Desafío: Cínicos y Voraces

Mi capacidad de asombro se agiganta, una vez más, n este México kafkiano en el cual los ladrones exigen “su” dinero y los “capos” aseguran que irán contra ellos y los secuestradores en ausencia de gobierno, es decir del régimen deplorable de peña nieto a quien, de ninguna manera, podremos “perdonar” los mexicanos si ello implica la vergüenza de sostener la impunidad para burla de los mexicanos y de cuantos fueron manipulados y afrentados durante el largo sexenio de la infamia; el de la barbarie fue el de calderón y el de la parálisis el de fox.

Nos hizo estragos la derecha, a la que pertenece también el “niño guapo” del Estado de México convertido hoy en rastrojo como el cantante a quien llaman “el sol” también beneficiario de la cadena de la impunidad reflejada en sus correlaciones con los peores y más ricos de este país, digamos Jaime Camil Garza, ejemplo clarísimo de la mafia del poder público y sus cómplices. No entiendo cómo al divulgarse tales hechos, confirmados todos, puedan sostenerse los imperios del mal y las bases sobre las que camina la aristocracia mexicana, desde siempre, con la corrupción magnificada en aviones de gran autonomía o flotillas de ellos al servicio de los intocables hijos del establishment.

No es posible entender cómo la Procuraduría General de la República actúa ferozmente contra los autodefensas y cuantos alzan las voces, bajo mil pretextos inventados, y deja hacer y deshacer a personajes que luego se vuelven referentes al narrar las vidas de los cantantes privilegiados por sus relaciones non santas y sus vergonzosas alianzas con los peores “capos” bajo el pretexto de realizar series televisivas o películas que nunca se estrenan pero justifican los andares de la farándula por los campos minados del México en donde se ajusticia a los inocentes y se protege a la canalla.

Los expedientes están allí; las evidencias también. Pero la televisión de paga, como Netflix, suele convertir en héroes legendarios a los criminales, digamos como en el caso de Pablo Escobar “El Patrón del Mal”, y apuesta por las primeras damas que huyen de sus consortes y luego son convertidas en reinas de la zaga. Señalamientos a medias con gran parecido entre la ficción y la realidad en medio del asombro de quienes viven con los ojos vendados y se espantan, pero creyéndolas exageradas, ante una rendija acusatoria.

En México, la forma del entretenimiento consiste en exhibir nuestros propios dramas y estar pendientes de cada capítulo de horror que no es sino un pálido reflejo de la esfera de la realidad, de esa que nos atrapa sin remedio y nos hace rehenes de una clase política cuya fuerza, hasta ahora, no ha sido vencida aunque se anuncian medidas para evitar la voracidad enferma de los mal llamados servidores públicos.

Sí, porque también sentí náuseas al observar la manifestación de los futuros legisladores del PRI y el PAN con una manta que decía: “López No Nos Quites Nuestro Dinero”. Imbéciles. ¿No saben que ese capital proviene del erario público, esto es del pueblo que aporta sus tributos, y debe por tanto ser administrado cabalmente y no derrochado en bienestares para los zánganos que, hasta ahora, se pastorean por los recintos legislativos y judiciales?

La Anécdota

Lo peor es saber que peña autorizó elevar los emolumentos de la burocracia dorada en mayo pasado, a espaldas de la ciudadanía y retroactivamente hasta enero, esto es una millonada, para asegurar con ello supuestas lealtades y futuros para quienes no hallarán más que el desprecio de por vida, sino es que la cárcel de hacerse verdadera justicia sin perdones ni amnistías superficiales, mientras el nuevo régimen se acomoda y le cumple a los mexicanos, en serio, sobre un punto fundamental: derrotar a la serpiente dorada de la impunidad y colocar a peña, y a otros ex mandatarios, detrás de las rejas luego de sentencias acordes al brutal daño que han hecho.

No tienen vergüenza, dicen muchos; pero realmente importa es que dejen de ser antecedentes para formar a los políticos con la miseria humana de reclamar sueldos de lujo para “representar” –lo que no hacen-, a los mexicanos depauperados y hastiados de alzar las manos ante el bandidaje oficial.

¡No a los salarios de lujo de legisladores y ministros de la Corte! ¡Váyanse a donde quieran que ya han atesorado mucho más de cuanto podrá obtener un mexicano medio en diez vidas! Parecen pordioseros de millones cuando han conducido a la miseria a millones de compatriotas para proteger a los personajes de película.
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