Otra reforma educativa para crear más empleos

Por: Francisco Salinas Ríos

El gobierno del Presidente Peña Nieto tendrá que considerar proponer otra reforma educativa si busca incrementar las fuentes de empleo en México, cuando estas son originadas por las micro, pequeñas y medianas empresas. Porque modificando el plan educativo se podrá introducir la formación de niños y jóvenes en las competencias y habilidades que actualmente se le enseñan a los adultos que quieren emprender un negocio o ser empresarios.

Y es que el crecimiento económico y la generación de empleos no han sido los esperados, en el primer semestre sólo crecimos 1 % y apenas se generaron poco más de 260 mil empleos entre permanentes y eventuales registrados en el IMSS, recordando que el 70 % de los empleos formales los crean las mipymes y que la informalidad es comparable con la formalidad, con una paridad en la cantidad de mexicanos en uno y otro sector, cerca de 27 millones.

La incubación es una forma de educar a emprendedores y empresarios, algo que en Europa y Estados Unidos se hace desde la educación formal del niño, desde la primaria, la secundaria, para que tengan nociones de abrir un negocio y aquí algo muy importante es la mentalidad que estos países implementan en el factor de educación desde edad temprana la educación formativa y vemos que estos muchachos conforme van avanzando en su ciclo escolar tienen una mentalidad de empresario.

Esta educación que formará a niños y jóvenes en potenciales emprendedores y empresarios es propuesta por Eduardo Hernández, consultor e instructor de INCUBAEMPRESAS, quien considera que el cambio de la educación en México debe ser “estructurado en base a un sistema basado en competencias pero no solamente como se ha visualizado desde hoy en día: prepa y universidad, la competencia se va creando desde la educación básica, desde la primaria”.

Y el cambio en la educación es porque el sistema educativo tradicional mexicano es un cúmulo de conocimientos sin aplicación, hecho para formar teóricos en la mayoría de las carreras, para formar profesionales que se incorporarían a la actividad productiva como un empleado, en trabajos que actualmente o son muy difíciles de encontrar o no hay porque las empresas no los crean, dice Eduardo

Hernandez. “Uno estudiaba y acababa una carrera para tener un gran trabajo, y la mayoría crecimos con ese enfoque”, subraya.

Hace mención que en algunos países como Alemania, “ya no tienen la figura de licenciado, son técnicos y doctorados… y precisamente las universidades tecnológicas llevan ese concepto de formar técnicos, pero en México cuando estos técnicos son egresados de las universidades se menosprecia al técnico…”.

Porque se considera que un técnico es menos que un licenciado, se le replica a Eduardo Hernández, en la entrevista que concedió al columnista en su programa de televisión por internet Don Pyme, www.astl.tv, y en la que insistió en la educación basada en un cúmulo de conocimientos, ¿pero qué pasa cuando estos conocimientos no tienen aplicación?, pregunta y él responde: “Si uno no encuentra algo que sea significativo en la vida, toda esa formación en conocimiento se pierde con el tiempo o se vuelve obsoleta”, alerta el experto.

Contrariamente, cuando un niño o un muchacho encuentra un conocimiento que tiene o se asocia con una aplicación, “entonces hemos creado lo que los psicólogos llaman aprendizaje significativo no solo aplicable a la vida laboral sino a la vida misma”, y cuando el aprendizaje tiene una aplicación hay fortaleza.

Y en la formación que se da en las incubadoras se aplica en el triángulo de Rohm de conocimiento, habilidades y actitud, que son los tres grandes principios de una incubación. Pero aclara que se pueden tener los conocimientos, las habilidades, pero si no se tiene la actitud no pasa nada. “Porque si no se quiere hacer no pasa nada”.

Y demanda que la educación formal en México esté basada en esos tres grandes principios, porque para ser una persona competente se requieren estos “y si no vamos a proyectar a nuestros jóvenes en estas habilidades no los estamos preparando para el trabajo productivo como emprendedores y empresarios”, señala el Coordinador de la Oficina de Transferencia del Conocimiento de la incubadora avalada por el Conacyt.

Lamentó que en México existan 10 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, los llamados ninis, lo que explicó es resultado de la falta de principios y valores en la familia, ¿por qué?, porque, según él, las familias operan igual que una empresa, “una familia debe sacar un producto para que sea consumido por la sociedad, y ese producto son los hijos y si ese producto no cumple con las características que la sociedad demanda para ser consumido, pues queda como un producto no conforme o inclusive hasta obsoleto”.

Y explica que en esta analogía de las empresas y las familias se demuestra que operan de forma muy similar: las empresas tienen una misión, una visión, tienen objetivos, tienen un organigrama; una familia también, no documentada pero existen, existen los valores, las funciones, existe todo esto “y precisamente lo que

estamos haciendo nosotros es sacar un producto que sea consumido por la sociedad y creo que lo que hay que hacer es el cambio que hemos mencionado desde la educación formal en la escuela y depende de nosotros fomentar desde jóvenes a nuestros hijos el desarrollar capacidades de negociación o de abrir un negocio y que sepan las pautas para abrir un negocio”.

Entonces ¿qué hay que hacer? Principalmente no es olvidar la educación formal porque como todo sistema se puede mejorar también.

Eduardo Hernández, enamorado de su profesión, se entusiasma y recuerda que, según datos de la Secretaría de Economía, del 100% de las empresas que abren el primer año, el 60-70% muere a los 6-7 meses, lo que representa una alta mortalidad, pero eso no es todo pues el estudio indica que 10% de esas empresas que abren duran cinco años de vida.

¿Y qué es lo que hace una incubadora?, pregunta, pues formar empresarios, dotarlos de las competencias básicas requeridas para abrir un negocio sin hacer lo que ese 60-70 %, pues una incubadora le da las pautas, los mecanismos, las estrategias para que lo haga de manera segura, aunque advierte que “el riesgo” siempre existe, pero es un riesgo calculado, controlado porque se conocen los entornos, el externo y el interno, además que un aspecto fundamental de una incubación es detectar realmente quien es el cliente.

“El cliente es fundamental porque no hay públicos en general, del cliente se hace una segmentación del mercado y a veces en la dinámica que ponemos al emprendedor le preguntamos quién es el cliente de cierta empresa y responden que el niño, los hijos y no es así”, sino los papás que son los que pagan y el hijo es el usuario, por lo que es fundamental identificar al cliente.

Algo que subraya es que otro aspecto de la incubación es el plan que realizan el emprendedor o empresario el cual debe ser plenamente atractivo para ellos, y si buscan financiamiento también debe ser atractivo para la instituciones que dan financiamiento

Y para terminar, abordó la tercera competencia que faltó en la primera entrega, además del análisis de información y la visión, que es la capacidad de planear y entre esto está el controlar el costo fijo, porque venda o no venda el emprendedor o empresario tiene que afrontar sus obligaciones y hay que visualizar esto, porque un negocio que no vende no es negocio.

-Cuando desarrollamos estas habilidades o estas competencias podemos tomar decisiones para abrir un negocio, en qué forma abrirlo, si hay que crecer que sea un crecimiento oportuno y ordenado y también que tenga esto cuantificado en pesos y centavos, concluyó

 

OCHO MESES DE GOBIERNO.

El Presidente Enrique Peña Nieto cumplió ocho meses de gobierno y ofreció un mensaje al país desde la residencia oficial de Los Pinos, en donde reinauguró el boato del viejo PRI, pero que mantuvieron los gobiernos del PAN e imitaron los perredistas de la Ciudad de México.

Peña Nieto resaltó algo que ha sido fundamental en su gobierno, las reformas y especialmente las estructurales que está por enviar al Congreso de la Unión: la energética, la financiera y la fiscal, fundamentalmente.

Pero también las que ha logrado en estos escasos meses: las reforma educativa, incluidas las leyes secundarias y especialmente la Ley General del Servicio Profesional Docente, y de telecomunicaciones, principalmente.

Su discurso tuvo más una visión de futuro que de presente porque hizo énfasis en lo que sí podemos hacer sobre todo con esas reformas que están pendientes y que según él, nos harán crecer y tener un mejor desarrollo que el que hemos tenido en los pocos meses de su gobierno (1% del PIB) y que será similar en el segundo (1.8%), a pesar de que ahora sí se ejercerá el presupuesto y habrá crecimiento.

Pero fueron solamente palabras optimistas, que pretendieron ofrecer a los mexicanos un futuro basado en las reformas estructurales, que nos permitirán “dar el gran salto en nuestro desarrollo”.

Desde luego que eran importantes los logros que ha tenido como resultado de un Pacto por México que le propusieron los partidos de oposición y que el adoptó como una forma de cohabitación política –que no cogobierno- y que le permitió tener los resultados políticos que no económicos a su gobierno.

Pero pareciera que olvidó otros asuntos que realmente interesaban a los mexicanos como la estrategia de seguridad –sus resultados hasta hoy-, la lucha contra la corrupción y contra la impunidad, que serían estratégicas para que toda obra de gobierno, con reformas estructurales o no, realmente beneficie a todos los mexicanos.

Sobre todo porque si no es el viejo PRI el que regresó, la lucha anticorrupción e impunidad deberán ser las principales de su gobierno porque si estas y los intereses de grupos que están condicionando la entrada urgente de la modernización, se imponen no habrá los resultados que todos esperamos.

Lamentablemente no hubo mención, de estos como tampoco de la mencionada estrategia de seguridad que debería combatir –con inteligencia- a los grupos criminales que controlan, sí controlan regiones del país como Michoacán, Tamaulipas y Coahuila, por grupos como Los Caballeros Templarios, el Cártel del Golfo y Los Zetas. Lástima, Peña Nieto se limitó a darnos un mensaje de

motivación, centrado en sus reformas que no sabemos si en el futuro realmente funcionarán y nos beneficiarán.

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