Veneno Puro

*Justicia o Consigna
*El Estado de Derecho
*De Hilos Conductores
Por Rafael Loret de Mola

Nadie ignora que algunos de los ex gobernadores priístas más perseguidos –Andrés Granier Melo, Humberto Moreira Valdés y Tomás Yarrington Ruvalcaba con su discípulo Eugenio Hernández Flores, de Tabasco, Coahuila y Tamaulipas respectivamente-, están señalados por aportar cantidades millonarias a la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto. El meollo de la cuestión –como suele suceder con los grandes “accidentes” de funcionarios panistas a través de doce años de parálisis, desde el 2000-, es que no hay elementos para comprobar tal aserto, esto es, se dice, se divulga y se cree… pero no hay ninguna línea financiera concreta que demuestre el desvío millonario de los tales fondos. A Granier se le acusa por “lavar” mil novecientos millones de pesos; y a Moreira por contraer, ilegalmente –esto es sin concurso del Congreso estatal- una deuda pública de 33 mil 100 millones de pesos, denuncia que por cierto la Procuraduría General de la República resolvió como inadmisible y no persiguió por ende.
A otros, ex mandatarios con filiación panista, entre ellos Luis Armando Reynoso Femat, Emilio González Márquez y Juan Manuel Oliva Ramírez –de Aguascalientes, Jalisco y Guanajuato, siguiendo el orden metódico-, se les señala solamente por cuanto sus raterías fueron escandalosas e inocultables; en los tres casos, además, existen señalamientos de conductas represivas contra la prensa independiente e incluso agresiones físicas inauditas para tratar de silenciar a conductores de radio y televisión, como mi amigo el Ingeniero Rodolfo Franco, en la capital llamada hidrocálida.
Respecto a los ex mandatarios de filiación perredista, por ejemplo Zeferino Torreblanca Galindo, de Guerrero, se les acusa por desvíos multimillonarios; lo mismo en el caso de Narciso Agúndez Montaño, de Baja California Sur, –quien pasó seis meses en la cárcel acusado por peculado-, y Jaime Sabines Guerrero, aliancista pero más pegado al PRD, de Chiapas. En estas regiones, considerando igualmente al nefasto Pablo Salazar Mendiguchía, de la misma entidad –quien también estuvo en prisión y fue soltado en las vísperas del fin del sexenio de Sabines acaso por temor a represalias con todo el sabor de la negociación soterrada-, los dineros que fueron mal usados tuvieron un origen similar: los fondos destinados a las catástrofes naturales, mal repartidos y embolsados por los malos gobernantes que airearon, siempre, el pendón de la justicia social. Una falacia monumental.
Por cierto, ¿en dónde estaba el celebérrimo “sup” Marcos, supuesto guía del EZLN a quien se ve seguido desayunando en Coyoacán sin pasamontañas, mientras Salazr y luego Sabines disponían a sus anchas, de acuerdo a las denuncias en su contra, del erario? Porque tanto uno como otro, sin duda alguna, presumieron de mantener la calma en sus feudos –los mismos-, por su habilidad al manejar el conflicto en la sierra y las condiciones infrahumanas de los indígenas así como a las ilegales fuerzas paramilitares al servicio de los terratenientes bastante poco afectados si consideramos que, se dice, está desarrollándose una “guerra” sobre sus heredades.
Los hechos son distintos. En Guerrero, bajo la férula de otro perredista singular, Ángel Aguirre Rivero, los latrocinios y la inseguridad perviven por la sencilla razón de que el mandatario se siente amparado… por su cercanía con el presidente Peña Nieto. Recuérdese que Aguirre, primero, fue precandidato del PRI e incluso arropado por el entonces gobernador mexiquense, apneas dos semanas antes del “destape” de Manuel Añorve Baños, su primo, quien dio pauta a la salida del primero del PRI y su inmediato traslado, de bote a bote de basura, al PRD y aliancistas tuertos quienes, con toda seguridad, desconocían la hoja curricular del personaje y sus antiguas alianzas con los cacicazgos locales, entre ellos el de los Figueroa, jamás juzgados, jamás indiciados, a pesar de la matanza de Acteal de cuyo genocidio se acusa, y se mantiene la denuncia, a Ernesto Zedillo Ponce de León, quien, como todos los cobardes, pretendió blindarse en el extranjero antes de dar la cara bajo las leyes del país al que mal gobernó. ¡Y no digamos de la miseria procreada por él mismo ahora que, en la ONU, tiene un cargo para liberar del hambre al mundo! Jamás las hipocresías fueron tan siniestras.
El hecho es que, aunque parezca mentira, el “enriquecimiento inexplicable” de los ex mandatarios priístas tuvo como destino realzar la campaña presidencial del mediático Peña Nieto –gracias a él, según la leyenda, Televisa y Televisión Azteca, rebosante de mafiosos, pueden tener saneadas sus finanzas luego de quebrantos bursátiles mayores y listos a confrontar la “competencia” cuando el gobierno se anime a brindar otras concesiones para una nueva cadena privada de televisión aunque bien sabemos quienes son los únicos que podrían adquirirla, Carlos Slim Helú, por ahora atenaceado con la telefonía celular, y el favorito Roberto Hernández Ramírez con muy negros antecedentes y peores destinos-.
En cambio, panistas y perredistas defraudan y negocian con el gobierno descaradamente con cargo a las diligencias partidistas de la peor envergadura; esto es, para salvar al “Pacto por México” y las consecuentes reformas legislativas, no hace escarnio de los mismos en la misma magnitud de quienes fueron otrora aliados del grupo peñista. ¿Es ésta la moralidad con la que se extiende la clase política de hoy? A partir de esta presunción cabría preguntarse, con razón, ¿quién manda en México?¿Aquel que remueve a sus socios y los ejecuta políticamente o quienes son capaces de imponer sus condiciones chantajeando al presidente de la República?
Dice el refranero que es político quien fustiga a sus amigos y conquista a sus enemigos. Mala cosa es, entonces, la lealtad aunque algunos presuman de seguirla a pie juntillas, como los mandos militares y los marineros de asfalto capaces de formalizar la transición política de 2000, hacia la “reacción” de acuerdo a su vieja formación castrense, sin el menor viso de intranquilidad? La interrogante se mantiene: ¿cuál fue el verdadero costo de esto?¿La excesiva tolerancia para que los oficiales de alta alcurnia, desde el extinto general Juan Arévalo Gardoqui hasta el todavía movedizo Enrique Cervantes Aguirre, acaso el más beneficiado en la Defensa Nacional, pudieran ser infiltrados por los grandes cárteles del narcotráfico? No se olvide que el mencionado general Cervantes fue señalado, sin merecer indagatoria alguna, como quien propició, a cambio de cincuenta millones de dólares transportados en una patrulla de la Federal de Caminos adscrita a Los Pinos, un encuentro clandestino entre Amado Carrillo Fuentes, “el señor de los cielos” y los hermanos Arellano Félix, de Tijuana, en 1996, cuando ambos lideraban al narcotráfico sobre suelo mexicano. Un año después, Carrillo era puesto en el escaparate como oficialmente muerto… aunque algunos, como este comunista, lo dudemos por las evidencias en contrario. Y a Cervantes no se le ha sentado jamás para que, siquiera, declare… sobre el gran beneficiario del magnicidio de Lomas Taurinas, precisamente su jefe, Zedillo.
Por eso cuando cae un ex gobernador en desgracia nunca es éste el fin de la maraña sino acaso el principio. Porque ninguno actúa sin respaldos superiores ni sale desprotegido. Por lo general, saben muy bien a que atenerse. A Moreira se le persiguió porque llegó a la presidencia del PRI y amenazaba con convertirse en una figura clave del gabinete de Peña Nieto; y a Granier se le ha colocado en el banquillo de los acusados porque su sucesor, Arturo Núñez Jiménez, ex priísta, busca la venganza personal y negocia con ello una satisfacción para el PRD y la izquierda cuyo líder mayor actual, Andrés Manuel claro, buscó dos veces las gubernatura y se dijo víctima de sendos fraudes electorales. Por cierto, también López Obrador exhibió, como Núñez y sus 88 millones de pesos, varias “cajas de la infamia” que llegaron a sus manos, como él mismo me dijo, “de milagro”.
Finalmente, no se olvide que Núñez Jiménez fue el más cercano colaborador… de Emilio Chuayffet Chemor –conocido como “la daga” ahora que el léxico se ha reducido en loor a libertad-, tanto en el Instituto Federal Electoral como en la Secretaría de Gobernación en donde fungió como el subsecretario, sirviendo al PRI desde luego, más solícito y disciplinado a la causa zedillista. ¿No les parece, amables lectores, que los círculos se cierran?
Mirador
Cuando el Estado de derecho obedece a la consigna se acerca al “estado fallido”. Tal es el riesgo, inevitable por lo demás, en el que estamos cayendo. Porque, es un hecho, la única “intocable” no era, antes del 26 de febrero pasado, la “novia de Chucky”, Elba Esther Gordillo, aunque así lo asumiera el presidente Peña Nieto riéndose a carcajadas con Carlos Romero Deschamps, el petrolero cuyas hazañas han rebasado, y por mucho, los peores momentos e historias de Joaquín Hernández Galicia “La Quina”. Y esto se lo sostengo a cualquiera porque conozco, a fondo, la crónica de ambos sujetos. (Con “La Quina”, por ejemplo, hubo una ocasión en la que recorrí Ciudad Mdero con él y, me consta, no todo era cobre; Romero Deschamps, en cambio, debiera comenzar hablando de su paso por Salamanca –donde hiere el recuerdo a decir de José Alfredo-, en donde fue formado por Ramón López Díaz quien llegó a declarar, ufano:
–“Soy cacique, pero de los buenos”.
Y algo parecido me dijo “La Quina” en Tampico, en casa de mi inolvidable amigo Rodolfo Gil Zayas:
–Estos niños de hoy –refiriéndose a Salinas y su pandilla, entre la que se contaba a Manuel Camacho Solís-, saben mucho de Harvard…pero no entienden ni conocen a este país. Esta es la cuestión.
Y tenía sobrada razón sin que, de modo alguno, justifiquemos sus bárbaros excesos; él mismo sabe a que me refiero y la opinión pública también.
Por las Alcobas
Cuando se rompe el orden constitucional resulta casi imposible restaurarlo después. Por ejemplo, en Tabasco, la clase política o una parte de ésta, venera a dos personajes: Tomás Garrido Canabal y Carlos Madrazo Becerra. El primero de ellos, Garrido, anticlerical furioso, sol´`ia presentarse como “enemigo personal de Dios” y, es curioso, que esta entidad sea la que menos templos haya erigido e lo largo de una República rebosante de ellos. Además, Don Tomás, creador de las “camisas rojas” bajo la férula del general Cárdenas, fue gobernador de su estado tres veces, yendo y viniendo como Santa Anna en la residencia un siglo antes. Por cierto, sendos personajes fueron, también, gobernadores de Yucatán.
Y un mandatario yucateco, el ya extinto Víctor Cervera –no escribo el apellido de su madre por respeto-, se dio el gusto de permanecer en el gobierno del Estado, ¡diez años!, anulando los preceptos constitucionales y reelegiéndose tres veces. Desde entonces, la política de circunstancias domina el escenario… al igual que en Tabasco en donde todo montaje tiene cabida como su inigualable leche de vaca embotellada.
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
NO SE DEBE ADMITIR EL PECULADO, DESDE LUEGO. Y SI SE SIGUEN DANDO ES PORQUE EL SISTEMA DE CONTRALORÍAS NO HA FUNCIONADO DESDE LA LEJANA ETAPA DEL NEFASTO MIGUEL DE LA MADRID. ES HORA DE PENSAR EN UNA REFORMA ESTRUCTURAL QUE IMPIDA LAS DESVIACIONES Y ENDEUDAMIENTOS EXCESIVOS DE LOS ERARIOS ESTATALES. ¿O SERÁ QUE SON INDISPENSABLES PARA FINANCIAR LAS CAMPAÑAS PRESIDENCIALES… DE TODOS LOS PARTIDOS?

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