Claudio Montaño

Alta dirección en educación

Decía Colin Powell “No hay ningún secreto para el éxito. Es el resultado de la preparación, el trabajo y aprender del fracaso”, y si lo llevamos al ámbito educativo se puede aplicar con mucha presicion al analizar cómo se asignaban las plazas de directores en el sistema educativo.

El director de la nueva escuela debe dejar atrás al “jefe encargado” cuya principal tarea es mantener un estatus y ordenar que se cumplan las órdenes, hacer ostentación del cargo como figura central delproceso educativo y de manera autocrática dirigir una institución. Este esquema de dirección genera más conflictos en la formación de los niños, las niñas y los jóvenes, el docente que no es incluido en la construcción de la escuela, que no se siente apreciado y sobre el que se ejerce presión contínua solo desahoga su frustración en los piupilos de las alulas.

En la nueva escuela se requiere más que un jefe frente a ella, se requiere un estratega que con una visión periferica seleccione y analice información para la toma de decisiones, que adopte temas de Gestión Estratégica y Alta Dirección para que desarrolle habilidades y competencias que motiven el crecimiento interno y la adecuada proyección hacia la sociedad. “La Administración estratégica es un proceso cuya principal intención es la toma de decisiones con el fin de crear nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo tomando como herramientas elementales la planeación, la implementación, la ejecución y evaluación del proceso; empleando este último para tomar decisiones que dirijan a la organización a la consolidación y crecimiento”.[1] En este tenor, la educación resultaría beneficiada de una herramienta fundamental en la gestión de recursos humanos, materiales y financieros, incorporar en las escuelas fundamentos probados en grandes empresas agregándoles el factor humano y vocacional que la educación requiere y que es importante resaltar.

La alta dirección involucra a todos en la construcción de la visión y la misión, así como de resaltar los valores necesarios para cumplir con el objeto de la institución, este concenso dirigido ayuda a que todos se sientan parte del diseño, proceso y logros del colectivo. El director no es visto como el jefe, sino el lider que contribuye con el liderazgo efectivo. Cuando un integrante del equipo no cumple con su parte del trabajo y es necesaria la llamada de atención no es el poder formal o legal, es la autoridad moral la que ejerce influencia, se emplea el diálogo y la mediación para conciliar compromisos.

La nueva escuela no es una empresa, es un hogar que requiere de nuevas herramientas para lograr su propósito: formar futuros ciudadanos felices.

Director estimulante, docente comprometido, estudiante exitoso; esta sería la verdadera reforma educativa.


[1] Torres, Z. (2014). Administración Estratégica. México: Editorial Patria.



[1] Torres, Z. (2014). Administración Estratégica. México: Editorial Patria.