Veneno Puro

*Latinoamérica Reacciona

*El Petróleo y la Crisis

*Mouriño era el “Enlace”

Durante la administración de Vicente Fox –2000-06-, debí tomar conciencia no sólo de mis límites sino de los deberes que, como mexicano, se anteponen incluso a la libertad de expresión. Por ejemplo, de acuerdo a la Carta Magna, puede perderse la nacionalidad si en un diferendo entre el jefe del Estado con otro del extranjero tomamos partido por el segundo y no a favor de los intereses nacionales que, se supone, representan nuestro gobierno y el titular del Ejecutivo. Ello vino a colación cuando, en 2003, tras la bochornosa Cumbre Iberoamericana de Monterrey, recibí un telefonema de mi amigo, Jorge Bolaños, entonces embajador de Cuba en nuestro país, invitándome a ir a La Habana para escuchar un mensaje de Fidel “con una gran carga de interés para los mexicanos”. Fue aquella ocasión en la que divulgó la conversación telefónica con Fox en la que éste le pedía, para halagar al norteamericano George Bush junior, “comes y te vas”.

Me negué a asistir a este evento –otros colegas sí lo hicieron dando marco a la controversia en contra de nuestro gobierno acaso por ignorar sus propios límites-, porque aún coincidiendo con las causas del enfado del presidente cubano, mi deber de mexicano era no tomar partido en pro de éste y, en cualquier caso, por encima de la conciencia individual emerge el espíritu nacional. Sólo así podríamos explicar el sentido de la patria y el de sus entrañables raíces.

Otro diferendo, más agudo, se dio cuando el hoy extinto y controvertido venezolano Hugo Chávez –a quien, sin embargo, reconozco su pasión por defender lo suyo que fue contrastante con el entreguismo patético de nuestros mandatarios-, insultó a Fox llamándole “cachorro del Imperio” y recitando aquello de que “soy como una espinita que por el campo florea, le doy calor al que pasa y espino a quien me marea”. Una clara advertencia, con tintes incluso belicosos, que la Presidencia de México optó por dejar pasar perdiendo con ello, además de la discusión, buena parte de su autoridad moral. Pese a ello, y reprimiendo mi condición de crítico de un foxismo paralizante y demagogo, no tuve sino palabras para defender a la institución presidencial y a la soberanía nacional por encima d los acechos desde el exterior. Otra vez privó el alma de la patria sobre mi coraza de crítico irredento. No sé si me habré equivocado o no -¡hay tantos puntos de vista!-, pero hasta ahora me siento muy bien por ello.

Desde luego, en el caso de Fox jamás tuve recelo alguno sobre la legitimidad de su mandato –votado por el 43 por ciento de los electores sin impugnaciones serias de por medio-, pero aún en cuanto a la perspectiva actual no me atrevería a cruzar golpes contra el gobierno mexicano apoyando los intereses de otra nación. Esto es de traidores y apátridas; este columnista admite tener enormes defectos –acaso el peor es la soberbia con que me atrevo a juzgar a los demás como parte de mi misión crítica-, pero no los señalados que rebajan la condición de mexicano a la de quienes niegan su cuna y su esencia para convertirse en eunucos al servicio de los extranjeros con pretensiones de conquista.

Viene a colación el tema al recordar las incidencias en España con motivo, hace dos años, de una prepotente medida de la presidenta Cristina Fernández viuda de Kirchner –le llamaba antes Cristinita pero ahora la valoro más por la defensa valiente de los suyos-, tras decidir expropiar la petrolera YPE, otrora con capital argentino y ahora en manos de la hispana Repsol que, apenas en 1999, fue privatizada por el gobierno derechista de José María –El Chaplin- Aznar. La historia de este episodio es por demás interesante porque acaso puede servirnos de ilustración sobre algunos severos conflictos que hemos atestiguado en nuestro suelo.

A partir de que quedó en manos privadas, Repsol buscó, con ahínco expandirse hacia las antiguas “colonias” de Latinoamérica –para muchos españoles, sobre todo los dueños del capital, pareciera que todavía lo son- como respaldo a futuro, previendo los vaivenes de la Unión Europea o simplemente para elevar considerablemente el monto de sus réditos. Y en Argentina lo hicieron con la adquisición de YPF luego de complejas negociaciones con Antonio Brufau quien posee el 57 por ciento de las acciones actualmente de la empresa por él convertida en una filial de Repsol. La viuda de Kirchner, al observar números y propósitos, descubrió que, en el fondo, se buscaba saquear el crudo de Argentina para solventar con ello las necesidades españolas, habida cuenta de que, al día de hoy, las reservas sudamericanas representan para Repsol, nada menos, la mitad de las reservas y la producción de esta empresa ibérica. Perderla sería poco menos que catastrófico en una economía en crisis y terriblemente presionada por la Unión Europea.

Por cierto, la señora Kirchner no ha parado allí. Al contrario: resucitó las agudas diferencias con Gran Bretaña respecto al tema de las Islas Malvinas, invadidas y ahora con mayor población británica, al tiempo que España, a través de su nuevo Canciller, exigía volver a debatir sobre el caso de Gibraltar, porción del territorio ibérico en poder de los ingleses colonialistas –todavía más que los hispanos, lo que ya es decir-. Con ello se demuestra el afán de la presidenta-viuda por intentar pasar a la historia con algo más que un oscuro referente como compañera del difunto Néstor quien fue capaz de construir su propio nicho a la par pretendidamente con el de Perón, porque no pocos argentinos observan al segundo casi como un padre de la patria a pesar de su egocentrismo feroz y sus poses de dictador. Es difícil entenderlo; y es natural, claro, porque no somos argentinos.

Pero, ojo: Repsol es una de las más ávidas en conseguir los “contratos” en cierne de PEMEX para la perforación y explotación de pozos petroleros en México. De hecho, los objetivos se revirtieron: PEMEX apoyó a Repsol en momentos críticos adquiriendo parte de las acciones de esta empresa y ahora la ibérica pretende pasarnos las facturas, amén de que fue “despojada” en Argentina y necesita encontrar sucedáneos para no perder este valioso canal petrolero, que lo sostiene más todavía bajo el peso tremendo de la crisis financiera estructural que asfixia a España.

Desde luego, no es admisible que España cuestionara las decisiones soberanas de otra nación que vela por sus intereses; y aplauda, con avidez y ambición ilimitada, los requiebros de la derecha para ofrecer el oro negro al mejor postor en México. El petróleo no puede ser, menos en estos tiempos de arrebatos imperiales, moneda de cambio a costa de sembrar la pobreza de quienes lo producen. México, por ejemplo, durante varios lustros, ha financiado a los ricos a costa de ofrecer sus energéticos baratos para luego comprar caros los productos refinados. Un mal negocio por donde quiera vérsele, alentado por la corrupción de un gobierno al que las alternancias, en vez de azuzar al cambio, no hicieron sino reacomodar las cosas para continuar por la misma senda de inmoralidades públicas. No lo dice este columnista: está a la vista de todos aquellos cuyos ojos no han sido tapados como los jamelgos de los picadores en las plazas de toros.

Recuérdese que, hasta hoy, la expropiación petrolera, en 1938, marcó el desarrollo de México y legó la verdadera soberanía que se funda en el respeto de las potencias a la dignidad de una nación más pobre pero con recursos suficientes para compensar su debilidad guerrera. Sin este paso, amables lectores, imagínense a donde hubieran llegado en el presente los intereses injerentistas de la mayor potencia, militar y económica, de todos los tiempos. Y ahora, como nunca, estamos en la mira.

Mirador

Los españoles están aterrados ante los vaivenes que se están dando en torno a su maltrecha economía. Ya no son sólo las demandas de los trabajadores a quienes se ha depauperado sin tocar a las grandes fortunas –la marca del neoliberalismo empeñosamente defendido por los sabios economistas anglosajones-, sino también las asechanzas desde el exterior como ocurrió con las amenazas de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, al expropiar, en 2012, parte de los recursos de Repsol, una de las empresas estandartes de la nueva España expansionista.

En México, los bancos con capital español proveen de la mitad de las ganancias a los financieros de allá; y en Argentina, el saqueo de crudo ofrecía a los ibéricos la mitad de sus reservas y de su producción en una etapa en la que ya se habla de “rescate” a nivel europeo de una economía, la hispana, de rodillas con creciente número de desocupados y con los “indignados” en las calles y plazuelas exigiendo equidad, un término en desuso entre los que manejan la macroeconomía. Esta es la paradoja tremenda de una nación que se propuso convertir a sus empresas en multinacionales, con exitosos resultados, y ahora se encuentra en un punto de crisis severa por las presiones de la Unión Europea y la duda que arrastra por el manejo inadecuado de las finanzas; esto es tras siete años de gobierno “socialista” y dos del retorno del franquismo, sin pretensiones de privilegiar las prerrogativas sociales pero sí con burdo acento demagógico, sin considerar los efectos externos de sus decisiones.

Por las Alcobas

Cuando lean esta columna, amables lectores, habrá sido canonizados, hoy mismo pero por la diferencia de horarios, los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II, el segundo muy apegado a México y a los mexicanos no sólo por carisma y devoción a la Virgen de Guadalupe sino por cuanto se sintió uno más entre nosotros durante sus cinco históricas visitas al país, desde enero de 1979 hasta agosto de 2002 cuando elevó a la santidad a Juan Diego y fue engañado por las jerarquías católicas de nuestro país al señalar para culto del indígena a quien llamó la Guadalupana “el más pequeño de mis hijos”, a un templo abandonado que jamás se renovó ni, mucho menos, se puso en uso, sobre la Avenida Montevideo en su intersección con Insurgentes en la capital mexicana. ¿Será ésta la última expresión de ominoso malinchismo, desdeñando  dentro de quienes encabezan a la Iglesia en nuestro país? Lo pregunto, no lo aseguro.

El caso es que pesan luces y oscuridades alrededor del nuevo santo. La inmensa personalidad de aquel Pontífice y su dinamismo acaso minimizan algunas de los tremendos errores cometidos ara afrenta de la grey mexicana: la tolerancia hacia el pederasta Marcial Maciel, su escaso interés en resolver el crimen contra el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo –a cambio de saludar la reanudación de relaciones entre México y El Vaticano tras la reforma al artículo 130 constitucional por iniciativa de carlos salinas, condenado por la historia-, y su velada participación política en cuanto a la primera alternancia a favor de la derecha en 2000.

Recuérdese que, durante la administración del simulador ernesto zedillo, el Papa Wojtyla hizo su cuarto viaje a nuestra patria precisamente el 22 de enero de 1999, un año antes de que se iniciaran las campañas por la Presidencia, avocándose a seguir los caminos exitosos con los que modificó la política en su natal Polonia, en El Salvador y Filipinas. Su largo lapso como Obispo de Roma, extendido a casi veintisiete años en los que sufrió su propio calvario –en mayo de 1981 sufrió un bárbaro atentado fraguado en la Unión Soviética y con el turco Alí Agca como autor material-, se significó por modificar la geopolítica mundial y atestiguó la caída del Muro de Berlín, la revolución polaca con el sindicato “Solidaridad” de Lech Walesa, y la disolución de la URSS, acaso como un destino fatal.

Es mucho lo que le recordamos. Este columnista en especial quien tuvo la ocasión de conversar con él, dos veces, en la Nunciatura Apostólica de la ciudad de México, entonces todavía considerada sólo una Delegación. No sé que siento por dentro al haber gozado de la plática con un santo.

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Web: www.rafael-loretdemola.mx

E-mail: loretdemola.rafael@yahoo.com

¿PARA CUÁNDO SE OCUPARÁN NUESTROS LEGISLADORES DE REGLAMENTAR EL ESPACIO CIBERNÉTICO? EN ESPAÑA YA ES DELITO PROMOVER, DESDE LAS REDES SOCIALES, ACTOS DE VIOLENCIA Y SUBVERSIVOS. MENOS MAL. PERO, ¿EN MÉXICO ESPERÁREMOS A QUE EL FUTURO POLÍTICO REVIENTE POR CARECER DE INICIATIVAS PARA, SIN CERFCENAR LA LIBERTAD, EVITAR LA PROLIFERACIÓN DELICTIVA Y LA COBARDÍA DEL ANONIMATO MEDIOCRE QUE ASECHA, AMENAZA Y PRETENDE AMEDRENTAR A LOS DEMÁS INTERNAUTAS OLVIDÁNDOSE DE QUE EL ESPACIO CIBERNÉTICO TAMBIÉN DEBE ELEVARSE POR LA RUTA DEL DERECHO SIN FINES PERSECUTORIOS?

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