Un problema compartido

Cuando algo ya no sirve o no le damos utilidad, lo más lógico es tirarlo a la basura, aunque existen algunos que son conocidos con complejo de ratones porque no quieren tirar nada bajo la tutela de: “por si algún día sirve”.

Pero al menos para la mayoría de la gente lo más lógico es simple, pero sin saber las grandes cantidades de toneladas de basura que cada ciudad puede juntar en un solo día de recolección de desperdicios.

Deshacerse de la basura no siempre es tan simple. Estudios recientes han calculado que las botellas de vidrio que se arrojan al mar tardan mil años en descomponerse. Los pañuelos desechables, en cambio, solo tres meses. Una colilla de cigarrillo contamina el mar un máximo de cinco años; las bolsas de plástico de diez a veinte, aunque hay quienes opinan que duran toda la vida; los productos de nailon de treinta a cuarenta; las latas, quinientos, y el polietileno mil años.

Sin embargo, la cantidad de tales desechos han aumentado enormemente. En la actualidad existe en el mercado una gran oferta de productos, ya la publicidad quiere convencernos de que todos son necesarios, de hecho nos tientan a adquirir lo último y desechemos los artículos que tenemos. Ese es el principal pilar del comercio estadounidense del consumismo de “cómpralo, úsalo y tíralo”.

El concepto de “usar y tirar” puede fácilmente producir más que cierto despilfarro. Puede crear personas desagradecidas y desconsideradas que se deshagan de una gran cantidad de alimentos y otros productos sin apenas haberlos tocado. Los egocéntricos y quienes se dejan dominar por las modas y los caprichos triviales tal vez se sientan constantemente impulsados a sustituir ropa, muebles y otros artículos en buen estado por productos nuevos.

Pero la mentalidad de “usar y tirar” no solo tiene que ver con los objetos. Un programa alemán dedicado a la utilización de los bienes domésticos desechados observó que la forma de tratar los muebles de la sala dura cinco años porque después de eso ya no son del agrado de la familia y los sustituyen por unos nuevos, aunque esto solo refleja en la psicología social la forma de tratar a las personas. Dentro del mismo estudio indican que tan pronto como alguien, es decir, un trabajador por mencionarlo, simplemente éste es sustituido ya que al fin y al cabo hay mucha gente que busca un trabajo por el alto índice del desempleo.

Cada decisión que tomamos en la vida ya sea en lo individual o en lo social es la proyección de lo que somos. Mucho se ha dicho que solo hay cuatro formas de ocuparse de la basura: enterrarla, quemarla, reciclarla o no generar tanta.

La basura enterrada en los vertederos no solo ofende a la vista del vecindario, sino que puede convertirse en un problema sanitario. A medida que los residuos se descomponen, produce un gas incoloro, inodoro e inflamable llamado metano, que si no se controla puede filtrarse por debajo de la tierra destruir la vegetación, introducirse en edificios cercanos y explotar si entra en ignición. Y ya se ha producido algunas muertes por esta causa. También corren peligro los depósitos subterráneos de agua, o acuíferos, si algunas sustancias químicas peligrosas se filtran por la tierra y contaminan los abastecimientos de agua para consumo humano.

Algunos políticos dicen que la solución del problema está en quemar los desperdicios en gigantescos incineradores municipales. Pero eso también plantea problemas. Los defensores del medio ambiente advierten que cuando se incinera plástico y otros residuos se producen sustancias químicas tóxicas, como la dioxina, que contamina el aire. Un destacado ambientalista dijo: “Ver una planta incineradora es como ver una fábrica de dioxina”. Y la revista Newsweek comentó: “Las incineradoras también producen toneladas de cenizas que con frecuencia están contaminadas con plomo y cadmio”.

El problema de la basura no es solamente de los que tiran la basura donde quiera y esos intentos frustrados de unos cuantos en donde enseñan sobre todo en las primarias el separar la basura en orgánicos e inorgánicos al igual que en algunos centros comerciales y tiendas departamentales, son inútiles porque a final del día llega la basura municipal o privada dependiendo de la entidad y no son para separarla en diferentes compartimientos del mismo camión sino toda la juntan y la comprimen así que la pregunta queda en el aire: ¿Realmente sirvió de algo? Este problema es algo compartido desde el núcleo familiar, sociedad, ambientalistas y autoridades en donde nuestro país ni siquiera se puede decir que estamos en pañales. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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