CUANDO LA CULTURA ES UN PRIVILEGIO

Hace algunos años me pregunté ¿qué es la física?, así que acudí a un libro de física tratando de hallar una respuesta a mi inquietud, y me topé con un libro cuyo autor escribió “física es lo que estudian los físicos hasta altas horas de la noche” (Orear, Jay, Fundamental physics).

Para cerciorarme de que esto no era una broma, acudí a la ayuda de algunos amigos físicos para conocer su opinión de esta definición. Cuando leían la respuesta, casi invariablemente, con una sonrisa un tanto divertida, para horror mío, me confirmaron que no era una broma, que efectivamente: física es lo que estudian los físicos hasta altas horas de la noche. 

Como prueba de que esto era verdad, fui invitado a participar con ellos en su actividad, y efectivamente, cada uno en su especialidad, hace física hasta altas horas de la noche.

Esta definición deíctica de física, me ayudo a entender dos cosas: primero, que a mí no me gustaba desvelarme, y segundo, a conocer la eficacia del método deíctico, por lo menos para entender qué es la física.

Muchos años después de aquella definición aleccionadora, me encuentro en una situación similar, ahora me pregunto ¿Qué es cultura? La diferencia, entre la situación de aquellos años y la de hoy, es que no puedo recurrir a la eficacia del método deíctico. ¿Acaso Cultura sea lo que hacen en la Casa de la cultura? ¿Será acaso lo que se atiende en la Secretaria de Cultura?

El punto es que yo no tengo amigos que trabajen en estas instituciones, y los Hombres y Mujeres cultos, suelen ser muy selectivos a la hora de allegarse amigos, y yo que no soy culto, estoy privado de otra oportunidad para entender, viendo, lo que es la cultura, aunque sólo sea la de Puebla (No es que mis amigos físicos no sean cultos, lo son, pero digamos que son más amigables y condescendientes que los intelectuales).

El tema de la cultura es muy amplio y el espacio muy corto, así que intentaré hacer un esquema muy breve de la idea de cultura, esperando remover las dificultades que oscurecen lo que se entiende por cultura en amplios sectores de la población.

Las dificultades para trazar una silueta de la idea de cultura, me parece, se deben fundamentalmente a que los duchos en el tema, transitan sin percatarse, entre los dos sentidos que tiene esta idea: sentido objetivo y sentido subjetivo.

Las metáforas como recurso pedagógico

El sentido subjetivo, que es el que tradicionalmente ha prevalecido en las civilizaciones occidentales, puede rastrearse hasta los tiempos de Cicerón, por lo menos su huella la encontramos en su famosa frase de su obra las “Disputaciones tusculanas”: cultura animi philosophia est (la filosofía es el cultivo del alma).

En su metáfora, tomada de la agricultura, Cicerón compara el campo virgen con el alma, y el cultivo del arado que produce los frutos, con la lectura de los libros (la misma idea la encontramos en el verbo latino legere, que en sus inicios significaba «recoger, cosechar», sentido que fue cambiando con el tiempo hasta significar «cosechar con los ojos», es decir, «leer»).

La idea de la metáfora es que mediante el cultivo del alma (o intelecto), ésta produce unos frutos que se llaman cultura. En pocas palabras, cultura es el resultado de haber cultivado los conocimientos humanos, de haber afinado y perfeccionado mediante el ejercicio, las facultades intelectuales y artísticas.

Parece ser que éste es el sentido que se quiere dar a entender con expresiones tales como “El director de la casa de la cultura es un hombre culto”,  y más ampliamente en expresiones como “La cultura de un Pueblo” etc. Como vemos, el sentido subjetivo hace hincapié en que, lo que llamamos cultura, es algo que reside dentro de los sujetos, la cultura se apoya en los sujetos.

Este sentido subjetivo de idea de cultura ha permeado disciplinas tales como la psicología, la pedagogía y aún la etología. En ellas predomina la idea de cultura como aprendizaje, es decir, que la cultura no procede de la herencia genética sino de lo aprendido en sociedad.

Las dificultades de la cultura empezaron en Babel.

Este sentido, o algo parecido, en español, se comunicaba antiguamente con la palabra crianza: tener buena crianza era sinónimo de buena educación. La palabra cultura apareció en el idioma español hasta el siglo XVII, y se utilizaba con mucho recelo, en especial por los sectores ligados al catolicismo, que la escribían despectivamente como “kultura”, para señalar su origen germánico, ya que lo germánico, a menudo, se asociaba al luteranismo.

Las investigaciones apuntan a que el germen de la moderna idea de cultura, apareció por vez primera en las obras de Johann Gottfried von Herder, en cuyos textos esbozó los límites de lo que él llamó cultura objetiva, entendida como aquella entidad que envuelve a los sujetos, en oposición a la visión subjetiva, que ve la cultura como algo que está dentro de los sujeto, Para Herder, la cultura envuelve a los sujetos, los sujetos se apoyan en la cultura.

La lengua, entendida a la manera de Saussure, es un buen ejemplo de ello. Johann Gottlieb Fichte reinterpreta este sentido objetivo de cultura, y lo identifica como la cultura de un pueblo, y más concretamente, como cultura del pueblo alemán.

Unos nacen mientras otros mueren.

Con el debilitamiento ideológico de la iglesia católica a partir de la reforma protestante y de la ilustración, los privilegios que otorgaba vivir bajo el amparo y gracia del espíritu santo, comenzaron a sustituirse por los de la gracia del espíritu del pueblo, y lo que derrama el espíritu del pueblo, es ni más ni menos que la cultura de ese pueblo. Por lo tanto, la cultura del pueblo es la base de toda la política.

Estas ideas tuvieron una importancia capital, sobre todo a partir del siglo XIX, ya que políticamente, la cultura se considera a partir de entonces, como la máxima creación de cada pueblo, y sobre todo de la humanidad (cultura universal). Desde el punto de vista político, un estado es un estado de cultura, y por lo tanto, el objetivo central del estado es velar por la cultura.

En algunos círculos antropológicos, se define al hombre como animal cultural. Para estas corrientes, la cultura es lo que define al hombre frente a los animales, por supuesto que esta definición se derrumba con las investigaciones de la etología que nos demuestras que los animales también poseen una cultura, en una escala distinta a la de los hombres, pero la tienen.

Para la antropología, la cultura es todo aquello que socialmente es transmisible: costumbres, tecnologías, religión, sistemas de justicia, la horca, la silla eléctrica, vestimentas, el idioma, etc. La cultura es, por llamarla de algún modo, “artificialeza”, por no encontrarse  en la naturaleza.

Los adictos a la idea subjetiva de  cultura, afirman que sólo por obra y gracia “del espíritu de la del pueblo, de la cultura” podemos elevarnos hasta alturas insospechadas, o que sólo “el hombre culto” es hombre de eminencias, de cúpulas, y por lo tanto, adquirir cultura nos coloca en el camino de la «salvación».

Yo prefiero seguir el concepto objetivo de la cultura, es decir, buscar entender qué es la cultura desde aquello que envuelve y da soporte a la estructura mental y material de los hombres, por  eso es valioso para todos, y no privilegio de clases. Desde luego que la intención es esbozar algunas ideas, que por supuesto controvertibles y discutibles, ese es mi propósito, enriquecer estas ideas.

Y bien ¿Qué es esto que envuelve a los hombres y que llamamos cultura?  Se me ocurre en aras de encontrar un método eficaz, proponer una metáfora sacada de la meteorología, y me refiero a la atmósfera terrestre, que se divide en: Troposfera, Estratosfera, Mesosfera y Termosfera.

Distintas capas culturales envuelven a los hombres.

La “Troposfera de la cultura” sería la capa más cercana a los individuos, involucra el ámbito en que se desarrolla la vida particular, y donde ocurren la mayoría de los fenómenos psíquicos (sentimientos, necesidades, intereses, deseos, pensamientos, percepciones, etc.). En esta se manifiestan las danzas, coplas, cantos, leyendas, mitos, etc.

La “Estratosfera de la cultura” es la capa social a la que pertenecen los grupos sociales, en ella, los grupos sociales se encuentran separados formando capas o estratos de acuerdo a su peso (ideologías) social, gremios, iglesias, etc. esta incluye rituales, desfiles, eventos colectivos (futbol, fiestas).

La “Mesosfera de la cultura” es la capa material en la que hay que incluir los llamados bienes muebles, edificios públicos, templos, museos (en los que hay que incluir las obras tangibles: pinturas, esculturas etc), monumentos, reliquias etc.

La “Termosfera o Ionosfera cultural” que es la capa más lejana y que permite las “tele comunicaciones”, es la capa en la que se manifiesta la cultura en sentido etnográfico (cultura maya, la cultura nahuatl, la cultura griega… etc).

Esta «atmósfera cultural» es la que envuelve a todos los hombres, de ella respiramos nuestros conceptos, ideas, mitos, creencias, ideologías, religiones, hábitos, etc. y en ella moriremos, cuando exhalemos nuestro último hálito de cultura.

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