Claudio Montaño

LAS ESCUELAS NORMALES Y LA EDUCACIÓN PÚBLICA

«La profesión del educador contribuye más al futuro de la sociedad que cualquier otra profesión.»

John Wooden

Mi mamá egresó de la Normal en 1971, nos platicó alguna vez que el día en que salía su generación le fue entregado su nombramiento, después de la protesta de rigor  le dieron un documento donde le asignaban su plaza como maestra de educación primaria y que la haría presentarse en una comunidad en las cercanías de la ciudad de Toluca en el Estado de México.

Durante muchos años la imaginación me llevó a conocer esa escuelita donde conocería a mi papá, él fungía como director y maestro de tercero, cuarto y quinto y mi mamá de primero, segundo y tercero. En mi mente recreé una escuela en un cerro que se podía llegar a perder en la neblina, me imaginé a dos maestros dando lo mejor de sí, inmersos en una comunidad que los acogía con mucho cariño.

El pasado 13 de septiembre, el presidente de México anunció las plazas automáticas a los egresados de las normales, ante la futura aprobación de las leyes secundarias en relación a la reforma constitucional del articulo 3º, con la finalidad de fortalecer la educación pública. Indicó que, previo cotejo de plazas vacantes, se le daría preferencia a los normalistas, además aclaró que esto no responde a presiones de integrantes la CNTE que se manifestaron en el palacio legislativo.

La medida tiene mucho de justicia a las escuelas normales como formadoras de docentes desde hace muchos años, sin embargo, una medida de esta trascendencia tiene más de medida política que estratégica, en virtud de lo que se plantea en la reforma impulsada por López Obrador. La oferta de plazas automáticas como se realizaba hace poco mas de 45 años,  sin un marco legal ni un análisis real del sistema de normales y  sin conocer la cantidad de vacantes es simplemente una promesa al aire.

El sistema educativo requiere una reingenieria a fondo, como ya lo he mencionado antes y para esto, en lo que respecta al docente, hay que considerar dos vertientes: la actualización a través del trayecto formativo de los que estan en servicio y la actualización y regionalización  de los planes y programas de las escuelas normales; sin considerar estos factores, cualquier esfuerzo resultaría vano, pues es precisamente el maestro el alma y corazón del sistema educativo mexicano.

Se trata de satisfacer una necesidad en lugar de la demanda, esto implica mejorar los procesos formativos en búsqueda de la calidad en lugar de cumplir con estadísticas de egreso. La primera tarea de una institución formadora de docentes es realizar un tamizaje para filtrar y potencializar a aquellos que cumplan con las espectativas e interés para dedicarse a esta hermosa pero demandante profesión.

Los planes y programas deben ser enriquecidos, actualizados y situados a las necesidades de la región donde se establecen, recibir un baño de actualidad que le permita formar a los niños, niñas y jóvenes de la actualidad, los cuales son muy diferentes en cada ciclo escolar y  merecen ser tratados de acuerdo a su realidad social, económica, cultural y política.

Las aulas de la actualidad requieren profesores que sean animadores, motivadores y con una capacidad de innovación e investigación que permita el desarrollo de las habilidades en la resolución de situaciones que enfrentará el estudiante en la vida real.

Esta es la gran oportunidad de generar un cambio real, fortalecer las normales no es solo dar mayor presupuesto o generar discursos sobre su relevante papel en la sociedad, las normales en su historia han sido cuna de movimientos revolucionarios: Genaro Vázquez, Lucio Cabañas, Eulalia Guzmán Barrón, Justo Sierra, Rosaura Zapata, Otilio Montaño, Amalia González Caballero de Castillo Ledón y muchos más han influido tanto en la historia de nuestro país no solo por haber llenado las cabezas de los nubiles estudiantes de sus aulas, sino por haber movido conciencias en la búsqueda de un México mejor.

«Si tienes que poner a alguien en un pedestal, pon a los maestros. Son los héroes de la sociedad.»

Guy Kawasaki

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