A TIRO DE PIEDRA: “UNA GOLONDRINA NO HACE VERANO” O DEL DISCURSO DE LA SOBERBIA

La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad
Nicolás Maquiavelo

Como si escándalos le faltasen a la administración de Carlos Joaquín González, generados a partir de los “errores” discursivos de los integrantes del gabinete, quien brindó el siguiente “garbanzo de libra” fue el oficial mayor del Gobierno del Estado, Manuel Alamilla Ceballos, al minimizar las recientes renuncias al gobierno de Quintana Roo, recalcando que “una golondrina no hace verano.”

Puede parecer inocuo su dicho, pero revela una actitud de soberbia que, para efectos prácticos, ya hemos visto en la entidad, y de eso hace tan sólo un año, cuando el ex gobernador, Roberto Borge Angulo, y el aún dirigente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Raymundo King de la Rosa, pregonaban que la salida de militantes del tricolor no afectaría ni al gobierno ni al partido, y que a pesar de las mismas ganarían la elección de junio de 2016… no sólo perdieron, sino que gracias al triunfo de la hasta entonces coalición opositora Alamilla Ceballos tiene el cargo que actualmente ocupa.

“Unos cuantos que decidan irse no afecta los trabajos de organización interna ni vulneran la unidad”, dijo King de la Rosa en marzo de 2016; “Una golondrina no hace verano, Gobierno es mucho más grande que eso y difícilmente se van a parar las labores; las estructura organizacional del Gobierno sirve para en lo que falta uno otras áreas compensen y estemos trabajando, pero no podemos bajar el ritmo bajo ninguna circunstancia, nadie es indispensable”, dice Alamilla Ceballos en mayo de 2017, ¿se nota la similitud en la soberbia discursiva?

La semana anterior, renunciaron a sus cargos el subsecretario de Salud, Manuel Aguilar Ortega –de origen priísta, hay que decirlo-; y lo hizo también el subsecretario de Gobierno en la zona norte de la entidad, Jesús Pool Moo, además de  Rafael Quintanar González, director del Instituto Estatal para la Educación de Jóvenes y Adultos; pero anteriormente han renunciado otros dos subsecretarios de la Secretaría de Gobierno: Adrián Chicatto Alonzo y Carlos Pereira Vázquez. Aun así, el oficial mayor aseveró el sábado anterior que el gobierno estatal “no tiene prisa” en la designación de sus sucesores.

Con la cercanía del proceso electoral federal y local de 2018, los verdaderos motivos de las renuncias se conocerán en las siguientes semanas, pero lo fundamental será que la soberbia y descuido discursivo de los integrantes del gabinete sea atajada de una vez por todas, y no porque lo dicho por Alamilla Ceballos ponga “en jaque” el gobierno estatal, sino porque los yerros de un gabinete que parece suelto terminan por hacerse acumulativos y mostrar que, por lo menos, no hay quien los capacite sobre cómo abordar las entrevistas mediáticas sin comprometer administrativa o políticamente a Carlos Joaquín González.

Y es que cabe recordar que aún no se termina el escándalo nacional ocasionado por la secretaria de Educación quintanarroense, Marisol Alamilla Betancourt, quien señaló que los estudiantes con capacidades diferentes no debieran existir; cuando su primo –of course-, Manuel Alamilla Ceballos genera otro, aunque de menores dimensiones, pero con la clase política local, y más aun, con personajes que fueron claves para el triunfo de Carlos Joaquín González. Jesús Pool Moo, por lo pronto, parece alistar baterías para migrar a Morena, y en una asociación estratégica con Eduardo Ovando Martínez, en la zona norte de Quintana Roo, muy probablemente se harán del municipio más grande de la entidad: Benito Juárez.

Faltan cuatro meses para que Carlos Joaquín González rinda su primer informe de gobierno; sin duda el rescate financiero será la noticia más importante del periodo, pero ese es un logro del secretario de Finanzas y Planeación, Juan Vergara Fernández, y su equipo; faltan los resultados en las demás secretarías, porque hasta ahora los enconos se incrementan, desde los campesinos hasta los hoteleros, sin contar la falta de racionalidad en el gasto y los proveedores “favoritos” de los que hablaremos en otra ocasión; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

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