A TIRO DE PIEDRA: LA FISCALÍA, LA JUSTICIA Y EL DISCURSO DE SIEMPRE

Es desgracia habitual en los ineptos la de engañarse al elegir profesión, al elegir amigos y al elegir casa

Baltasar Gracián

Ahora que han iniciado las campañas políticas, las promesas de justicia, los compromisos de honestidad y de aplicación irrestricta de la ley vuelven a escucharse por las calles, los candidatos aseveran que se encarcelan a los corruptos y que se persiguen las malas actuaciones, pero cuando se hace una revisión al desempeño se encuentra una grave disociación entre el dicho y el hecho; la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo es el más claro ejemplo.

En el discurso se asegura que se ha encarcelado a los culpables de saquear las arcas públicas, en la realidad, los acusados, todos, llevan sus respectivos procesos en la tranquilidad de sus viviendas; en el discurso, el aun fiscal, Miguel Ángel Pech Cen, afirma que traerán al ex gobernador Roberto Borge Angulo a responder por sus crímenes en Quintana Roo, en los hechos, las autoridades federales han negado esa posibilidad, no dando siquiera oportunidad de que sea trasladado a declarar por los mismos.

En el discurso, se asegura se avanza en la profesionalización de los cuerpos policiacos y su equipamiento, se informa de la adquisición de patrullas y armamento, se anuncian incluso aumentos salariales para dignificar la labor de los agentes, en la realidad, este jueves policías ministeriales de toda la entidad iniciaron un paro laboral denunciando que las patrullas están paradas por falta de combustible, dicen carecer de equipo y armamento, recalcan que el riesgo laboral es alto y sus seguros de vida fueron reducidos en monto, de 500 mil a 200 mil pesos, y que además el sueldo que perciben alcanza apenas los cuatro mil 800 pesos quincenales.

En el discurso, se informa de avances en las investigaciones, en los hechos, no se ha dado siquiera con los responsables de los agentes ministeriales que fueron ejecutados en 2017 en las oficinas de la Fiscalía en la ciudad de Cancún, la ola de ejecuciones parece no tener fin en el norte de la entidad, pero aun así los responsables de mantener el orden y la seguridad continúan como si nada ocurriera, informando de cursos sobre derechos humanos, sobre visitas a escuelas y detenciones de personas con droga, con armas blancas, operativos de verificación de documentos y reducción de índices de criminalidad. El argumento recurrente es que Quintana Roo no tiene la criminalidad de otras entidades peores, la realidad muestra sin embargo que poco falta para ello.

Y entonces qué tendría que ocurrir para que el Congreso de Quintana Roo determine la revocación de nombramiento a un fiscal que a ojos vista no cumple con su labor, qué respuesta obtendrán los elementos que han ahora han parado labores. En el contexto inmediato parecen haber sólo dos opciones: o se destituye al fiscal y se atienden las demandas laborales, o nos acostumbramos todos a que nos faltan casi cuatro años de lo mismo, aunque la situación social se degrade aún más y los responsables de velar por la seguridad opten abiertamente por no hacer su labor, con los riesgos que ello implique.

COMENTARIO MORBOSO

 Les comparto una reflexión que publiqué en mis redes sociales, a propósito de promesas y compromisos a futuro:

REFLEXIÓN AL VUELO (decía Napoleón, “si quieres tener éxito, promete todo y no cumplas nada): Si fuera el caso que el PRI ganara la presidencia municipal de OPB y la criminalidad no bajara en el primer año y, en consecuencia, siguiendo la lógica del compromiso de la candidata Mary Hadad, la gente no pagara Impuesto Predial ¿no estaría la ciudadanía cometiendo suicidio? pues además de inseguros, las calles tendrían aún más baches e inundadas de basura ¿Qué le obliga a cualquier candidato a cumplir sus promesas? Al Chino Zelaya, a Mary, a Julio Alfonso Velázquez Villegas.

Para que el ciudadano vote con base en promesas tiene que tener un marco de referencia… ¿seguros que alguien quiere tomar ese camino?

Aquí no cabe el “yo no soy como aquellos”, porque a Meade nadie le cree su discurso de “no soy corrupto, no soy priísta y Peña es honesto” ¿o sí?

El “cambio” tiene que demostrar también que lo es, y los “morenos” dar señales que tienen algo más que ofrecer que la imagen de AMLO… cuidado, quien nada tiene que perder, puede prometer todo; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

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