Julian Santiesteban

A tiro de piedra: XVI legislatura, el reto

Los hombres que tienen los mismos vicios
se sostienen mutuamente
 Juvenal

Por Julian Santiesteban

Este martes toman protesta los nuevos legisladores locales en Quintana Roo, la primera vez que Morena tendrá mayoría en un poder estatal, pero con la certeza de que ya gobiernan casi todo el estado, pues cuentan con alcaldes en los municipios más grandes de la entidad y sus diputados tienen distritos de toda la entidad, pareciera un escenario inmejorable para alcanzar la gubernatura en 2022, pero deberán cuidar los resultados en el Legislativo, pues el desgaste gubernamental decepciona rápido a un elector demandante y harto de las promesas falsas.

Aunque Morena y sus aliados tienen sólo tres de once municipios, la población que ahí radica supera el 70 por ciento del total estatal: Benito Juárez –que alberga Cancún-, Solidaridad –que es toda la Riviera Maya- y Othón P. Blanco, que tiene a Chetumal, la capital; en términos llanos, debieran tener el control político y económico estatal, sino fuera por los enormes problemas internos que tienen al ayuntamiento capitalino colapsado hacia adentro y los principales destinos turísticos enfrentan además problemas profundos como la inseguridad y el sargazo que invade por momentos los litorales que el estado vende al mundo como atractivo y que son motor principal en la generación de recursos, lo que ha impedido hasta ahora que el “poder moreno” logre asentarse.

En las elecciones de junio pasado, Morena junto con el Partido Verde Ecologista (PVE) y el del Trabajo (PT) se hicieron de 15 de 25 diputaciones –una de ellas aún por confirmarse por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), la de Edgar Gasca Arceo, en las siguientes horas-, tienen mayoría simple y requieren de dos más para tener mayoría calificada, en realidad una, pues la que posee Movimiento Ciudadano (MC) con José Luis Toledo Medina ya se sumó al bloque; quedando el Partido Acción Nacional (PAN) con 4 curules, el de la Revolución Democrática (PRD) tiene 2 Ciudadano, el Revolucionario Institucional (PRI) dos y Movimiento Auténtico Social (MAS) una más.

¿Y entonces cuál es el reto? Convertirse en un verdadero contrapeso, el gobierno estatal es de origen panista-perredista y, más allá de confrontaciones estériles, Morena prometió en campaña modificaciones profundas a la dinámica de la administración pública y sustitución de normas, con que cumplan lo prometido debiera ser suficiente, a menos que lleguen muy pronto frases como “y les vamos a cumplir, pero téngannos confianza y paciencia”, parafraseando a su líder máximo y presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, no pasará mucho tiempo para conocer el talante de la nueva mayoría, pues en los meses por venir tendrán que revisarse cuentas públicas, aprobarse presupuestos (estatales y municipales), evaluar el desempeño de lo alcanzado hasta ahora y en concreto, será fácilmente identificable si aplicarán “la justicia y gracia” o “la ley a secas.”

La legislatura saliente, en la presentación de su agenda, estableció que su rol sería “el más trascendental de la vida política del estado” debido a la alternancia y al final queda la sensación de que faltó lo fundamental: independencia y resultados tangibles; ahora el reto es para los que llegan, porque las promesas, básicamente, son las mismas.

COMENTARIO MORBOSO

(extenso, pero sustancioso)

El discurso general es que la saliente legislatura cumplió, en términos generales, con un ochenta por ciento de su agenda general, pero en una revisión rápida se observa que no supera el 60 por ciento; más aún, algunos de los temas no cumplidos son de la mayor trascendencia, tanto para generar ahorros presupuestales y eficiencia administrativa, como para posibilitar mejorar la atención de las necesidades sociales.

En la agenda se contempló crear el instituto estatal de atención a adultos mayores, crear la procuraduría de defensa del contribuyente, crear empresas públicas para la producción de insumos del sector público y destinar el 1 por ciento del Impuesto al Hospedaje para generar programas de desarrollo de los pueblos indígenas; nada de lo cual existe; y en materia de salud se contempló la despenalización del aborto, legalizar la eutanasia y crear un hospital psiquiátrico. Nada hay. Por cierto, se contempló también prohibir la renta de equipos tácticos para los cuerpos de seguridad… ajá ¿patrullas, cámaras?

En lo referente al Poder Legislativo, se propuso reducir el salario de diputados y eliminar la partida de “gasto social” del presupuesto del Congreso, en contraparte, los legisladores siguieron con su misma dieta –que incluye veinte mil pesos mensuales de gasolina- y el gasto social se entregará, a partir de la XVI legislatura y gracias a la Nueva Ley Orgánica, a través de las “casas de gestión” de cada diputado, con cargo al erario; lo mismo, pero ahora legalizado.

Incluso, hay temas dejados de lado que ya tomaron otros actores políticos; pues en la agenda se contempló el “impulso de una ley que fomente la difusión de la legislación estatal en lengua maya”, tema que ya impulsa el diputado federal de Morena, Luis Alegre Salazar; los diputados salientes propusieron la creación de centros de enseñanza maya, que evidentemente no existen; y en materia de desarrollo económico contemplaron la regulación de las empresas pagadoras o outsourcing, que ahora impulsa a nivel nacional la senadora de Morena, Maribel Villegas Canché.

Ese es el tamaño de la oportunidad perdida, esos son los pendientes que no debieran haber quedado, porque representan un impacto tangible en la vida de los gobernados; lo avanzado es sin duda importante, más que una legislatura de avanzada, terminó en una de “transición”; pero la importancia de lo que se dejó de hacer hubiera significado mucho más, entre los ciudadanos de “a pie”; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

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