Guillermo Robles Ramírez

Colapsa el agua de Torreón

Por Guillermo Robles Ramírez

            El tema de salud pública siempre tendrá una óptica diferente para cualquier político o bien la política de un país. Un ejemplo de ello lo vivimos diariamente; más en concreto el combate a la mariguana en nuestro país lo ponen en el rubro de problema de seguridad pública y lo combaten con fuego y sangre. En los Estados Unidos lo tratan como una situación de salud pública en donde le invierten recurso a la investigación para uso médico.

            En la actual administración el Presidente; Andrés Manuel López Obrador, el tema de salud pública lo conceptúa como un problema de gasto en el erario público, motivo por el cual tomó la decisión de meterlo al plan de austeridad cerrando 300 unidades del IMSS.

            Así sucesivamente cada político tiene su propio enfoque, su propio criterio para valorar y no importa la escala de los ejemplos mencionados anteriormente, pero todos tienen uno en particular.

            Tal es el caso de la cabecera municipal de Torreón, Coahuila de Zaragoza en la que el criterio o enfoque de la salud se traduce en la importancia que le dan las autoridades locales de allá comenzando con su alcalde Jorge Zermeño Infante, a la problemática que viven los torreonenses con los niveles de arsénico que han rebasado el 100 por ciento de lo permitido según las normas ambientales.

            También existe una discrepancia en cuanto a este rubro ya que por alguna razón los niveles nacionales siempre tendrán un rango mucho mayor comparado a los establecidos por la Organización Mundial de la Salud.

            Por ejemplo, uno de los elementos que se verifica en la calidad del agua es Carbonato de Calcio, teniendo como rango establecido dentro del Código Alimentario Mexicano una dureza máxima de 500 ppm para que el agua sea potable. Mientras tanto para la Organización Mundial de la Salud, los valores óptimos del ion calcio se encuentra entre 100 y 300 mg/l.

            En cuanto al consumo de arsénico la Norma Oficial Mexicana califica de tolerante beber con menos de 5 microgramos de arsénico por litro, sin embargo, en el caso de la Comarca, es decir, los torreonenses también conocidos como los laguneros están bebiendo más de 10 microgramos sobre todo en las zonas rurales que menos acceso tienen a la información, así como al agua purificada.

            Lo más grave de la situación es que la mancha contaminada va creciendo hacia las partes urbanas de las ciudades en donde a ninguna autoridad le conviene este tipo de información.

            Esta situación ha prevalecido en consecuencia de la recurrente sequía presentada en las últimas dos décadas y a la sobre explotación de los mantos acuíferos.

            El problema de los niveles altos de arsénico en Torreón es que desde los años 50’s se han estado haciendo estudios en los que los niveles de este elemento químico ya eran preocupantes de continuar explotándose los pozos y además se estaba en muy buen tiempo para tomar medidas de prevención.

            Sin embargo, como se decía en un principio la óptica de cada funcionario y/o autoridad local con respecto a la salud es muy subjetiva, cuando no debe serlo así ya que el tema de este rubro cuando se deja al olvido y miopía del político la agenda siempre pasa tarde o temprano a un problema social.

            El agua de los torreonenses se está colapsando y generando un problema de salud para los laguneros en donde consumen agua contaminada y otros minerales ya sea directa o indirecta como lo es, en los diferentes productos agropecuarios. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org