Desafío

*Debilidad o Fuerza
*De los “Emboscados”
*Autócrata Necesario
Por Rafael Loret de Mola

 

Nadie duda que, con la terrible herencia recibida –no sólo me refiero a los ejecutados sino igualmente al estado de desastre de la administración pública-, Enrique Peña Nieto tuvo un arranque exitoso… para luego caer en una especie de marasmo en el que no puede ir más hacia delante ni retroceder, si acaso negociar con los poderes fácticos que le presionan una barbaridad. En buena medida, sus propios colaboradores se han buscado los pleitos como los iniciados por el doctor Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda y a la cabeza de los “presidenciables” por el momento –nunca es bueno partir desde la “pole position”, en política, cuando un sexenio inicia-, contra los empresarios de mayor peso en materia de comunicaciones incluyendo, claro, a Carlos Slim Helú a quien pretende “apretar” desde diferentes ángulos, sobre todo en el renglón de la telefonía celular, abriendo el mercado a las empresas foráneas so pretexto de elevar la competitividad y reducir las tarifas: posiblemente suceda la contrario con la buena mano del gobierno.
El caso es que las estrategias iniciales le están revirtiendo. De sus iniciativas sólo unas cuantas han sido aprobadas por el Congreso –sobre todo en materia educativa y de telecomunicaciones-, aun cuando se suponía, desde el principio, que el “Pacto por México” –visto como una especie del Pacto de la Moncloa que posibilitó a los españoles la transición política sin alteraciones violentas a la muerte del dictador Franco-, sería la mejor garantía para reconstruir la gobernabilidad con el concurso de las fuerzas políticas diversas aun cuando éstas no coincidieran en todos los puntos pero sí en los esenciales para promover el desarrollo general e impulsarlo en una época marcada por la violencia, los desafíos de las mafias y las presiones permanentes de las grandes potencias del continente y de España, nuestra puerta hacia la Unión Europea, a pesar de su estado de crisis o con el peligro de que ésta se extienda y sólo se vea factible seguir intercambiando espejitos por oro y plata con los mexicanos.
Si se tratara de una operación financiera, dijéramos que el crédito otorgado al presidente Peña comenzó a menguar severamente en enero –al final de este mes estalló la Torre B-2 de PEMEX sin que se siga el rastro de posibles conjuras-, subió un poco en febrero –al caer quien se creía “intocable”, la maestra Elba Esther Gordillo-, y descendió en los meses subsecuentes –y ya van tres-, porque se percibe incluso que las visitas de Estado de Barack Obama, en mayo, y la reciente del presidente chino Xi Jinping, fueron a contracorriente de los intereses nacionales, esto es más beneficiosas para las naciones interesadas en hincarle el diente a una nación en fase límite entre la ingobernabilidad y el temible e no retroactivo “estado fallido”. No se equivocan del todo quienes piensan y concluyen así.
Por lo demás, las apariciones intermitentes de la esposa de Don Enrique, Angélica Rivera Hurtado, actriz por los cuatro costados, no hablan de un matrimonio consolidado sino de una política en la que se observa la actividad de la llamada “primera dama” como una intromisión y no una ayuda. Por ejemplo, fue obvio que durante la visita del mandatario chino, la esposa de éste, Peng Liyuan, se llevó gran parte del protagonismo, al lado de la señora de Peña, durante su visita –políticamente incorrecta- a los foros de Televisa aun cuando sendas señoras explicaran sus motivos por el paseo sorprendente a lo largo de una de las mayores fábricas de telenovelas en el mundo, uno de los grandes negocios multinacionales de origen mexicano. Y, pese a ello, brillaron en el breve periplo los ejecutivos principales de la empresa acaso para disimular, hasta donde fuera posible, la importancia mediática del suceso… atemperado igualmente en los diarios de corte nacional –excepto alguno con denominación de origen regiomontana-, para no opacar los acuerdos de los estadistas en cierne. Fue, de todas maneras, bastante infortunado.
Es obvio que Obama requirió a Peña un trato similar al que le brindara calderón –minúsculas-; esto es: la posibilidad de que algunos marines se introdujeran entre las tropas mexicanas so pretexto de perseguir a las bandas criminales, sobre todo de narcotraficantes, cuando bien sabemos que el negocio se genera en los Estados Unidos gracias a la fuerza de algunos de los “padrinos” cuya fuerza no pudo siquiera imaginar, en la ficción-realista, el gran Mario Puzzo en su inolvidable serie sobre los inmigrantes sicilianos convertidos en mafias al pisar Nueva York.
Esto es, en lugar de perder tiempo en buscar paja en el ojo ajeno, el gobierno estadounidense nos debe una explicación acerca de dos fenómenos indiscutibles:
A).- La razón por la cual los cargamentos infectados de drogas que cruzan sus fronteras jamás son interceptados sobre territorio estadounidense.
.- La hipocresía tremenda de que los verdaderos “capos de capos” se encuentran allí, en los Estados Unidos, y protegen la circulación y entrega de las drogas en los principales centros de consumo a lo largo de la Unión Americana.
Por supuesto quien manda da las respuestas de acuerdo a sus intereses; y por ello, claro, Obama reaccionó alimentando la sórdida idea de que calderón era digno de gratitud por su entreguismo y por ello merecedor de ser relanzando al estrellato de cuantos velan por los intereses estadounidenses. Lo mismo hicieron, por ejemplo, con el “cara de piña” Manuel Antonio Noriega en Panamá y con otros pequeños dictadores de centro y Sudamérica luego caídos en desgracia. De Harvard a la prisión de Huntsville, en Texas, sólo hay unos cuantos miles de kilómetros de distancia. En fin.
Peña, al parecer, no cedió ante Obama aunque no existe claridad al respecto. Sabemos, sí, que los diarios oficialistas minimizaron, enseguida, los objetivos de la misión norteamericana y fueron pocos los editorialistas que se atrevieron a analizarla a profundidad, sin pasar de los acostumbrados lugares comunes. Y algo9 muy similar sucedió con la presencia del presidente chino y su consorte, quienes en el último día de estadía en nuestro país, luego del descalabro inevitable en Televisa –donde se guarecieron Emilio Azcárraga Jean y Bernardo Gómez con su cola de segundos apellidos-, optaron por ser más comedidos y hablar lo menos posible lo que ocasionó alguno de los ya tradicionales dislates oratorios del señor Peña –llamó “Juan” a su huésped-, persistiendo en no preparar correctamente sus disertaciones a menos de que sus asesores no estén haciendo bien su trabajo y no le pidan mesura, cuando menos, a falta de cultura.
Si Fox cayó en los chascarrillos torpes y las citas infortunadas, calderón llegó a tartamudear frecuentemente, sobre todo por las tardes, abatido por los primeros síntomas del alcohol y terminó lanzando chistes malos para parecer simpático –algo sencillamente imposible-, Peña se enterca en no acudir a sus consejeros, a menos de que no los tenga como alguna vez me dijo uno de los miembros de su gabinete, antes de los discursos de Estado en los que, más de una vez, ha sido motivo de escarnio. ¿Vale la pena no corregir siquiera esta tremenda laguna mental por ausencia de academias serias en su apretada hoja curricular?
Debate
El riesgo ahora es que los emboscados, quienes jamás muestran los rostros sin necesidad de utilizar los pasamontañas, le estén preparando trampas continuadas al presidente Peña Nieto, digamos desde el inminente mes de julio cuando habrán de celebrarse comicios en catorce entidades del país. El intercambio chantajista, con “El Pacto” convertido en rehén, será de muy altos decibeles y, en apariencia, el titular del Ejecutivo federal parte de muy mala posición porque no tiene suficientes elementos para defenderse de los amagos de la oposición que reclamará victorias como si de un reparto de pastel se tratara, solicitando, claro, la mejor tajada. La primera prueba será Baja California y de allí todas las demás entidades.
Pero, ¿quiénes podrían estar interesados en romper el “Pacto”? La respuesta es múltiple: no sólo el rijoso Andrés Manuel López Obrador, quien no lo firmó segregándose o porque lo segregaron en ausencia de habilidad política para sumar, sino cuantos poderosos han sido objetivos iniciales de Peña y los miembros d sus gabinetes desde el momento mismo de la toma de sus célebres “trece decisiones” presidenciales. El número, quizá, fue infortunado, por cuanto algunos lo consideran de suerte infecunda, pero es el caso de que todos los poderes fácticos, muchos de cuyos rostros estaban presentes, ante él, en Palacio Nacional, se sintieron malamente aludidos en varios momentos de la disertación pero no les cambió el rostro como si midieran en donde terminaba la demagogia y comenzaba la certidumbre. Un plano que, hasta hoy, no ha sido posible superar ni siquiera remotamente.
La gran guerra intestina, digamos la “fría”, no se lleva a cabo en las trincheras d Michoacán sino a la vera de los poderosos que han sido inamovibles luego de dos alternancias en el poder Ejecutivo federal y no sé cuantas en los gobiernos estatales; de hecho sólo en un reducido número de entidades, el PRI no ha dejado de mantener sus feudos. Lo curioso es que la oposición, en cambio, pierde con facilidad los que gana circunstancialmente, desde Zacatecas y Aguascalientes hasta Chihuahua y Nuevo León pasando por Yucatán.
La Anécdota
Manuel Bartlett, el mismo que ahora se dice hipócritamente izquierdista –lo repito porque me han dejado solo en este señalamiento toral como en otros muchos casos en los que después se suman cuantos no se atrevieron a decir las cosas en su momento-, solía repetir:
–En México requerimos un presidente fuerte… que sepa aglutinar a los mexicanos.
Fuerte, sí, como sinónimo de autoritario. Y como él, otros economistas llegaron a decirme:
–Estoy segura –era una interlocutora, claro-, de que si al pueblo le dices que va a tener trabajo y comida con seguridad no le importaría volver a ser gobernado por un Porfirio Díaz.
No puedo creer que sea tan débil la conciencia nacional. No lo admitiré nunca…aunque lo vea. Perdónenme por ello, amigos lectores.
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
PEÑA NIETO NO DEBE ESCUCHAR MÁS LOS CANTOS DE SIRENA Y SÍ, EN CAMBIO, PREPARARSE SI, DE VERDAD, QUIERE SER RECORDADO COMO ESTADISTA Y NO COMO UN IGNORANTE MÁS QUE LLEGÓ A LA PRESIDENCIA DE REBOTE. YA ESTÁ MUY CERCA DE SUS ANTECESORES EN ESTE PLANO Y TAL A NADIE LE CONVIENE. NO SE TRATA DE DERRAPES DISCURSIVOS SINO DE AUSENCIA DE PREPARACIÓN; Y ELLO ELEVA LOS TEMORES SOBRE EL FUTURO DE MÉXICO.

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