No les hace “meyo”

Muy a pesar de que Donald Trump ha seguido con su ridícula campaña de recuperar la nación americana y alejar a todos los inmigrantes culpándolos del desempleo en la unión americana, ha sido una constante en donde los estadounidenses lo único que han visto de avance es en el crecimiento de odio hacia la gente inmigrante pero no en sus empleos.

Se dice mucho, pero con cortina de humo tratan de esconder la cruda realidad en donde muchos empresarios principalmente en el sector agrícola se han estado viendo perjudicado en su campaña sucia del presidente de los Estados Unidos en donde ya piden de rodillas que se ponga a gobernar a su país y menos fanfarronería.

Durante toda su campaña electoral, a la fecha siendo el actual presidente de EE.UU., ha dicho mucho sobre el acabar con el problema de la migración ilegal, pero son cosas que para los migrantes no le tienen miedo ya que continúan buscando la manera de cruzar a ese país sin importar las consecuencias con tal de encontrar una mejor calidad de vida para sus familias.

Así son los migrantes, aquellos seres humanos que abandonan su lugar natal para salvar a su familia de la pobreza, son quienes caminan sin importar las horas; los que se agotan sin descansar; quienes soportan los fuertes rayos del sol, o los estragos del frío, aquellos que ven caer gotas de sudor sobre sus rostros.

Un sacrificio que los centroamericanos intentan sin parar, todo con la finalidad de cruzar hasta Estados Unidos y trabajar en aquel país, ilusión que crece en cada uno de ellos y permanece de pie cada minuto en su andar.

En esa búsqueda del sueño americano inician un vía crucis antes de su partida. Con esfuerzo hombres, mujeres y hasta jovencitos ahorran por algún tiempo varias monedas para que éstas les sean entregadas a los llamados “polleros”, quienes tienen el supuesto compromiso de cruzarlos hasta el territorio americano, sin embargo, el valor de estas monedas les es robado durante el paso por nuestro país; dejándolos completamente en el desamparo, es ahí donde comienza su propio vía crucis.

Es muy lamentable que todos ellos que oscilan de entre los 16 y 35 años, algunos de ellos deciden ser acompañados de sus pequeños hijos ahora se encuentren varados en alguna parte de este país con la única idea de cumplir el sueño americano, arriesgan el todo por el todo sin temor.

Es fácil detectar a un migrante, por lo general visten cómodamente jeans, playeras, tenis y una mochila donde seguramente llevan agua, y otros objetos. Salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y nicaragüenses se detienen a recuperarse porque caminan hasta 180 kilómetros al día ante la falta de vagones o furgones que abordar; es verdad que muchos encuentran asilo en donde pasar la noche, pero otros, lamentablemente no corren con la misma suerte su acento los delata y son asaltados, golpeados, maltratados, se les viola constantemente los derechos humanos y son denunciados ante las autoridades federales, con este acto los migrantes ven truncado su sueño.

Algunos se esconden entre matorrales o se arriesgan al abordar transportes locales que les llegan a cobrar hasta 10 veces más el costo del pasaje, esto lo realizan con la intención de llegar a Estados Unidos e incrustarse ahí y ganar algunos dólares; mismos que están destinados acabar con la mala vida que han llevado durante muchos años.

Cargando su cruz los centroamericanos siguen cada vez más adelante, saben del peligro, pero éste no es obstáculo para cumplir su cometido. Con hambre y dolor reflejado en su rostro cada uno de ellos espera que caiga el sol sobre las vías del ferrocarril, y escondidos sobre los matorrales esperan a que pase el tren que los llevará hacia otro destino, lugar del cual no están seguros si llegarán, pero con un poquito de suerte llegan a como den lugar al país en donde el “sueño americano”, está a punto de iniciar. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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