en un total abandono por sus familiares.

            Pero también hay adultos de la tercera edad que se la pasan viajando como golondrinas de casa en casa, de los familiares en donde solamente se van turnando para ver quién se hace cargo de ellos, pero ni así por estar dentro de un hogar de un familiar cuentan con esa certidumbre ya que son abandonados en una habitación o sala frente a una televisión que ni siquiera le saben mover, pero sin tener una convivencia con ellos.

            No existe una concientización ni dentro de las familias, ni pública que en lo personal lo considero dentro de los más vulnerables ya que un anciano o una anciana tienen ese deseo de coexistir con sus seres queridos, aunque su movimiento motriz sea muy limitado pero propia de su edad tienen un corazón joven y también un espíritu de la vida, que no son tomados en cuenta por nadie siendo una posición muy egoísta después de mucho que dieron en su vida productiva así como enseñanzas que no tienen un valor económico sino va más allá de ello. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org