Guillermo Robles Ramírez

Una mina de oro

Por Guillermo Robles Ramírez

Ahora con tantas series que transmiten por vía internet teniendo como liderazgo Netflix, pero no siendo la única, pero al menos en nuestro país el que se transmite de manera legal con una gran variedad de emisiones a transmitir.

En esa gama de opciones existe una gran cantidad de películas, como programación de uno o varias temporadas con temáticas de narcos tanto hombres como mujeres un tanto con contenido de ficción, drama y romance pero todas basadas en hechos reales, así como también documentales de grandes capós internacionales sobre su biografía.

En cada una de ellas predomina además de la violencia, es sin lugar a dudas el exceso del poder, la vida ostentosa y riqueza que no saben ni cómo esconderlo o invertirlo. Pero también para el espectador siempre surgirá la misma pregunta una vez que son atrapados o muertos: ¿en dónde quedó tanto dinero?

Eso mismo sucede en la vida real no siendo ni la primera vez que los mexicanos se cuestionan con respecto a dónde termina el dinero incautado por parte de las autoridades de los Estados Unidos y que preferentemente proviene del decomiso del narcotráfico, y de igual manera de todos aquellos bienes inmuebles que fueron acumulados por sus protagonistas durante su carrera delictiva.

            Siempre son sumas estratosféricas las que llegan acumular estos delincuentes; que en efecto muchos, al menos la mayor parte de ellos se dedicaron al narcotráfico, aunque muchos otros no, sino que el producto de su enriquecimiento ilícito proviene de desvíos de impuestos de muchos mexicanos.

            Ahí tenemos el caso de la ex líder sindical Elba Esther Gordillo, acusada por enriquecimiento ilícito, poseedora de una riqueza por encima de los 76 millones de dólares, más inversiones en cuentas bancarias en el extranjero, así como propiedades en Estados Unidos.

            También existen otros desvíos de recursos como el del ex gobernador de Tabasco, Andrés Granier Melo y en otros estados del país como Baja California, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Querétaro, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán.

            Una vez encontrando culpables y decomisado el dinero y propiedades por parte de las autoridades mexicanas y por disposición de las leyes se distribuyen estos recursos en diferentes partidas como el Consejo Nacional Contra Adicciones, centros de integración juvenil, a las mismas autoridades de seguridad pública nacional para la adquisición de nuevo equipamiento y armamento para seguir combatiendo al crimen organizado, es decir, su destino es bien encauzado.

            Aunque en lo personal lo incautado por las mismas autoridades mexicanas con referente al “Chapo”, pues con eso ya se hubiera terminado tanta pobreza si el destino de ese dinero terminara en estas “nobles” instituciones de gobierno.

            Pero qué sucede cuando esas riquezas se incautan en otros países, que por lo general siempre queda en Estados Unidos, por la cercanía del nuestro.

            En esos casos existe un periodo de gracia para reclamar por vía legal la devolución de ese dinero al nuestro, pero como nadie lo hace; obviamente que los estadunidenses aplican el “bendito que te necesito”, o como dirían ellos “easy money”, es decir, dinero fácil.

            Hasta el momento no existe un político en el país y ni mucho menos un partido partidista que halla logrado solicitar con éxito dinero incautado en los Estados Unidos para su devolución a nuestro país. Una mina de oro que nadie ha querido explotar por no ser algo popular. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria “Antonio Estrada Salazar” 2018) www.intersip.org