Reino Unido: ¿Ser o no ser… uno de los 28?

La Habana (PL) Pasadas las elecciones generales, las tensiones y sorpresas no abandonan al Reino Unido donde cada vez suenan con más fuerza las campanas que anuncian el referendo sobre su permanencia en la Unión Europea (UE).
Aun cuando eran conocidas las intenciones del primer ministro David Cameron, la ratificación de su promesa tras el triunfo mayoritario de los conservadores y la confirmación de la consulta por la reina Isabel II, desataron fuertes polémicas y pusieron en alerta al resto de los 28.
Políticos, empresarios y analistas debaten la pertinencia de llevar a las urnas las relaciones de Londres con Bruselas y especulan sobre posibles escenarios en caso de que los británicos opten por abandonar la Unión.
¿Cuáles son las verdaderas pretensiones de Cameron? ¿Qué pasaría si vencen los separatistas? ¿Quiere realmente el Reino Unido abandonar el bloque?, son algunas de las muchas preguntas que aparecen en este contexto.
Sin embargo, cuando llegue el momento, los ciudadanos de ese país deberán resumir sus contradicciones e inquietudes en la respuesta a una sola de ellas: ¿Debería el Reino Unido permanecer en la UE?

NEGOCIACIONES Y REFORMAS
La realización del referendo, prevista para antes que finalice 2017, fue una de las principales promesas de Cameron durante su campaña electoral.
Tal decisión estuvo condicionada por la creciente corriente contra las instituciones del bloque dentro de los conservadores y el auge del antiinmigrante y euroescéptico Partido de la Independencia del Reino Unido.
Antes de cumplirse el mes de su victoria en los comicios del 7 de mayo, el líder tory anunció la presentación de los recursos legales necesarios para organizar el referendo e inició una gira por Europa en busca de apoyo para impulsar reformas en el seno de la UE.
La prisa de Cameron y las imprecisiones sobre sus verdaderos objetivos, han llevado a los expertos a cuestionar las razones ocultas de la consulta popular.
Más que el cumplimiento de una promesa, señalan medios de prensa, pudiera ser un intento por complacer a distintos sectores políticos o un arma para ejercer presión sobre la alianza comunitaria y obtener concesiones.
El jefe del Ejecutivo británico ha manifestado en reiteradas ocasiones que la realización de transformaciones hacia el interior del bloque es una condición fundamental para la continuidad de su país en él y ha tratado de convencer a sus socios europeos de la necesidad de los cambios.
Entre las reformas propuestas sobresale la reducción de la migración intracomunitaria, lo cual se opone al principio de libre circulación establecido por la UE.
Cameron defiende la concesión a su país de competencias en el control de la entrada de inmigrantes y es partidario de restringir los beneficios sociales brindados por el Reino Unido a ciudadanos de otras naciones de la entidad comunitaria.   Asimismo, aboga por otorgar facultades mayores a los Parlamentos de los Estados integrantes de la Unión, incluida la de bloquear legislaciones propuestas por la directiva de los 28.
Por otra parte, plantea la necesidad de establecer mecanismos para evitar que la integración de la eurozona perjudique a países con monedas distintas.
Durante su reciente gira por Holanda, Francia, Polonia y Alemania, aseguró que esos y otros cambios están concebidos para beneficiar al bloque como un todo.
Mi prioridad es reformar la UE para hacerla más competitiva y responder a las preocupaciones de los británicos, aseveró.
«Si no están de acuerdo con nosotros, si no trabajan en ese sentido- afirmó el titular británico de Asuntos Exteriores, Philip Hammond-, entonces nada está descartado».
Las pláticas del Primer Ministro con los Gobiernos de otros países miembros y con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, forman parte de un proceso de negociación previo al referendo.
Según Cameron, si se aprueba la transformación de la UE, lo cual incluiría una revisión de sus tratados, los británicos estarían más inclinados a votar por continuar como uno de los 28 y él iniciaría una campaña en favor de ello.
No obstante, Juncker insiste en que los principios fundamentales del bloque son innegociables.
PRESIONES Y CUESTIONAMIENTOS
Según datos oficiales, más de 45 millones de ciudadanos serán convocados para asistir a las urnas y definir si el Reino Unido sale o no de la UE.
La consulta se realizará de manera similar a las elecciones generales y solo podrán participar, además de los nacidos en ese país, los irlandeses, malteses, chipriotas y personas de otros Estados miembros de la Mancomunidad de Naciones establecidos allí.
También podrán ejercer su voto los británicos que lleven menos de 15 años en el exterior y los residentes en Gibraltar.
De acuerdo con la cadena de radio y televisión BBC, al menos un millón de personas quedará excluido del referendo, pues la mayoría de los ciudadanos del bloque residentes en el Reino Unido no podrá votar.
Según el analista financiero Matthew Lynn, existe un sinfín de escenarios apocalípticos sobre qué va a pasar si el Reino Unido se decide por abandonar la UE, pero en realidad no habrá grandes repercusiones económicas.
La membresía en la Unión brinda una diferencia política, pero la economía y el mercado de valores seguirán con los mismos puntos fuertes y débiles que antes. Bruselas no tiene ningún incentivo para poner barreras comerciales contra Londres, señala.
Pero más allá de posibles consecuencias en el ámbito comercial y financiero, los expertos advierten sobre un posible efecto dominó tanto en el exterior como en el interior del país.
Si bien se teme que otros de los 28 cuestionen su pertenencia al bloque o exijan cambios en este, también existe la posibilidad de que se reabra el debate sobre la independencia de Escocia.
La ministra principal de ese territorio, Nicola Sturgeon, consideró negativas las intenciones del jefe del Ejecutivo británico y planteó la necesidad de un mecanismo que garantice el respeto a las posiciones de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte.
Por su parte, miembros del Partido Laborista solicitaron un informe preciso sobre las repercusiones que tendría la salida de la Unión y algunos integrantes del gabinete conservador abogaron por poder expresar su opinión al respecto, aun cuando sea diferente a la del Primer Ministro.
Mientras las presiones aumentan, Cameron continúa sus negociaciones con líderes europeos y se preparan los detalles legales de un referendo que dará la última palabra a unos 45 millones de británicos.

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