Problemas de otros, los toma propios

Antes era más fácil ir el médico de cabecera, o al menos así se le llamaba a aquel doctor general que siendo un profesionista particular veía a todos los miembros de una familia y de otras generaciones futuras.

Por un sentido era más sencillo pues atendía las enfermedades más comunes y aquellas de las cuales no se tenía conocimiento de su existencia simplemente se les daba un remedio para aliviar un poco las molestias.

Pero el desarrollo en las investigaciones científicas en torno a la salud ha permitido conocer cuán enfermos estamos como sociedad. Ahora sabemos qué es el cáncer, algunas de sus causas, cómo es que se genera, así como sus diferentes tipos de enfermedades cancerígenas, así como sus tratamientos.

Estos avances de la ciencia fueron acompañados evidentemente de la especialización de los médicos, para cada uno de las nuevas enfermedades sabiendo en la actualidad mucho más de otros padecimientos al que por rechazo de los mexicanos de aceptar la realidad muchos lo han conceptualizado como castigos divinos o producto de una hechicería, encontrándole la lógica a todo como “te hicieron brujería”.

Pero no contrario a lo que muchos mexicanos piensan o crean, la ciencia ha fincado no sólo este conocimiento, sino que nos ha permitido verlo de muy distinta manera. Los médicos informan ahora sobre enfermedades que antes ni siquiera se imaginaban ni ellos mismos.

Aunque con un mejor nivel de vida sustentado en su poderosa economía y los efectos de ésta en la vida cotidiana, Estados Unidos se preocupa más que México por el estado de salud de sus ciudadanos, cosa contraria a nuestro país.

Tema que se han estado convirtiendo como un problema de salud social en México han sido como la obesidad, el cáncer, el sida, la artritis, la infertilidad, el estrés y el autismo, que por cierto éste último se acaba de conmemorar hace dos días como el Día Mundial de la Concienciación del Autismo, siendo un trastorno que se continúa estudiando por misma complejidad.

En México, la cultura de la prevención no está en punto de comparación con Estados Unidos, pero por otra parte no podemos desconocer que los conocimientos de los médicos mexicanos rinden frutos y los especialistas mexicanos, han logrado hacer de la salud de los mexicanos un tema que muchos envidiarían.

Aquí podemos vivir con estrés y un nivel de vida inferior al de los estadounidenses, pero vaya que somos más felices. Nuestras costumbres y tradiciones hacen de los mexicanos un entregado a la experiencia de las emociones y sentimientos, algo mucho más apegado al espíritu del ser humano y creemos que esta puede ser una de las mejores medicinas que usamos.

Aún con esto, no podemos soslayar la existencia de casos verdaderamente estremecedores. En Coahuila, por mencionar solo como ejemplo, aquellos padres de familia que arman toda una campaña publicitaria para integrar el presupuesto de una costosa cirugía para curar a cualquiera de sus hijos.

Aquí hay organizaciones altruistas, muchas de ellas que viven de colectas públicas y de acciones voluntarias, que trabajan para procurar atención a niños enfermos de familias pobres.

El resultado de este trabajo ha dado algunos frutos que revelan historias lacrimógenas y derivan en la generación de confianza, un elemento fundamental para su permanencia.

Queremos reconocer en esta ocasión el esfuerzo de una de estas organizaciones, la de Niños con Leucemia (NICLA), que ha reafirmado las esperanzas de muchos padres humildes que han tenido que enfrentar la triste realidad de ver a un niño crecer mientras se acerca a su muerte.

La Asociación de Niños con Leucemia de Saltillo (NICLA) ha hecho un trabajo fundamental, en el que ha vivido estos frutos y lamentables desaciertos. Pero más allá de eso, lo verdaderamente importante es saber que ahí está un grupo de personas dispuestas a indignarse ante la pena ajena y tomar como propios los problemas del prójimo necesitado. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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